Agencias.-La capital tinerfeña ha participado en la noche de ayer en la celebración de la Jornada Mundial Ciudades por la Vida, una iniciativa emprendida por la Comunidad de Sant’Egidio, con el apoyo de la Coalición Mundial contra la Pena de Muerte, a la que pertenece Amnistía Internacional. Durante el acto realizado en la plaza de la iglesia de La Concepción, en cuyas paredes fueron proyectados pictogramas alusivos, el cantante Andrés Molina dio lectura al Manifiesto contra la Pena de Muerte, cerrándose con la actuación de la rondalla Unión Artística El Cabo.
La fecha elegida, el 30 de noviembre, rememora el aniversario de la primera abolición de la pena de muerte en un estado, que llevó a cabo el Gran Ducado de Toscana en 1786. La jornada se convoca desde 2002 para impulsar la abolición de la pena capital en todo el mundo. Cerca de 80 ciudades participaron en la primera edición, cifra que ha ido creciendo en la última década hasta las 1.600 de este año, con actividades culturales, espectáculos y proyecciones, así como otras acciones de sensibilización.
Texto del Manifiesto contra la Pena de Muerte
“Un año más, hoy, 30 de noviembre, nos reunimos para celebrar una nueva edición de Ciudades por la Vida. Más de 1600 ciudades conmemoran hoy el aniversario de la abolición de la pena capital en el Gran Ducado de Toscana, en el norte de Italia, en la que en 1786 se abolió la pena de muerte por primera vez en el mundo. 220 años después, son más de 140 los países que han dicho NO a seguir matando en nombre del Estado. Sin embargo, no podemos bajar la guardia: en los últimos años, varios países han reanudado las ejecuciones o manifestado su intención de reanudarlas. Países como Gambia, India, Indonesia, Kuwait, Nigeria, Pakistán y, recientemente, Vietnam. Parecen buscar en la pena capital una supuesta solución a la delincuencia y al crimen. Pero la realidad es muy distinta: no existe ni una sola prueba fehaciente de que la pena de muerte sea un factor disuasorio, pero sí existen claros ejemplos de que es discriminatoria y a menudo se utiliza de forma desproporcionada contra personas económicamente desfavorecidas, minorías y miembros de comunidades raciales, étnicas o religiosas. La verdadera solución pasa por abordar de una manera efectiva los problemas del sistema de justicia penal: una actuación policial efectiva, la celebración de juicios justos, mejoras en educación y el pleno respeto a los derechos humanos son la verdadera clave para reducir los índices de delincuencia. Las autoridades de los países retencionistas justifican la pena de muerte debido al gran apoyo de la ciudadanía. Sin embargo, cuando se tienen en cuenta factores como el riesgo de una ejecución errónea o la parcialidad de los juicios, el apoyo público a la pena de muerte disminuye radicalmente. Las víctimas de la delincuencia merecen justicia, pero la pena de muerte no es la respuesta. Se trata de buscar soluciones eficaces, no viscerales. Amnistía Internacional y la Comunidad de Sant Egidio, nos oponemos, aquí y ahora, a la pena de muerte en todos los casos; sin excepción; con independencia de la naturaleza y de las circunstancias del delito, de la culpabilidad, inocencia u otras características de la persona y del método empleado por el Estado para llevar a cabo la ejecución. Por todo ello, pedimos al Gobierno español que siga apoyando activamente la lucha contra la pena de muerte y que ésta se convierta en una prioridad en sus relaciones bilaterales, con acciones concretas por personas concretas, y así contribuir a salvar vidas. La pena de muerte viola el derecho a la vida, proclamado en la Declaración Universal de Derechos Humanos, y es el castigo cruel, inhumano y degradante por excelencia. El mundo puede cambiar pero no lo hará sin tu colaboración. No a la pena de muerte”.Jornada de Ciudades por la Vida
La celebración de la Jornada de Ciudades por la Vida es una nueva oportunidad para que las autoridades españolas sigan apoyando activamente la lucha contra la pena de muerte y que ésta se convierta en una prioridad en sus relaciones bilaterales con países que mantienen vigente la pena capital, sumando esfuerzos con otros países de la Unión Europea, con acciones concretas por personas concretas, y así contribuir a salvar vidas.
Amnistía Internacional y la Comunidad de Sant’Egidio han llevado a cabo actos similares en más de 20 ciudades, entre las que destacan Madrid, Barcelona, Málaga, Bilbao, Logroño o Palma de Mallorca, donde se ha pedido el fin de este castigo cruel, inhumano y degradante.
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