FIRMAS Joaquín 'Quino' Hernández

OPINIÓN | El bar de Pepe | Por mi parte, que les den por el esfinter | Joaquín Hernández

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Juan el repartidor de gas butano, me dijo, lacónicamente:
“Don Joaquín, a estos los querría yo ver cargando botellas de butano 12 horas al día” … y yo también, le contesté.

Por lo visto, por lo que oímos y observamos, los que aún creíamos que vivíamos en una “dictocracia” (palabra acuñada por mí y cuyo significado define la situación política en la que nos toca vivir, o sea una dictadura disfrazada de democracia) acabamos de confirmar nuestro estado aletargado de paciencia infinita para aguantar a tanto trepa, mamarracho y descerebrado, que, incluidos en una lista cerrada, se suben al carro del poder político infiltrados en la espesa red de la malla del entramado “dictocrático” y todo por la pasta, que no por la patria, son capaces de mantener un país entero al pairo y con todos los ciudadanos a la espera que se aprueben los Presupuestos Generales del Estado, para que se apliquen las acciones sociales que afectan a la población, cuestión ésta que parece les importan, a todos, una puñetera mierda.

Si, así es la cuestión. Los políticos, todos, de cualquier signo, azul, verde, rojo, amarillo, anaranjado, demuestran que el pueblo, lo que se dice el pueblo puro y llano, les importa eso; una puñetera mierda, excepto a la hora de llevar nuestra papeleta a las urnas, nosotros somos un montón de excrementos cuyos problemas no les afectan en su vida cotidiana.

El espectáculo que estamos contemplando, de una y otra parte, de derecha y de izquierda, es un esperpento que dice mucho de la gentuza que tiene en sus manos nuestro dinero y el destino de nosotros, el de nuestros hijos y nietos para acabar con la miseria, donde en nuestro país la tasa de pobreza severa es la segunda más alta de Europa, la citada tasa solo la supera Rumanía.

Mientras los comedores escolares abren en verano para dar de comer a decenas de miles de niños, hijos de padres sin recursos. España es el tercer país de la UE con mayor tasa de pobreza infantil, el 28,3% de los niños españoles viven en riesgo de pobreza, un 10% más que hace dos décadas.

El desempleo, lejos de estar bajando, sigue en cotas de vergüenza histórica, los datos sobre la población activa nos demuestran que la tasa de paro sigue siendo de las más altas de la Unión Europea, solo superada por Grecia. Empleos precarios, contratos estercoleros, salarios de parias, ha hecho de la sociedad española una nueva clase de pobres, pobres empleados o empleados pobres, de hecho sólo un 17% de los españoles con trabajo declaran que pueden llegar holgadamente a finales de mes, otro 20% que duramente lo pueden hacer y el resto, o sea un 63% no solamente no lo hacen sino que además viven a expensas de algún familiar.

Con este panorama, con una sanidad cada día más “insana”, con más desahucios, con menos y peor educación, donde España se consolida como el país de mayor abandono escolar de Europa, los pensionistas pidiendo a gritos que se consoliden sus derechos fundamentales, etc., etc., etc.

Con este panorama realista y nada exagerado, asistimos al dantesco y patética comedia de las vanidades, de las peleas por el poder.

Advenedizos y advenedizas llegadas a la poltrona del poder, que se creen el ombligo del mundo y que sin ellos la vida no es posible, que son capaces de negar a sus padres, que sólo les importa su ambición desmedida por conseguir llegar a lo más alto desde donde manipular a su conveniencia el erario público y asegurarse para siempre un vida llena de lujos. El orgasmo del placer, el éxtasis vital para esta gentuza se llama Moncloa.

Se reparten sillones, carteras ministeriales, presidencias de gobiernos, autonomías, ayuntamientos, diputaciones o cabildos, todo es bueno para el mediocre, chupóptero, y zoquete que, infiltrado en un partido político, dispone de tu vida y hacienda a su antojo creando leyes que, lejos de servir a la gente, se diseñan a gusto del poderoso.
Con toda esta asquerosidad y sin el más mínimo decoro, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Albert Rivera, Pablo Casado, Santiago Abascal, y la otra veintena de “jefes de bandas políticas organizadas” intentan convencernos que todo lo que hacen es por el bien de España, de los españoles.

No se si será Pedro o Pablo, Abascal o Rivera, Casado o Puigdemont, no se quien, pero si tengo claro una cuestión: Conmigo se acabó el show electoral, conmigo se acabó el voto cautivo, el voto de castigo o el voto contrario, por mi parte y hasta que no cambie la ley electoral en el sentido de listas abiertas, una persona un voto, doble vuelta, y supresión del sistema d´hont, no vuelvo a pisar un colegio electoral. No volveré a sentirme engañado, prostituido sin cobrar, en definitiva no me volverán dar, aunque sea en sentido figurado, por el esfinter.

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