EBFNoticias/ Mónica Ledesma.- El fútbol siempre ha formado parte de su vida, tanto que desde que era pequeña recuerda que iba con su padre al Heliodoro Rodríguez López a ver todos los partidos del CD Tenerife. Esa adrenalina fue colándose en sus venas y llenando su voz para, años más tarde, ser ella en primera persona la que narrara a pie de campo todo lo que ocurría sobre el césped. Mayte Castro ha estado vinculada al deporte durante más de 30 años, un mundo de hombres en el que con respeto y, siempre en equipo, fue forjando su trayectoria profesional tras los micrófonos. Afirma que convertirse en periodista no fue una decisión meditada sino un regalo de la vida, pues hasta los 9 años confiesa que quería ser misionera o llegar a ser ser presidenta del Gobierno. «Ni siquiera cuando tenía 14 años, y ya empezaba a colaborar en el periódico del instituto, me planteaba dedicarme a los Medios. Es más, a mi me gustaba más hablar que escribir, y hablar de deportes claro», afirma.
«Desde que tengo uso de razón he ido al estadio a ver fútbol, y recuerdo, como si fuera hoy, aquellos domingos, recostarme al lado de mi abuela, en su cama, después de comer, para escuchar los partidos de fútbol del CD Tenerife, en Segunda División B. El fútbol siempre ha formado parte de mi vida y esa pasión fue la que me abrió las puertas de la radio. Es curioso, pero en mi familia, la que siempre quiso ser locutora fue mi madre, pero quien sin proponérselo cumplió su sueño fui yo. Entré en Radio Club Tenerife en 1983 y hasta el pasado enero que resolvieron mi relación contractual, he estado ligada a esa casa, restando los cuatro años de la TVC. Casi tres décadas entre unas cosas y otras», apunta Mayte Castro.
Añade que sus primeros pinitos los llevó a cabo en el Instituto Andrés Bello, en el periódico estudiantil. «Me encargaba de la sección de deportes, pero también acompañaba a las entrevistas con personajes destacados de la sociedad. Para completarlo me apunté a un curso sobre fotografía y revelado. Luego comencé a colaborar con un espacio en RNE, creo que se llamaba Revista de Instituto. Curiosidades de la vida, ahí conocí a Juan Carlos Mateu que era quien hacia la información deportiva hasta que llegué yo. Luego nuestros caminos se volvieron a cruzar en la emisora de la avenida de Anaga y ambos ejercimos como jefes de departamento. Recuerdo que en 2º de BUP fui con un grupo de clase, entre ellos mi querida Tere Mesa, a visitar Radio Club Tenerife y conocí a Paco Padrón, José Juan Arbelo, Antonio Herrera, José Antonio Perez, Conchi Trujillo… En verano, pasados unos meses de aquel episodio, me encontré en las fiestas de Tejina con Paco y estuvimos hablando de mi pasión por el fútbol y los deportes. Una semana después me reuní con él y Xuáncar, en Radio Club, y en septiembre empecé a colaborar como corresponsal de Tercera División de fútbol desde el Izquierdo Rodríguez. Fue una apuesta incluir una voz femenina, ir contracorriente en lo que se estipulaba en aquellos tiempos», subraya.
A partir de entonces, Mayte Castro combinó la radio con sus estudios universitarios, hasta que en 2º de Derecho dejó la carrera para dedicarse a la radio, tanto en el área de deportes como en programas como Tajaraste, El Club de la Tarde, Informativos, etc. Además también tenía sus turnos en Radio Minuto (Música y Noticias) y, posteriormente, en Cadena Dial. «En definitiva, me formé dentro de la radio. No sólo en la parte de locución y redacción de noticias, sino que aprendí realización de programas y “montar equipos técnicos. En mis compañeros tuve a mis profes particulares», comenta con una sonrisa de añoranza la gran profesional de las ondas.
-¿Cuál ha sido su trayectoria profesional a lo largo de este tiempo?
– En 1983 entré, en este mundo, como corresponsal de Tercera División, en Radio Club. Con el paso del tiempo empecé a colaborar no sólo como redactora de deportes, sino que lo combiné con Informativos y Musicales, recepción, publicidad, con lo que hiciera falta, pues ya en ese momento, mi vida era la radio y mi contrato profesional llegó en 1988. En esa época también colaboraba, esporádicamente, con crónicas para Diario de Avisos y Jornada Deportiva. En 1989 colaboré con la Gaceta de Canarias haciendo una entrevista a doble página a un deportista de famoso. En la década de los 90 formé parte de la redacción de la revista deportiva Tenerife Hoy que dirigía Enrique Roca (Qepd). De 1996 a 2000 compartía la corresponsalía del periódico Mundo Deportivo con mi entrañable Álvaro Castañeda (yo era su suplente). Todo sin abandonar mi responsabilidades en Radio Club Tenerife, que con el paso del tiempo se incrementaron, y en la etapa de la directora María José Pérez Caldeiro asumí la Jefatura de Deportes de forma oficial. Del 2001 al 2004 fui contertulia del espacio “El Sacapuntas” en el programa Hoy por Hoy de Iñaki Gabilondo que conducía Miguel Ángel Oliver, en la Cadena Ser.
– ¿Y cuándo llegó la televisión a su vida?
– Mi primera aproximación a la televisión llegó de la mano de Canal 4, con el programa Fútbol 4.com. Estuve tres temporadas con ellos y fue un aprendizaje extraordinario de un medio desconocido. En esa etapa también colaboré durante un año con la revista El Gráfico. En mayo de 2008 siendo redactora jefa y jefa de Deportes en Radio Club pedí la excedencia para vivir la experiencia de la TVC. En la televisión estuve hasta finales del 2011. Fue como hacer un máster. Una etapa de crecimiento y conocimiento del medio. Tuve mucha suerte pues acostumbrada a trabajar con un gran equipo de profesionales en la radio, en la televisión me encontré con un grupo fantástico que me arropó y con el que me sentí muy a gusto. Fue una etapa de trabajo “fantasma” en el sentido de que se trabajaba un montón, pero luego en pantalla parecía que era coser y cantar. Tras mi salida de TVC pedí mi reincorporación a la Cadena Ser, y fue el pasado 22 de enero cuando me rescindieron el contrato. En estos últimos años he participado como contertulia en diversos programas de radio y en periódicos.
- ¿Por qué el deporte y, en concreto el fútbol, han marcado su camino profesional?
– Supongo que va en los genes. En mi familia numerosa nos ha gustado el deporte y el fútbol en concreto, aunque yo de pequeña hice algo de gimnasia rítmica (que poca gracia tenia, era un palo) y baloncesto, en el Hogar Escuela. Yo soy una floja practicante de deportes, pero me gusta contar lo que veo. Como estudié en un colegio de monjas donde sólo habían niñas, tenía que esperar a llegar a casa para hablar de fútbol con mis hermanos o jugar a las fichas con ellos, incluso, en alguna oportunidad me dejaban jugar al fútbol cuando faltaba algún chico, hasta que un día me dieron un balonazo en el estómago que me dejó sin aire y sin ganas de volver a intentarlo. Mis padres me llevaron al fútbol desde que era casi un bebé, y me sentaba encima de las piernas de mi padre y me quedaba tranquila con mi paquete de chuches viendo hacia donde iba el balón. Mi primer recuerdo ‘traumático’ fue en un partido, en el HRL, en el que le dieron un golpe al jugador del Tete Massiel y le empezó a manar sangre por la ceja. Recuerdo aquella camiseta blanca impoluta teñirse de rojo, y como en ese tiempo no se cambiaban las camisetas en el descanso, ni por nada, pues me quedé con la imagen grabada de por vida, y fue ahí donde tomé conciencia de lo que era el fútbol. Cuando llegué a la radio me ofrecieron hacer las crónicas de Tercera División, pero mi primera narración fue de un partido de Baloncesto femenino y otro de balonmano. Luego me fui incorporando a narrar el baloncesto para las conexiones de la Cadena SER, y lo compaginaba con el inalámbrico de todas las disciplinas que transmitíamos y cuando nos coincidían muchos eventos al mismo tiempo, pues me ponían a narrar lo que fuera. En verano, en las pretemporadas, era cuando hacía mis pinitos, mis prácticas narrativas, con el fútbol, cuando me daban la alternativa para relatarlo.
– ¿Ha sido más difícil, por el hecho de ser mujer, lograr el reconocimiento a tu trabajo en un sector tradicionalmente de hombres?
– Siempre diré que fui una privilegiada, lo que no significa que fuera fácil. Siendo corresponsal algún aficionado me piropeaba diciéndome: “vete a tu casa a lavar platos, que esto no es para ti”, pero podían más mi ganas que esas palabras despreciativas. Fui consciente que era un mundo dominado por hombres, y sabia que iba a pasar, y más siendo una niña, pero nunca dejé que me afectara como para rendirme. Además mi padre, que había sido directivo de fútbol me dio buenos consejos.Él me decía: si respetas y demuestras lo que sabes, terminarán respetándote. Es verdad que hubo episodios en aquella época primaria, en la que determinadas cosas que hacían mis compañeros yo no podía hacerlas, por ser mujer, pero también tuve otras ventajas. Todo tiene una enseñanza y los límites están para ser superados, y a mi me gusta explorar y salir de mi zona de confort hacia lo desconocido. Prefiero quedarme con todo lo bueno, que ha sido mucho. Además cuando las cosas las haces con pasión, nadie te puede robar esa felicidad que te da el hacer lo que te gusta. Y si tener el reconocimiento es tener una gran cantidad de afectos, me siento inmensamente afortunada y reconocida.
- ¿Cree que la información, en general, y deportiva, en particular, goza de buena salud en los medios canarios? ¿Qué sobra y qué echa en falta?
– Indudablemente la crisis le ha dado duro al periodismo, en su generalidad, con el cierre de medios, ERE, sueldos a la baja, cambios en las políticas empresariales con objetivos diferentes a los que conocí, etc. Vengo de una etapa profesional en la que éramos una familia, se trabajaba mucho y se cobraba más o menos, pero te reconocían tu trabajo con incentivos, no te sentías como un número sino como parte de la empresa, pero todo cambia. Soy respetuosa con las filosofías de cada cual para llevar sus empresas, pero siempre he creído que el secreto para alcanzar el objetivo tiene el camino más corto si la gente se siente a gusto con lo que hace, y no sólo me refiero al sueldo que recibe a fin de mes. Comparto esa idea de que si te rodeas de gente competente y superior a ti y logras ser un líder y no un jefe y tu trabajo está hecho por equipos y no por grupos, los resultados siempre acompañan. Por lo menos esa ha sido mi experiencia. Supongo que todo evoluciona, y si no, ahí están las redes sociales que han dejado de ser sólo fuentes de entretenimiento. Echo de menos más información y menos opinión, hablo en general. Por ejemplo, a veces, escucho los boletines informativos en los que se dan noticias y de manera inmediata se añaden calificativos a la misma, y me sorprende. Cuando voy en el coche o estoy en algún sitio donde no puedo ver un partido de fútbol, me es difícil seguir el balón, saber realmente lo que está pasando sobre el campo, pues las narraciones se han convertido en tertulias múltiples. Cuando transmitía baloncesto en la Cadena Ser, Pepe Domingo Castaño me bautizó como ‘la quinta marcha’, pues narraba muy rápido para poder contar todo lo que pasaba en la cancha, si no lo hacia era como una estafa hacía el oyente. Pese a ello, si esto es lo que vende no seré yo quien se oponga, pero me gustaban más los programas en los que los deportistas eran los protagonistas y de las entrevistas te llevabas un aprendizaje. Cuando el periodista se convierte en protagonista continuo, pierdo el interés y cambio de emisora.
- Ha tenido dos grandes etapas en su vida profesional, los micrófonos de Radio Club y la edición deportiva en Televisión Canaria. ¿Qué te aportó cada etapa y dónde se sintió más cómoda?
– La radio siempre ha sido mi medio natural, en el que me formé, en el que crecí, el que me apasionó, al que más tiempo de mi vida le he dedicado. Siempre he vivido la radio desde dentro y desde fuera. Siempre he sido oyente de radio. La radio es palabra, es inmediatez, es imaginación. Es el lienzo en blanco que se va coloreando sobre la marcha. Es más personal, donde sólo la voz te puede delatar de las emociones que estás sintiendo en un momento determinado. En la radio, con un teléfono resuelves cualquier circunstancia, desde cualquier sitio te puedes comunicar. En la radio hice de todo, toqué todos los palos posibles y me parece mucho menos rígida que la televisión. Creo que en la radio era más yo, más espontánea, tenía un contacto más directo con los oyentes. Vivía más en la radio que en mi casa, y eso me regaló el lujo de tener dos familias y de relacionarme con gente de muchos sitios de España. Siempre pensé que no sería capaz de hacer televisión por mi timidez, porque gesticulo mucho, porque me sonrojo con facilidad, porque me gusta hablar mucho, por…un montón de cosas. La televisión es un mundo distinto, las imágenes lo son casi todo, no hay que describir, hay que sintetizar dándole tu toque. El lienzo ya está pintado y tienes que esmerarte en que lo que aportes complemente lo que ya una cámara ha captado. Hacer una pieza para un informativo o un programa puede llevarte toda una mañana y el resultado que ve la gente es un minuto en pantalla, y detrás lleva un trabajo arduo que no se suele valorar. En la radio puedes hacer una crónica sin depender de nadie, en la televisión necesitas tener un equipo. Yo tuve la suerte de trabajar con grandísimos profesionales que me lo hacían todo más sencillo. Impagable la oportunidad de trabajar en la UEFA-Champios League con colegas de otras televisiones. Todo fue un proceso de aprendizaje. Me siento feliz y privilegiada de haber podido trabajar en ambos medios pues al final, lo que me gusta es contar cosas, entretener, disfrutar con lo que hago, comunicarme con la gente y conocer a personas maravillosas.
– La relación contractual con ambos medios no acabó bien, sobre todo con la Cadena Ser ¿Qué se siente cuando las cosas acaban así después de 30 años vinculada a una misma casa?
– Fueron situaciones distintas. En la TVC entendí que no valoraban el trabajo del equipo de deportes y di mi opinión, y como siempre he sido un poco guerrera, cuando decidieron rescindirme el contrato, un par de meses antes de que venciera el mismo, lo acepté, pues entendí que no podía trabajar donde no me querían. No creo que terminara mal con la televisión como tal, terminé decepcionada de la manera de actuar de determinadas personas, pero no del equipo de profesionales con los que trabajaba en el día a día. Con la Cadena Ser ha sido distinto. Cuando pedí la excedencia era por un motivo profesional que estaba empezando a hacer mella en el personal y necesitaba airearme y, en ese momento, apareció la oferta de la televisión. Cuando pedí mi reintegro, me comunicaron que tendría que esperar a que hubiera plaza disponible, y es lo que hice en estos últimos cuatro años. Al final, el pasado enero me dijeron que no contaban conmigo y me propusieron la resolución del contrato. Y así fue, firmamos y se puso fin al ciclo de casi 30 años. Me hubiera gustado volver, pero ya esa casa no es la que yo conocí. A Radio Club Tenerife siempre le guardaré un cariño especial porque fue quien apostó por mi y me dio la alternativa y porque ahí siguen trabajando compañeros de esa época que se hicieron amigos y a los que quiero. Al principio sentí desilusión por cómo transcurrieron los últimos tiempos, pero por otra parte, he descubierto y explorado otras cosas que antes pasaban inadvertidas en mi vida.
- ¿Considera que este fin contractual ha sido una injusticia, máxime cuando futbolistas y oyentes han dado apoyo a su trabajo?
– No soy quien para hablar de justicias o injusticias porque en la parte que a mí me corresponde siempre he entregado todo lo que tenía, dando lo mejor de mi, anteponiendo el trabajo a otras facetas de mi vida. Intenté facilitar mi vuelta, en lo que estaba dentro de mis posibilidades, pero nunca hubo respuesta por parte de los nuevos rectores. Respeto su decisión. Mi conciencia está tranquila y más aún al comprobar todo el afecto, reconocimiento y cariño que me han mostrado tanto los oyentes como los deportistas. Me siento realmente afortunada, privilegiada y dichosa del incalculable tesoro afectivo con el que han llenado mi mochila, de la cantidad de gente que he conocido y de los amigos que se han ido sumando a mi vida. Me quedo con la satisfacción de haber hecho de mi pasión, mi trabajo. Al final lo injusto o lo justo sólo depende desde donde lo estés observando. Llegué sin hacer ruido y salgo de la misma manera.
- Actualmente se está formando como coach. ¿Se abre un nuevo futuro para Mayte Castro?
– En estos cuatro años me ha dado tiempo para formarme como docente, como Asistente Personal, seguir estudiando idiomas (inglés, ruso y chino) y descubrir un mundo apasionante como es el del Coaching. Ya soy coach profesional y estoy empezando a explorar esta nueva faceta. También llegué a él sin proponérmelo, como en la radio, y de la misma manera me ha atrapado. Tras hacer un curso de experto en coaching me matriculé en la Escuela Liderazgo para certificarme en Coaching profesional de calidad que fuera reconocido por la ICF. Es un coaching basado en la ontología del lenguaje y, para alguien que siempre se ha ganado la vida en los medios, es un reto interesante, pues ahora soy más consciente del poder que tiene el lenguaje y de cómo lo utilizamos. Durante mis prácticas he trabajado con algunos deportistas y equipos, pero no sólo en el ámbito del deporte, también en el empresarial. Me encanta acompañar a la gente para que encuentre la mejor versión de si mismo, eso es un autentico privilegio. Desconozco si. en algún momento, volveré a los medios o cuál será el camino a transitar, pero de lo que si estoy segura es que será lo que me haga feliz, lo que me haga disfrutar como he hecho hasta hoy.
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