Leemos que ha cerrado la red de bibliotecas municipales de Arona, en el sur de Tenerife. Los centros afectados son los de Cabo Blanco, Los Cristianos, Valle San Lorenzo, La Camella y El Fraile. Dos concejalas socialistas en la oposición critican que la clausura se produjo sin previo aviso formal, únicamente con una nota impresa en las puertas de las bibliotecas.
Casi son lo de menos el método o las formas: lo esencial es, a estas alturas de la convivencia democrática, que cierren centros de lectura, de formación, de consulta y de convivencia. No hemos entendido nada sobre cuáles han de ser las prioridades. Después, nos extraña que haya escolares que no sepan qué ocurrió el 23 de febrero de 1981 y desconozcan el nombre del primer presidente constitucional y democrático de la Comunidad Autónoma de Canarias.
Arona, sin bibliotecas públicas. Por una falta de planificación adecuada, por una evidente precariedad en el servicio. La cultura paga los vidrios rotos. No escarmentamos.
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