Al problema ya crónico de la falta de personal especializado o formado que soportamos todos los sectores económicos, se está sumando alarmantemente, el denominado absentismo laboral, que está produciendo verdaderos estragos en las empresas, sobre todo, en aquellas que por su mediano o pequeño tamaño o escasas líneas de financiación a las que pueden tener acceso, no logran asumir este sobrecoste que generan las bajas laborales, cuando su aumento cuantitativo y repetitivo es como mínimo extraño.
Además, se están dando unas pautas, cual moldes estáticos y similares, que hacen sospechar que algo engañoso o de patraña, puede envolver algunos casos, que será la investigación pública, que por cierto tiene el deber de ejecutar, rápida y eficientemente, para saber si son mayoritarios o afectan a pocas personas.
Lo que está claro, es que está incidiendo en la productividad y por supuesto en el aumento de los costes, además de crear un clima laboral enrarecido entre compañeros. No se puede obviar que hay “bajistas” cuasi profesionales, que precisamente no tocan el instrumento que produce los sonidos más graves de la escala general, sino que son los que dicen con mucho descaro “me voy a coger una baja” vaya usted a saber para hacer que actividad alternativa.
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