El 98% de los autores de violencia sexual son hombres.
Una de cada 20 mujeres mayores de 15 años de la Unión Europea ha sido violada.
Una de cada 10 mujeres dentro del mismo contexto geográfico ha sufrido violencia sexual por parte de su pareja o expareja.
1 de cada 10 víctimas de violencia sexual llevada a cabo fuera de la pareja, se realizó por más de un agresor en el incidente más grave.
Alrededor de 13,7 millones de mujeres ha sufrido violencia sexual en el contexto europeo.
El 24,2% de las mujeres residentes en España de 16 o más años han sufrido violencia física y/o sexual en los últimos 12 meses, a manos de parejas, exparejas o terceros.
El violador, el acosador sexual, el que abusa del sexo, el masoquista o la masoquista es un psicópata sexual irreversible. A esta conclusión han llegado psiquiatras, psicólogo y abogados, fiscales y jueces que han determinado que no existe tratamiento alguno, ni medico ni penal, para corregir ese desviamiento sexual del ser humano.
El tema es peliagudo y difícil de sanar con los tratamientos actuales. Siempre ocurre igual, el violador sale de prisión y al cabo de días o meses, incluso años, vuelve a violar y esta segunda o tercera vez con el agravante de asesinar a su víctima para que no pueda ser reconocido. El acosador y el abusador sigue el mismo camino del violador, con el eximente de no ser consciente de que, también, se trata de un acto violento en contra de la voluntad de la mujer. Sucede en todas las ciudades del mundo, el toqueteo en el metro mientras está completamente lleno, el manoseo en los conciertos, en las verbenas, al que no se le da mayor importancia, corresponde a un tipo de personalidad que entraña una psicopatía sexual inclinada a la perversión sexual.
En estos días en los que se ha descubierto a la opinión pública el caso de un famoso político que ha confesado tener problemas sexuales y ha sido denunciado por obseso sexual, violento, agresivo acosador sexual, constituye la punta del iceberg relacionado con este tipo de delincuencia. Aunque el retrato robot de este tipo de personaje, que además es consumidor habitual de drogas, adicto a la cocaína, nos induce a pensar en gente con desarraigo familiar y antecedentes de violencia domestica en el domicilio materno, no significa que sea el prototipo de esta clase de violentos psicópatas. Ni siquiera los inhibidores sexuales, ni la castración puede evitar, muy al contrario, el comportamiento violento hacia el sexo femenino de estos depredadores sexuales que unas veces inconscientes y otras conscientemente, culpan a la mujer de todos sus males.
En los últimos años se ha venido desarrollando una terapia basada en la inteligencia artificial (IA) para corregir este tipo de psicopatología.
La inteligencia artificial (IA) irrumpe en el ámbito del sexo, impulsando una revolución que promete experiencias personalizadas, mayor placer y seguridad, abriendo las puertas a un mundo de posibilidades inimaginables para la exploración sexual. Los asistentes sexuales virtuales se convierten en compañeros íntimos, conversando con el paciente, respondiendo preguntas y brindándote consejos sobre sexo. Le ayudan a encontrar pareja compatible o a explorar prácticas que siempre le han intrigado.
Esto quiere decir que la IA cumplirá el objeto del tratamiento a través de la practica sexual con el enfermo. Sin embargo, castigará la violencia cuando se produzca en su relación sexual mediante descargas eléctricas dirigidas a anular el placer sexual que le pueda producir ese tipo de conducta sexual. La IA combate el acoso sexual, el ciberbullying y todas las formas de violencia sexual.
Estamos ante un descubrimiento que puede ser el tratamiento ideal para intentar sanar las psicopatías relacionadas con el sexo. No obstante, será necesario desarrollar estrategias de prevención y promover un uso responsable de la tecnología.
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