Los famosos stress tests son escenarios predictivos de como reaccionaría una entidad financiera a tensiones económicas extremas.
Por tanto, la única estrategia posible frente a incertidumbres de tipo 2 consiste en preparar a la organización para que sea capaz de sobrevivir a las situaciones más duras e inesperadas.
Un escenario es una memoria de un posible futuro. La memoria se enfoca al pasado normalmente, pero un buen manager es aquel que tiene memoria de futuro. Alguien que ante una situación inesperada experimenta una especie de déjà vu, porque en su momento fue capaz de construir un escenario en torno a ella.
Qué aprendizaje nos deja el Coronavirus:
Según la mayoría de líderes de opinión en el ambito económico y financiero, las secuelas que dejará esta crisis (cisne negro), del Covid19 serán muy importantes. Incluso llegan a compararla con la recesión del 2008, aunque algunos de los más optimistas esperan que la recuperación llegue en torno al 2021. Las medidas anunciadas por los gobiernos nacionales y por la Comunidad Europea, han producido un efecto amortiguador que ha frenado posibles reacciones de pánico que habrían sido bastante más nocivas que la propia pandemia. Habrá que ver, sin embargo, si las cacareadas ayudas gubernamentales se dan realmente y si éstas son suficientes para reparar el desaguisado.
Además, hablamos de un pandemia y no todas las naciones están actuando de acuerdo a la experiencia que vivimos en China y Europa. Es de suponer que muchas de ellas, sin una visión del problema adecuada y/o sin recursos sociosanitarios, representarán lastres importantes de cara a esta ansiada recuperación. En este pelotón se encuentran naciones emergentes como México, Chile, Argentina, Brasil, la India y otros países del sudeste asiático. No olvidamos Estados Unidos cuyo presidente parece decidido a hacer surf sobre un Tsunami.
Lo cierto es que fenómenos como el que analizamos deja muchas lecciones que aprender. Posiblemente desarrollemos una vacuna a corto plazo, sin embargo no es la primera vez que los virus se manifiestan de forma tan dramática. La mal llamada gripe española, también de origen chino, mató a 50 millones de personas una vez terminada la Primera Guerra Mundial. En España afectó a 8 millones de personas y causó 300.000 muertes. La epidemia de la risa de Tanganika, la gripe de Hong Kong, SIDA, Cólera, la Gripe A, la Gripe Aviaria, Zika, el Ébola y otras registradas durante el siglo XX y lo que va del XXI son toques de atención que invitan a pensar que estos cisnes negros ya no lo son tanto en la medida en que se manifiestan con cierta frecuencia en cualquier lugar del planeta.
Los virus son nuestros compañeros de viaje desde el principio de los tiempos. Pero lo novedoso en el caso del Covid19, es que vivimos en un mundo globalizado, en el que contamos con más avances en medicina, más recursos y equipamientos sanitarios, pero la realidad es que el contagio es invisible y se extiende a todos los rincones del planeta con rapidez. Quizá ha llegado el momento de considerar las epidemias como escenarios que requieren del diseño de estrategias a nivel supranacional, gubernamental, organizacional y empresarial.
Estrategias que hagan énfasis en la prevención, pero que también contemplen protocolos coordinados y aprovisionamiento de recursos que permitan proteger con holgura a los sanitarios y a la población en general. Con todo, las incertidumbres seguirán presentes pero quizá no asistamos a este espectáculo de descoordinación, improvisación y de muerte que nos transmiten a diario los medios de comunicación.
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