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Todos los ejemplares de tortuga tratados en el centro de Recuperación de Fauna Silvestre La Tahonilla han ingerido plástico a lo largo de su vida, y así se evidencia por la presencia de este material en sus heces recogidas mientras se encuentran en el centro, así como en los filtros de las piscinas de recuperación del mismo.
“La contaminación por microplásticos es un grave problema que afecta a las aguas de los mares de todo el mundo”, ha indicado la consejera de Gestión del Medio Natural del Cabildo, Isabel García, quien ha añadido que “en La Tahonilla se pone de manifiesto la presencia de estos materiales ya que las tortugas que se recuperan en el centro muchas veces ingresan afectadas con enmallamientos de redes o bolsas y como es el caso trozos de plástico en su aparato digestivo, por lo que la sociedad debe ser extremadamente cuidadosa en la gestión de los residuos, sobre todo en un territorio tan cercano al mar”.
“Las tortugas marinas son una de las especies más afectadas por la contaminación por plástico en su hábitat natural, pues este material se suele confundir con alimentos como algas y medusas. Cabe destacar que se ha determinado que la probabilidad de fallecer de una tortuga que ingiere un pedazo de plástico aumenta el 20% y, cuanto más come, más aumenta”, ha indicado Alejandro Suárez, veterinario de La Tahonilla.
En el Centro, dependiente del área de Gestión del Medio Natural del Cabildo, se presta atención veterinaria a los ejemplares de tortugas marinas que afectadas por diversas patologías. En los filtros de las piscinas de las instalaciones del centro en las que las tortugas se rehabilitan periódicamente, se siguen encontrando restos de microplásticos, prueba de la ingesta constante de los mismos en su medio natural.
El veterinario continúa indicando que “debido a la ingesta continua de microplásticos se altera la microbiota gastrointestinal de los animales, lo cual altera su digestión y eso hace que acumulen gas provocando problemas de flotabilidad en el mar, lo que les incapacita para poder seguir alimentándose”. Estos plásticos están compuestos por diferentes sustancias entre las que se pueden encontrar tóxicos, que afectan de diversas formas a las tortugas.
Asimismo, el consumo de macroplásticos también altera la digestión y produce cambios físicos en el aparato digestivo de esta especie, ejemplo de ello es el caso de una tortuga boba que ingresó al centro de recuperación con restos de nylon en su orificio rectal.
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