Me permitirán que hoy utilice como texto introductorio a este artículo la valoración de un interlocutor social, a cuenta de la política de Vivienda que venimos desarrollando en Santa Cruz: “Santa Cruz ha crecido exponencialmente, dando más empleo a nuestro sector y, además, lo ha hecho con eficacia y diligencia; se han ejecutado casi 500 obras y una inversión de 6 millones de euros y hoy hemos tenido la magnífica noticia, para terminar el año, de que en 2019 continuará con esta política que tanta esperanza da a nuestro sector”.
Es la opinión del presidente de la Federación de Entidades de la Construcción de la Provincia (Fepeco), Óscar Izquierdo, durante la presentación de una nueva fase del programa de rehabilitación de viviendas.
Un juicio de valor que considero especialmente relevante, no en vano viene de una organización que defiende los intereses del sector de la construcción, uno de los que tradicionalmente más empleo genera en Canarias, pero también de los más castigados por la última crisis.
Y es relevante porque incorpora uno de los elementos que más tengo en cuenta a la hora de dirigir y coordinar la tarea de gobierno en el municipio: el de crear las condiciones propicias para que nuestras pymes generen empleo, precisamente el mayor antídoto contra la exclusión social.
Efectivamente, el programa de inversiones que desarrolla la Corporación en materia de vivienda –junto al resto de administraciones públicas– tiene dos efectos principales. Uno de ellos es la mejora del parque de viviendas del municipio y, por tanto, de las condiciones de vida de los vecinos, y el otro es la incentivación de las actividades empresariales ligadas al mismo y la generación de puestos de trabajo.
En ambos casos, el desarrollo del programa está respondiendo a las expectativas que nos habíamos marcado y seguirá haciéndolo. Porque cuando se concluyan estas actuaciones, habremos actuado en 1.420 viviendas, a las que habrá que sumar otras 1.081 que irán con cargo al Plan de Vivienda 2018/2021.
El programa se está ejecutando en distintos barrios del municipio y en bloques que precisaban de una pronta rehabilitación, pues se trata generalmente de inmuebles construidos hace décadas y que no han soportado bien el paso de los años.
El efecto social y el efecto económico que deseamos imbuir a todas políticas municipales cobra en este caso su mayor dimensión y se constituyen en un ejemplo muy claro de nuestros objetivos.
Unos objetivos –más empleo y mayor bienestar social– que seguiremos buscando hasta el último minuto del último día de este mandato. Y si los ciudadanos renuevan su confianza en el proyecto que encabezo, en los siguientes cuatro años.
Con mis mejores deseos de progreso para todos los chicharreros y para todos quienes trabajan o visitan la ciudad, Feliz Navidad.
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