FIRMAS Francisco Pomares

A babor. Puñetazos. Por Francisco Pomares

Quiero compartirlo en redes

Mariano Rajoy ha ganado enteros en mi personal bolsa de valores. Y no porque un energúmeno le propinara traicioneramente un puñetazo mientras hacía campaña en Pontevedra. Eso -en este país radicalizado y violento- le puede pasar a cualquiera, tenga o no quien proteja sus espaldas. No es mérito alguno recibir una trompada (ni demérito tampoco). Pero es de agradecer que el presidente del Gobierno haya colocado el asunto exactamente en su sitio: un incidente que ni define la campaña, ni debe dar pié a lecturas políticas, ni tiene otro responsable que el «holligan» descerebrado que le agredió y los cuatro colegas imbéciles que le jalearon a hacerlo. En una campaña en la que todo parece valer para arañar un voto, que el presidente Rajoy reaccione con sentido común y moderación ante la agresión sufrida dice más de él como ser humano, como persona, de lo que pueden decir los miles de militantes y forofos que colapsan las redes sociales dándole al asunto una entidad que no tiene. Ojo, no digo que no sea grave la agresión. Lo es. No comparto la generosidad que lleva a Rajoy a no presentar denuncia. Creo que la violencia política debe ser siempre denunciada y condenada. Pero aquí lo que ha ocurrido es que un niñato le ha dado un puñetazo al presidente del Gobierno: no hay nadie detrás, ni más motivación política que la que pueda haber pergeñado el cerebro de un pibe iracundo y malcriado.

De más entidad me parece la agresión sufrida por Jacinto Ortega, concejal de Podemos en Las Palmas. Lleva siendo amenazado anónimamente desde hace varios meses y dos encapuchados le propinaron el otro día una brutal paliza. Es el acto de violencia más grave que se ha producido en toda España en esta campaña electoral, tras el que se esconde una advertencia mafiosa para que el concejal renuncie a investigar contratos para servicios municipales de algunas empresas. Ese si es un asunto de entidad, porque la agresión es consecuencia de unas instrucciones concretas, de una intencionalidad gansteril, de la voluntad de amedrentamiento al concejal por parte de un licitador que ve en peligro su negociete. La paliza, sin embargo, ha tenido escaso eco fuera de Canarias. Y dentro.

La lógica de la sociedad y de los medios en estos casos es aplastante: se juzga la entidad del suceso en función de la importancia de la persona, no del hecho en sí. Siempre tendrá más alcance noticioso un constipado de Rajoy que el infarto de un concejal de capital de provincia. Y es comprensible que el puñetazo a Rajoy despierte más interés. Pero es un interés que se agota en el mero hecho: por desgracia no va a provocar una reflexión social sobre la violencia nihilista que seduce a una parte de nuestros jóvenes. La mayoría de nuestros compatriotas habrá olvidado el puñetazo antes incluso de que desaparezca la inflamación en el pómulo de don Mariano, ese señor que ha demostrado mucho temple y cabeza en la gestión pública de este incidente.

Lo de Jacinto Ortega es otra cosa. Alguien le ha mandado el mensaje de que su integridad física corre peligro si hace su trabajo como concejal electo. Por eso debe ser protegido, de verdad. Y debe investigarse lo ocurrido y descubrir quién está detrás. No debe dejarse pasar. No podemos olvidarlo.

Publicidad

Consejería Bienestar Social

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

La Gente del Medio

Página Web Corporativa

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Programa de radio

Objetivo La Luna (Programa Radio)

Publicidad

EBFNoticias en:

EBFNoticias en:

EBFNoticias en:

Compras

El Mundo que conocimos (Radio)

Donaccion (Programa de Televisión)

Sentir Canario Radio

Webserie Laguneros (Youtube)

Webserie Laguneros Emprendedores

Prensa Digital

Publicidad

diciembre 2015
L M X J V S D
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031  

Homenaje al Grupo XDC

Publicidad