Hoy día es muy difícil ponerse delante de la televisión y disfrutar viendo un buen programa. Desde los reality shows –que cada vez son menos reality, ya que todos los que participan saben perfectamente que están siendo observados- hasta los programas tipo “Sálvame”, “Supervivientes” y otros de semejante calaña donde los que participan ya no lo hacen por su valía sino porque son primos terceros de alguien que fue hace tiempo conocido por su actividad profesional, y donde importa más saber porqué puerta de una determinada vivienda entró determinada persona –parece un tema supuestamente importante- a conversar sobre temas trascendentes.
Sin embargo, escudriñando y haciendo zapping, hay alguna vez que podemos tener suerte. A mí, en particular me gustan todos los deportes en directo. Y, si quisiéramos ver alguna serie, podríamos admirar “Marco Polo”.
También es muy recomendable la serie “Recorriendo en tren el viejo continente”. Michael Portillo, que fuera ministro de Defensa del Reino Unido, presentador del programa, recorre Europa, de cabo a rabo prácticamente, en tren. Y lo hace siguiendo los pasos de la “Guía Bradshaw” publicada en 1913. Ya George Bradshaw había publicado guías anteriormente, en el siglo XIX, comenzando por los horarios de trenes, al principio sólo de Inglaterra. Julio Verne la cita en su mítico libro “La vuelta al mundo en 80 días”.
El programa es muy ameno. En primer lugar, porque Portillo realiza el mismo recorrido en tren –si es posible- que el señalizado por la Guía Bradshaw. Y, además, porque nos explica detenidamente la historia y los edificios más importantes de muchos países europeos. Porque hemos de señalar la guía hace además de contener todos los horarios de trenes de los países europeos hace un exhaustivo recorrido por lo más destacado de lo que se visita. Conocemos, por ejemplo, la dificultad que tuvo la conexión Viena-Trieste en el siglo XIX por atravesar zonas montañosas y con mucha pendiente.
Ahora se ha editado nuevamente la guía Bradshaw y compré un ejemplar. Es impresionante el despliegue de información que podía tener una persona hace ya más de un siglo sobre la totalidad de los horarios de todos los trenes europeos, la duración de los trayectos (por ejemplo, Barcelona-Zaragoza, medio día de duración con parada en Lleida), y todas las estaciones por las que pasaba. Si alguien quisiere ir desde París a Estambul podría organizarse perfectamente el viaje en tren. Además hay informaciones sobre viajes en barco, y hoteles de todo el continente europeo.
Por otro lado, las ciudades más importantes de cada país contienen explicaciones y datos de su población, edificios públicos y privados más relevantes, obras de arte que hay que visitar y un sinfín de información más. Las islas canarias tienen también cabida en la Guía Bradshaw de 1913, y se habla de Tenerife –por supuesto, del Teide- y de Santa Cruz de Tenerife, La Laguna, Tacoronte –su famoso Cristo- , La Orotava, Puerto de la Cruz (Puerto Orotava en la guía), Realejo Bajo e Icod de los Vinos –la mejor vista del Teide-.
La serie de televisión “Viajando en tren” se ha ampliado a Asia. Así, varios capítulos han sido dedicados a la India, donde pudimos contemplar el templo sagrado de Amritsar.
Y ampliando continentes, Michael Portillo se ha desplazado a América. Ahí, hace viajes en tren siguiendo la guía “Appleton” de 1880, y donde podemos conocer, que hacia 1860, el viaje en tren terminaba en el Centro Oeste de EE.UU. y que el resto del trayecto hasta California, sobre todo el correo, se realizaba por jinetes a caballo en recorridos de doce horas diarias durante 18 días.
En definitiva, sí se puede ver televisión. Y disfrutar y aprender. Con la Guía Bradshaw de 1913.
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