EBFNoticias | Juan Carlos Diaz Lorenzo | Foto: cedida | La retirada de Ensco del puerto de Santa Cruz de Tenerife a favor del puerto de Las Palmas de Gran Canaria, donde esta semana ha llegado otro barco perforador llamado “Ensco DS-4”, supone que la Autoridad Portuaria dejará de percibir unos ocho millones de euros anuales en sus arcas, que pasan a engrosar la caja de la Autoridad Portuaria de Las Palmas de Gran Canaria, donde Ensco, ahora controlada por Valaris, ha decidido concentrar a toda su flota en esta zona del Atlántico.
Se trata de cinco buques que pagan una media de 4.000 euros diarios por su estancia en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria, que afianza claramente su liderazgo como principal base y centro de reparaciones navales, en detrimento del puerto de Santa Cruz de Tenerife, que cada día agoniza más ante la pérdida de oportunidades. A ese dinero hay que añadirle la suma de servicios que se benefician de la presencia de este tipo de buques y la cantidad de gente que implica.
En marzo pasado, Ensco propuso un acuerdo a la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife, que supuestamente fue declinado desde la entidad pública “por una estrategia comercial”, cuyo alcance y contenido se desconoce, pese al compromiso y la apuesta del presidente de la entidad, Pedro Suárez López de Vergara, para que Ensco no abandonase el puerto tinerfeño, lo cual finalmente no ha sido así.
Hay un centenar de personas, en su mayoría técnicos cualificados, cuya vida profesional pende de un hilo y de que aparezcan nuevos proyectos, pues Tenerife Shipyards tiene complicado mantener a toda la plantilla ante la desaparición de su principal cliente.
Davinia Suárez, trabajadora de Tenerife Shipyards, en declaraciones a la Cadena Ser Canarias, afirma desconocer “cómo vamos a avanzar si Ensco es la mayor compañía offshore del mundo”. “Vemos que se nos escapa de las manos y se están llevando el trabajo sin respuesta y sin ayuda. Es preocupante que no se nos deje trabajar en competencia con Las Palmas”, afirma.
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