En un enternecedor tuit enviado por Román Rodríguez tras la reunión del Consejo Político de su disminuido partido, el presidente vitalicio de Nueva Canarias desliza un curioso lapsus: dice que “el próximo Congreso Nacional de Nueva Canarias que celebraremos en julio es de los más necesarios e ilusionantes que recuerdo”. No sé alarmen, no es que Román comience a sufrir dificultades propias de la vejez. De hecho, está como una uva, hasta envidia da: este hombre parece poco usado de lo bien que se conserva. Si consigue recordar un Congreso que aún no se ha producido, no es por senilidad, sino por costumbre. En la historia de Nueva Canarias, Román se ha podido permitir recordar incluso lo que ocurriría en los Congresos antes de celebrarlos, porque siempre, desde hace veinte años, ha ocurrido exactamente lo mismo: que él salía elegido presidente del partido y Carmelo Ramírez su número dos. En Nueva Canarias las cosas son así desde el principio, y es poco probable que vayan a cambiar sólo porque Román se diera de bruces con una realidad que no esperaba después de las últimas elecciones regionales.
La cosa es que entre los socios locales que aportan a Nueva Canarias sus votos, hay bastante cabreo con Román. Le han pedido que de garantías de que no va a seguir en la presidencia del partido, y de que se va a producir una amplia renovación de cuadros, como suele ocurrir cuando los partidos sufren una estrepitosa derrota, que es lo que le ocurrió a Nueva Canarias, que no logró siquiera colocar a su presidente en el Parlamento regional, y se quedó bastante fuera de todo o casi todo.
Este sábado, los problemas parecen haberse desatado finalmente: los alcaldes díscolos –que no son de Nueva Canarias, pertenecen a partido locales y concurren a las elecciones coaligados con Nueva Canarias- escenificaron su malestar no participando en la reunión del Consejo Político reunido el sábado en el Club Metropol de Las Palmas, para adelantar ese Congreso cuyos resultados Román ya recuerda. Lo hicieron probablemente para manifestar su desagrado con la renuencia de Román a dar un paso atrás
La ausencia de los alcaldes y dirigentes de los partidos locales que aportan votos a Nueva Canarias, puso a todo el mundo de muy mal humor en el Consejo, por lo que pudiera significar, supongo, pero lo que realmente parece haber cabreado a Román es que Teo Sosa, que revalidó en las últimas municipales su aplastante mayoría, y es además el pívot de la rebelión de los munícipes, prefirió pasársela con Fernando Clavijo en un acto en Gáldar del proyecto Rutas 2030. No debiera ser un delito grave que un alcalde decida quedarse a un acto en su pueblo antes que asistir a una reunión de partido, ni que el presidente de Canarias asista a un evento organizado por su Gobierno, en un municipio cuyo alcalde no es de su partido. ¿Verdad?
Pero yo entiendo la suspicacia y el cabrero de Román y los suyos: para empezar, van dos en apenas dos días: el viernes anterior por la noche, Clavijo participó en un homenaje a vecinos de Gáldar que se han significado en su trabajo en los barrios. No debería sorprendernos que Román crea que tanto cariño reciente, coincidiendo con la que se prepara en Nueva Canarias, es una provocación bastante evidente. Clavijo es lagunero: le gustan estos juegos de hacer guiños y mandar señales. Teo es otro cantar: si ha elegido quedarse en su pueblo y ha convencido a algunos para que no fueran al Consejo Político es porque a estas alturas debe tener ya decidido que o Román se retira de la presidencia de Nueva Canarias, o se va a quedar con un partido vacío.
Se acerca una buena pelea, me huelo. El que hace dos décadas fuera presidente del Gobierno regional con Coalición Canaria –ese hombre tan seguro de sí mismo que recuerda cosas que aún no han ocurrido- se ha convertido en uno de los principales enemigos de la reunificación nacionalista o de cualquier cosa que se le parezca. Tras las elecciones de 2015, prefirió apostar por un acuerdo con el PSOE y Podemos que hacerlo con Coalición Canaria y el PP. Román es un tipo listo: sabe que no tiene futuro alguno si Teo se hace con el control de Nueva Canarias, si los dueños de los votos de Nueva Canarias deciden llegar a un acuerdo para que el nacionalismo pinte algo en el futuro.
Por eso ya ha hecho saber que Nueva Canarias votará en contra de los Presupuestos. Hoy está más cerca del PSOE que del nacionalismo. Su apuesta puede convertirle en un solitario alejado del poder. Aunque aún falta saber qué opina Antonio Morales de todo esto. Asistió al consejo, aunque no se hizo fotos luego. Y no parece estar muy preocupado por la revuelta de los alcaldes.
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