Ante la victoria republicana en los comicios legislativos del 2014, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aseguró haber escuchado el mensaje de los votantes, y también el de aquellos ciudadanos que prefirieron quedarse en casa. En concreto, sus palabras fueron:
«A todos lo que han votado, los he oído. Y a los casi dos tercios de estadounidenses que decidieron no votar, también los he escuchado».
En España, después de la últimas elecciones municipales y autonómicas, algunos líderes políticos quisieron superar a Obama y haciendo gala de sus superiores y sorprendentes poderes psíquicos, no sólo dijeron que habían recibido el mensaje de los votantes, sino incluso comunicaron el propio mensaje, que en la mayoría de los casos contenía la frase «Os hemos votado para que pactéis».
Comprendo que tantos días de campaña genere en estas personas un nivel de estrés anormal, pero es cierto que también les produce tremendas alucinaciones. De hecho hay una muy recurrente y que los pobres padecen, me refiero a esa que lleva a los perdedores a verse como ganadores.
Ahora bien, eso de que los votantes les han dicho que pacten, no es más que alelamiento, escasez de razón, o perturbación del sentido (así define la RAE a la imbecilidad). ¿Qué, acaso yo no me he enterado y los votantes ya podemos escribir junto a la «x» nuestras instrucciones para el candidato de turno? ¿o es que nos toman por no clientes de Media Markt (o sea, por tontos)? Yo creo que lo segundo.
«No es suficiente combatir la ignorancia de los ignorantes. Es preciso también, y en primer lugar, combatir la ignorancia de los que saben muchas cosas, incluso de los que creen saberlo todo.»
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