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VIAJES | La moto eléctrica (Por los pueblos Blancos-Cádiz)

Zahara de los Atunes. FOTOS: Guillermo Ariza
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EBFNoticias | Wlly Sloe Gin |

Pasado Arcos y antes de llegar a Bornos me encuentro con una gasolinera, da igual la empresa, provista de todo.

A saber:

Gasolina de 98, tienda, cafetería, lavabos y duchas.

Parece ser que últimamente y no creo que sea por la crisis, han habido no pocos incidentes con gente que llena el depósito, arranca y si te he visto no me “remember”.

Supongo que por ello es difícil encontrar surtidores que no sean “prepago”. Lo entiendo, pero resulta bastante molesto.

Primero, porque te das cuenta del funcionamiento del cacharro después de llevar un par de minutos intentando que salga una gota por la manga.

Por otro lado, nunca se lo que va a entrar en el depósito y por último, como soy un tipo honrado y de lo más convencional, tanto echo tanto pago.

¡Pues en Bornos no es tan fácil¡ Después de un rato de estar apretando el gatillo a lo Chuck Norris, me percato de que no sale una cochina gota por el grifo.

Algatocín, Serranía de Ronda.

Reparo en el cartelito:

“Surtidor en prepago”

Somos dos clientes en la gasolinera. Un paisano con un Opel modelo desconocido, lleno de bollos y decorado con varios colores, además de ese negro característico que más que un color, viene siendo la pura mierda que lleva pegada al fuselaje…

Luego me contó que venía desde Utrera, 200 km. + o – ; Entendí entonces las distintas tonalidades del carro. Venia quemando aceite, grasa y no sé cuántas porquerías más desde la otra punta de la Serranía de Ronda.

Y un servidor.

No llevo mono por dos motivos:

Me falta valor para calzarme semejante terno y me sobra vergüenza para ir haciendo el ridículo por las carreteras de España.

Aun así, voy como Dios manda…

Botas, pantalón de cordura, cazadora de tres capas, el protege pescuezos BMW, casco y un guante.

El otro lo he dejado en la moto. Al percatarme de que no cae ni un chorrito, me dirijo de esta guisa a decirle al gasolinero que quiero llenar el depósito.

Me da los buenos días y me lanza la primera pregunta. Confieso que no supe qué contestarle cuando me dice que si soy el de la motocicleta…

Se tranquiliza cuando asiento moviendo el casco de arriba a abajo. Parece que ha comprendido la asociación entre una BMW y una cosa a la que no se le ve un centímetro cuadrado de piel. (No cuento la mano, cuyo guante está en la moto).

Algatocín, Montejaque.

 

El del Opel, boina incluida, está a mi lado. Una vez que el dependiente de la gasolinera ha conseguido identificar a sus clientes me endiña la segunda pregunta:

“¿Gasolina o gasoil?”

No se me ve pero me he quedado blanco. Tengo un carácter envidiable como dice un amigo mío, así que decido entrar al trapo.

Le increpo diciéndole que parece mentira que un profesional como él y en una gasolinera tan preciosa, no haya reparado que voy en una moto eléctrica. (BMW R 1200R).

Aclaro en este punto que entre la primera y la segunda pregunta, ya había decidido por principios, no repostar allí.

Se quedó el gasolinero entre desolado, disgustado y extrañadísimo por no tener un enchufe adecuado para conectarlo a mi moto.

Cuando estoy cruzando la puerta me da una voz y me dice que, ya que no ha podido ayudarme con la recarga del vehículo, quizá quiera llevarme una pata de jamón, que las tienen de oferta.

Sin comentarios.

Ya reposto en Grazalema y veremos qué pasa!!!!

  1. TARJETA DE CRÉDITO

(Entre Barbate y Medina)

Después de la aventura anterior intentando repostar en Bornos, andaba yo pensando que ya nada podría sorprenderme en estas carreteras y en sus gasolineras.

Me equivoqué nuevamente.

Grazalema, Serra de Cádiz.

Otra vez ando escaso de combustible, así que sin grandes pretensiones, (ya me da igual si hay gasolina sin plomo de 98 en los surtidores y Acuarius en la tienda), me dirijo a la primera gasolinera a la que me dirige mi cochino navegador. Aquel que impresionó a la Benemérita allá por el Penal del Dueso en Cantabria.

Camino de Medina veo a lo lejos el lugar de mis sueños. Gasolinera verde y blanca, con las letras BP invitándome a parar. Se divisan las letras cientos de metros antes.

Habiendo bajado la guardia, entro en el establecimiento seguro de sus instalaciones y servicios. Nadie ha debido contarle al gasolinero que existe una cosa que se llama gasolina de 98 octanos.

Cueva del Gato, Montejaque.

Tan poca culpa tiene el pobre por su ignorancia acerca de la composición de estos líquidos tan complejos, como por otro desconocimiento mayor y lógico, que asocia este número a muchas de las bellezas que nos acompañan a muchos por distintos pueblos de España.

Como no había gasolina del 98, me llena el depósito con el caldo más convencional que se encuentra por estas tierras. Lleno el depósito, me encamino a la tienda para pagar el repostaje.

Me cuenta el  “pollo” que pilota todo sobre gasolina de 95. De la del 98 y la del 27 no sabe nada…

No se lo tengo en cuenta porque me parece lo más normal del mundo y porque yo del 95, sé menos que él de otras fechas. Sabe el gasolinero del 95 más que muchos del 27 y el 98…

Me dice que con mezcla, la de 95 sigue moviendo Derbys, Mobillettes, y algún cortacésped que otro.

¡Todavía quedan trastos de éstos por aquí mismo¡

Tampoco tienen Acuarius, ni de limón, ni de naranja, ni de fresa, ni de nada….

Cuál es mi pasmo cuando el gasolinero se niega en redondo a agarrar los veinte euros que del 95, acabo de echar en mi motocicleta.

Aclaro que se los estaba largando en un billete precioso pintado en tonos azules. Me increpa diciéndome que tiene órdenes estrictas de pedir a todo motero que aparezca por allí, que se quite el casco.

A lo visto tiene que casar nuestras caras con esas fotos fidedignas que, por medio de un láser o algo parecido, nos estampan las autoridades en nuestras documentaciones.

Intento explicarle entonces, que eso habrá que hacerlo cuando el motociclista intente pagar con tarjeta.

(No entro en detalles sobre la diferencia entre tarjetas de crédito y débito, seguro de que esta acémila se morirá sin distinguirlas…)

No debí explicarme bien, porque hasta que no me quité el casco, no consintió el cretino éste, en agarrar los veinte pavos…

Zahara de la Sierra.

Al salir, comprendí lo allí ocurrido.

Mirando hacia arriba, intentando agarrar aire y al tiempo soltando un suspiro de frustración, veo que al lado y debajo de las letras BP, aparece el nombre Bartolo Poyatos.

Resultó ser el dueño.

¡Qué 27, ni 98, ni 95…!

  1. Gasolinera de Bartolo Poyatos. Carretera que une Barbate con Espera, poco antes de llegar a Medina Sidonia.

Desconozco el punto kilométrico en que se encuentra pero se la ve de lejos.

No tienen Acuarius de limón ni de naranja. Recomiendo encarecidamente evitarla a toda costa.

 

Willy Sloe Gin – @entremapasycandiles

 

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