Andrew Morton, autor de escandalosas biografías de Diana de Gales, Tom Cruise y Mónica Lewinsky, destapa en su libro Ladies of Spain interesantes historias de alcoba del rey de España Juan Carlos I.
Po lo visto, y según Morton, la mujeres que habían pasado por el tálamo real podían sobrepasar la cantidad de 1.500, dicho así, a bote pronto, parece una cantidad importante pero sabida la capacidad sexual, que no cerebral, de nuestro exrey parece quedarse corto. El caso es que dicen tiene una atracción y especial gusto por las artistas, Raffaella Carrá, Paloma San Basilio, Sara Montiel, Bárbara Rey. con quien su esposa, la Reina Sofía sorprendió en la cama, son sólo un ejemplo de las muchas actrices y cantantes que aparecían por televisión española. Por lo visto el “Monarca salido” donde ponía el ojo ponía…
El colega Josep María Loperena, escritor y estudioso de la vida del Rey dice: “Los Borbones siempre han sido unos puteros”. El caso tiene su verdad, sobre todo si tenemos en cuenta que el rey Alfonso XII fue fruto de un adulterio. Era hijo de Isabel II y de un capitán de ingenieros catalán, apuesto y galante, que se llamaba Enrique Puig y Moltó. La propia reina, un día en París, se sinceró con su hijo y le dijo que «la única sangre de los Borbones que tienes en las venas es la mía»
Durante muchos años en España existió un pacto de silencio con la familia real. Todos los medios de comunicación y la Iglesia Católica, aún sabedores de las cacerías y negocios de “Juanito el campechano”, permanecieron sordos y mudos en aras de no dañar la imagen del monarca y su familia, del futuro de la casa real.
El diario británico Sunday Times escribió que “el rey Juan Carlos es un mujeriego en serie que no ha compartido cama con su mujer desde hace 35 años”.
El Daily Mail dijo que “el monarca le habría tirado los trastos a la princesa de Gales”.
Hace siete años la biógrafa real Lady Colin Campbell, haciendo referencia a Lady Di, dijo que “la princesa y el rey tuvieron un affaire en un crucero durante el verano de 1986 y en abril siguiente”.
Llegado a este punto y aparte, uno se pregunta ¿por qué no se subió a la cama de Isabel II y en un acto de heroicidad, todo por la Patria, después de echarle el o los respectivos kikis le propuso la devolución del Peñón de Gibraltar a España?
Seguramente la contestación a esa pregunta la tienen algunas de sus numerosas amantes cuando catalogan a “Juanito” como buen follador, pero un tonto de nacimiento, o sea en versión folclórica “la fuerza la tenía en el polla, de cerebro nada de nada”.
La tragedia de las amantes reales se producía después de que ella, por indicaciones de la propia Zarzuela, pusiera fin a la relación sexual con el Soberano de España cañí. Era entonces cuando se producía el vía crucis de la examante al comprobar que, por indicaciones “reales”, se les cerraba el acceso a tv públicas y privadas y por supuesto a producciones cinematográficas salvo que el productor se conformase a realizar la película sin un céntimo de subvención. Las amenazas a las “cortesanas” del tálamo real, eran constantes hasta llegar a prohibir hacer alguna declaración al respecto salvo arriesgarse a una persecución constante de las Instituciones del Estado.
Más de una de estas mujeres han sufrido problemas con sus declaraciones de hacienda en cuanto a las retenciones de IRPF y más de una han tenido que prometer y jurar el silencio a la forma siciliana, “o te callas o a la primera insinuación sobre tu relación con “su Majestad” puedes dar por finalizada tu carrera profesional”, así sin más, al mejor estilo de checa fascista, al mejor estilo medieval se ha llevado el “derecho de pernada real”.
Según informaciones secretas se rumoreaba que el Ministerio del Ejército corría con los gastos de la limpieza del fusil real y fue el presidente Zapatero, sabido su nula relación con Juan Carlos I, quien prohibió esos “gastos” diciendo “Se acabaron estos pagos, si el Rey tiene floja la bragueta que se pague él el arreglo de la cremallera”.
Asqueroso todo este bochornoso dosier de mujeres “deslumbradas” por el cipote real, por la diversión de un obseso sexual coronado como Rey de España por la Gracia de Francisco Franco Bahamonde y mafioso el silencio alrededor de un acosador sexual.
¡¡Perro mundo¡!
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