FIRMAS Marisol Ayala

25 años de una ilusión universitaria que se mantiene. Por Marisol Ayala

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Publicado en La Provincia /Diario de Las Palmas, 04.05.2014

Nunca tanta ilusión hizo tanto bien. Veinticinco años han transcurrido desde que se forjó una demanda grancanaria nacida de uno de los movimientos sociales más preclaros del siglo XX en la Isla. La Universidad de las Palmas de Gran Canaria celebra el martes su XXV aniversario, resultado de una iniciativa popular sin precedentes que se reflejó en las calles de la capital grancanaria, y de la que el periódico LA PROVINCIA / Diario de Las Palmas fue uno de sus impulsores, abanderados y testigo fiel. Es objetivo de esta celebración, según el gobierno universitario, reforzar su identidad y reconocer que nuestra alma máter es la única universidad española que surge tras un movimiento civil que conquistó y desbordó a los partidos políticos.

Manifestación por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

El solemne acto académico del XXV aniversario cuenta con la presencia de Federico Mayor Zaragoza, exministro de Educación de uno de los gobiernos de Adolfo Suárez, que será investido doctor honoris causa. Junto a él también reciben el reconocimiento de la sociedad y de la comunidad universitaria los seis presidentes del Consejo Social, los 24 mecenas, dos cooperadores, los seis honrados con las medallas de la ULPGC y los tres rectores: Francisco Rubio Royo, Manuel Lobo Cabrera y José Regidor García.

La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) se puso en marcha sobre los cimientos de una enorme esperanza colectiva, con múltiples obstáculos y escasos recursos. Su nacimiento estuvo a punto de fracturar el proceso autonómico por la caprichosa negativa auspiciada desde Tenerife, pero con el paso del tiempo se ha comprado que la institución académica ha colaborado de forma decisiva en el progreso económico y en el bienestar social de Canarias. Tras su gran impulso formativo, investigador, educacional y cultural, Gran Canaria se sitúa ya en número de titulados universitarios en niveles similares al resto del Estado.

Es de justicia reconocer y personalizar en Lorenzo Olarte el sentir de todos que, después de anticiparse a adquirir el suelo del que sería el Campus de Tafira, con su firma dio lugar a la ULPGC. No se partía de cero. Había sólidas bases, pero las iniciales estrategias que diseñó el primer rector, Francisco Rubio Royo, como pilares de la ULPGC, se hacen visibles ahora con áreas de conocimiento y titulaciones que entonces eran ajenas a esta Isla. En aquella primera época la ULPGC participa de forma voluntaria en los programas experimentales y de evaluación de las instituciones de educación superior de la Unión Europea, y arranca entonces un campus con 6.000 estudiantes, que en este curso suma 26.000.

El empeño de todos se plasmó en dos singularidades que distinguen a la ULPGC. No conviene olvidarlo. Una clara vocación de encontrarse con otras universidades, para que los profesores pudieran salir a formarse al exterior; y una gran aportación de entidades privadas.
Con Manuel Lobo en el rectorado se alcanza la sostenibilidad financiera, la consolidación de las titulaciones, de las infraestructuras y de la investigación, con el fundamental despegue de los institutos universitarios de investigación y desarrollo.

La ULPGC con José Regidor, rector aún en este momento, acredita su labor en la internacionalización de estudios y proyectos y por el apoyo decidido a los grupos de investigación, con la presencia en avanzadas infraestructuras como la de la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan), y por la apuesta del campus de excelencia en una iniciativa pionera con La Laguna.
Sin encerrarse en la torre de marfil de los departamentos, institutos y laboratorios, respondiendo al interés colectivo, no han faltado aulas de extensión universitaria, como la Wagner o la Manuel Alemán; cursos de verano en Maspalomas y Gáldar; y centros en otras islas como Lanzarote o Fuerteventura.

Pese a la juventud de esta universidad en un entorno complicado, insular y ultraperiférico, la ULPGC se ha enraizado en el territorio, con una clara vocación tricontinental. Formar parte del espacio europeo de educación superior, desde la posición geoestratégica de las Islas, que ofrece a nuestra universidad considerables posibilidades de futuro, en África y América, tanto para profesores e investigadores como para estudiantes.
Los retos que vive el Archipiélago no pueden hacer tambalearse el proyecto universitario, al contrario, deben servir de estímulo para que la ULPGC sea referencia de reflexión y liderazgo ante los problemas capitales de la sociedad insular.

Es evidente. La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria es una institución fundamental para Canarias. Y la sociedad canaria está orgullosa de su universidad. Como transmisora de saber y pensamiento e impulsora de la investigación, está llamada a prestar un servicio insustituible al Archipiélago, y debe planteárselo con la mayor autoexigencia. Abierta a un mundo complejo y lleno de dificultades, debe ofrecer a los ciudadanos la posibilidad de formarse como profesionales competentes y competitivos, allá donde estos quieran trabajar.

Por esta razón nos parece que debemos aprovechar la celebración de este XXV aniversario para reflexionar sobre el papel de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, obligada por su origen a servir a la sociedad que la promovió. Y no por evidente, hay que olvidarlo. Para cumplir con sus fines de la mejor manera posible debe contar con los medios adecuados. En este universo globalizado la ULPGC está obligada a hacer un esfuerzo para fomentar y crear empleo, y contribuir así de forma decisiva al desarrollo y crecimiento de una economía inteligente.

Uno de los aspectos preocupantes de la crisis en que nos encontramos, denunciado esta misma semana por los rectores de las universidades españolas, es la asfixia económica y el frenazo en la renovación del profesorado. Canarias, en cuestiones de financiación, aún tiene mucho que decir al Estado, pero esta circunstancia se escapa de la celebración de un feliz XXV aniversario.
Habrá que ver hasta qué punto el Gobierno de Canarias, cuyo consejero de Educación conoce bien la ULPGC a la que pertenece, y la sociedad canaria, representada por sus instituciones, están dispuestos a hacer una apuesta fuerte por la Universidad en las Islas, similar a la que ya está ofreciendo brillantes frutos en otras regiones.

En este terreno, y con la mirada los próximos 25 años, con la ilusión compartida de aquellos inicios y con el optimismo en el porvenir, Canarias está abocada a ser capaz de competir con la máxima ambición universitaria y la ULPGC, a su vez, a perseverar mejorando en calidad y servicio para seguir alimentando la ilusión que la hizo nacer.

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