En unas fechas plagadas de anuncios y propósitos, de intenciones y previsiones, no pasa inadvertida la aspiración de desbloquear la ampliación del Jardín de Aclimatación de La Orotava, popular Jardín Botánico del Puerto de la Cruz, hecha por el director del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA), quien estima que sus planes son los de poner en marcha tal ampliación por todo este año 2019.
Si eso se produjera, se pondrá punto final a un larguísimo proceso de más de treinta años caracterizado por la inacción y la incapacidad para hacer realidad una actuación que parecía o parece maldita. Nos hemos ocupado en numerosas ocasiones de un problema en el que si hubo voluntad política para solucionarlo, no se ha notado. Hemos escrito casi todo lo que se puede decir de una prolongación o de una paralización que han frenado el desarrollo de un recurso científico, turístico y social que, en una ciudad donde escasean, ha mermado, cuando menos, una opción que seguro miles de personas hubieran agradecido.
El caso es que las obras, iniciadas en 1988 y pendientes de concretarse desde hace cinco años, han sido formalmente recibidas. Ahora se trataría de adjudicar la gestión de las nuevas dependencias que acogen varias salas multiusos, una tienda y un restaurante. Eso comporta la convocatoria de un nuevo concurso. Por lo tanto, aún hay que cumplir con trámites y confiar en que estos se desarrollen sin sobresaltos. Se admiten las buenas intenciones pero faltan los hechos: es lo que el pueblo portuense quiere contrastar.
Recordemos que el Botánico es un Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de Jardín Histórico. Tan solo por eso debería tener un tratamiento más sensible. Y eso significa que desde las administraciones responsables pongan el máximo interés para desbloquear la situación. Lo contrario sería prolongar la desidia.
Añade un comentario