Esta es una historia real como la vida misma.
La historia es la siguiente: Román tiene un grave problema que solucionar con toda urgencia, se encuentra en una situación económica gravísima, metido en un ERTE cobrando la mitad de su sueldo, su cuenta en el banco en descubierto y sin crédito por donde tirar.
Como casi siempre pasa en estos casos, los amigos no se encuentran y si le comentas tu problema te darán una palmadita en la espalda y te dirán aquello de “Dios aprieta, pero no ahoga” o “Dios te cierra la puerta, pero te abre una ventana” y se van tan panchos pensando que tu amistad ya no les interesa ni mucho ni poco, nada.
La familia más de lo mismo, que si “te lo dije cuando te fuiste de vacaciones con toda la familia a Disney”, “siempre te ha pasado igual, nunca ahorras para estos momentos de la vida, y ahora quieres que te saquemos del rollo…” En definitiva, todo eran excusas para prestarte esos 2.800 euros que necesitabas con la máxima urgencia. Pero la luz se enciende cuando en la tele un empresa llamada CETELEM te ofrece sacarte de apuros a cambio de pagar una módica cantidad al mes. ¡¡Dios es justo!! Pensó Román, le había abierto la ventana.
Lo que no sabía el bueno de Román es que, en lugar de una ventana, lo que le había ofrecido era una guillotina donde le cortarían, no solo la cabeza, lo descuartizarían vivo durante años y años.
El caso es que Román lleva pagando desde mayo del 2021 la cantidad de 75 € mensuales, o sea que a mes de setiembre de 2024 ha abonado 2.100 € , pues nada de eso, a Román, de esos 2.100 € pagados solo le han abonado del principal del crédito 585 €, o sea que a dos años y medio de pagos sigue adeudando 2.215 € de manera que le cobran entre pitos y flautas más del 55% de media de interés anual.
Lo peor de toda esta martingala es que si la victima de esta estafa “legal” deja de abonar esos 75 € y lo paga dos meses más tarde, la deuda puede producir intereses “legales” por el 100%, lo que quiere decir que los 75 € impagados se pueden convertir en 150 por arte de birlibirloque, por arte de magia.
La golfería de este tipo de “operaciones” llamadas “revolving” tiene su soporte en el Banco de España, la normativa no obliga a las entidades a advertir sobre el crecimiento de la deuda pendiente o sobre los problemas que supone fijar una cuota muy pequeña. El resultado es que muchos usuarios pueden encontrarse, sin darse cuenta, en una espiral de deuda permanente.
El Banco de España indica que una buena práctica financiera consistiría en que, para los casos en los que la amortización del principal se vaya a realizar en un plazo muy largo, la entidad financiera facilitara de manera periódica información sobre cuánto tiempo se tardaría en terminar de pagar la deuda pendiente pagando la cuota fijada si se dejara de utilizar la tarjeta, cuál debería ser el importe de la cuota mensual que permitiera liquidar la deuda pendiente en el plazo de un año o ejemplos sobre el posible ahorro de intereses que representaría aumentar el importe de la cuota… Sin embargo, son simples recomendaciones, las entidades no están obligadas a seguirlas y, de hecho, no nos consta que ofrezcan esta información a sus clientes.
Esta clase de supuestas estafas “legalizadas” tienen su razón de ser en las leyes que permiten, aun siendo ilegal, el cobro de comisiones e intereses de usura.
A Román le quedan tres opciones, una acabar el pago de una vez por todas cancelando la deuda y tirando la tarjeta en el mejor sitio para ese menester, la basura. Otra dejar de pagar y que la empresa presente un juicio monitorio reclamando la deuda y verse las caras en el juzgado, eso si previo pago de procurador y abogado y si tiene suerte y gana que las costas judiciales las pague CETELEM y la otra es tirarse por el puente de su pueblo y acabar con todo.
¡¡Qué asco de país!!
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