Elblogoferoz/P-es/RTVE. Kosovo, Zaire, Argelia, Afganistán, las revueltas árabes… La cámara de Gilles Jacquier ha grabado el horror y la violencia en los lugares más remotos del mundo. Era, según sus compañeros, «un periodista aguerrido» que ya no podrá seguir denunciando la represión y la barbarie.
Un obús alcanzó al avezado periodista de France 2 cuando cubría una manifestación progubernamental en Siria. El presidente Bachar al Asad había dejado entrar por primera vez a la prensa internacional al país para demostrar que su régimen no se tambalea. Y Homs, el epicentro de las protestas y la represión policial, era una de las paradas del ‘tour’.
El reportero, de 43 años, había llegado a Siria con su camarógrafo, Christopher Kenck, quien también resultó herido en el ataque. Ambos habían conseguido un visado oficial como reporteros del programa «Enviado especial».
Los que conocían a Jacquier le describen como un “profesional aguerrido que amaba a la gente” y aseguran que “no era ningún loco, ni iba de héroe”, pero para contar historias necesitaba vivirlas en primera persona.
Comenzó su carrera en France 3 en la ciudad de Lille en 1991, y tres años más tarde pasó a la edición nacional. En 1999 se trasladó al canal France 2, para el que cubrió los conflictos de Irak, Kosovo, Oriente Medio y Afganistán, y, además, colaboraba en el programa «Enviado Especial».
En 2003 recibió el premio Albert-Londres junto a su compañero Bertrand Coq por un reportaje sobre la Segunda Intifada palestina, y en 2009 ganó el premio Jean-Louis Calderon del festival de Guión y Periodismo Festival de Angers por su reportaje sobre Afganistán: Escuela de pizarra negra. En 2011 también fue galardonado con el premio Ilaria Alpi.
«En los terrenos difíciles, se necesita valor para obtener las imágenes, estar en el lugar adecuado, en el momento preciso, sin tomar demasiados riesgos. Y también se necesita algo de suerte«, aseguró Jacquier en una entrevista hace diez años. «Me horroriza la guerra, pero sobre el terreno es donde se consiguen los verdaderos encuentros. Muchas veces, la gente es ella misma, se sincera ante la cámara«.
Sus colegas de profesión le recuerdan como un periodista modesto, generoso y sonriente. «Jacquier siempre estaba dispuesto a ir a cualquier lugar, pero se mantenía en calma, nunca frenético ni exaltado», recuerda un compañero en la página web de France 2.
El consejero delegado de la televisión francesa, Rémy Pflimlin, ha afirmado que es una «tragedia para los periodistas del servicio público». Thierry Thuillier, el director de noticias de la cadena, se ha referido a su muerte como «un acontecimiento abrumador».
Publicado bajo licencia de Periodista-es.org
Añade un comentario