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El nuevo curso político y la radio (y II). Por Gorka Zumeta

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¿Cabe una cadena de radio informativa online en España?

Continúa… 

Por último, de las grandes cadenas, nos queda la líder: La Sociedad Española de Radiodifusión. La SER ya no es lo que era. Si algo ha marcado la trayectoria periodística, y hasta estratégica a lo largo de la transición, y su más que evidente vinculación al PSOE, con el que le llegaron a unir estrategias comunes, es su inspiración de centro izquierda. Con este posicionamiento se convirtió en el primer grupo de comunicación en español, en el mundo entero.

Su penosa e inestable situación financiera, le ha restado, inevitablemente, independencia y capacidad crítica. La SER de antaño, crítica con el PP hasta el enfrentamiento abierto con el anterior presidente, José María Aznar –que sólo concedió una entrevista como presidente del Gobierno (un craso error de comunicación, dicho sea de paso) a la cadena de Prisa Radio– ha pasado a la historia. Hoy, la SER se cuida muy mucho de formular una crítica muy abierta al PP, no vaya a molestar a Soraya Saénz de Santamaría, que maneja, con vara firme, la política informativa del Gobierno. Las puertas de Gran Vía 32 no están tampoco muy abiertas para Pablo Iglesias y su formación política “Podemos”. La defensa del bipartidismo, de la estabilidad política, del statu quo, es una prioridad.

En este caso, en el de la SER, sí hay coherencia de universo ideológico, pero hay quienes se pliegan a las directrices (algunos, desde dentro, hablan, directamente, de censura) emanadas desde los órganos responsables de los contenidos, y otros no tanto. Algunas decisiones están provocando enfrentamientos, por cuanto socavan la capacidad crítica de algunos comunicadores –y comunicadoras– de la cadena estrella de Prisa Radio.

¿Todos contra 'Podemos'? El tratamiento informativo 
de esta formación política, desde que surgió, 
daría para varias tesis doctorales...

Prisa, en general, no puede permitirse el lujo de criticar a quienes deciden sobre su capacidad financiera, a quienes tienen en sus manos –o en sus Consejos de Administración- el futuro de la compañía, bancos relacionados, directa o indirectamente, con el poder político. Las entrañas del poder poseen unos tentáculos tan largos como decisivos en esta pelea ideológica, claramente descafeinada en el caso de la SER que plantó batalla, otrora, al PP, sin concesiones.

El PP parte con una situación privilegiada en el control, casi absoluto, de los medios de comunicación, y de la radio en particular. Lo ha hecho bien Soraya Sáenz de Santamaría. Se ha movido con inteligencia y astucia en este mundillo y ha logrado sus objetivos. La sensación, en las filas del PSOE, es de orfandad mediática. Parten –mantienen muchos de sus candidatos- con serias y complicadas dificultades para trasladar sus mensajes al electorado. Son muchos los intereses, principalmente económicos, que crean una inevitable dependencia económica que obliga, bien a seguir a pies juntillas directrices emanadas de órganos ajenos al periodismo libre; bien, en el mejor de los casos, a autocensurarse, en previsión de malentendidos…

No es, desde luego, el mejor punto de partida para seguir la campaña electoral y los mensajes de unas formaciones políticas y otras; para escuchar los comentarios, a poder ser críticos, pero constructivos, y sobre todo documentados, lejos de la demagogia y los intereses bastardos de contertulios y presuntamente ‘expertos’ en política, tendenciosos en muchos casos. ¿Qué podemos hacer ante este paisaje radiofónico tan poco esperanzador para afrontar el año 2015 con honestidad, y profesionalidad? Está claro que, en primer lugar, cada uno, cada oyente, es muy libre de elegir su opción. Pero, para formarse una opinión, permítanme el consejo, hay que escuchar varias fuentes y consultar varios criterios. Es la única manera de construir un pensamiento personal sólido, basado en el contraste, y alejado del proselitismo ideológico que conduce a un adocenamiento seguro.

Solo se puede adquirir un criterio propio si 
se contrasta la información, y no si se toman prestados 
acríticamente pensamientos ajenos

Con una radio pública controlada por el Gobierno, y el resto de las cadenas privadas muy cercanas a los intereses del PP, con excepciones puntuales, con nombres y apellidos, pero convertidos casi en islas, dentro de sus empresas, sólo nos queda, y no es poco, la red. Internet se está convirtiendo en el refugio de las opciones informativas no representadas en el escenario analógico. Así, no sería una mala idea, igual que Pedro J. Ramírez ha impulsado su propio periódico digital, que algún profesional, o grupo de profesionales, promoviera una radio online verdaderamente independiente de los poderes fácticos, que soslayara ese control y garantizara la independencia del poder por sus propios medios. El propio Pedro J., en PR Noticias, reconocía en una entrevista que, gracias a la red, el Gobierno ya no puede controlar a los medios, como lo ha venido haciendo desde siempre.

¿Una radio informativa online libre?

Nadie hasta ahora se ha atrevido a promover una nueva cadena de radio informativa online en España. Ciertamente, los costes de la puesta en marcha de una emisora en internet son incomparablemente más bajos que los de una cadena de radio analógica, que debe proveerse de una red de emisoras en FM que difundan su señal por todo el territorio nacional. Postes emisores que se obtienen mediante concurso público (es decir, por “favores” de los políticos de turno) y que suponen un capítulo decisivo en los costes fijos de una empresa radiofónica. Partiendo de esta situación ventajosa, de ahorrarse la discrecionalidad del poder en las concesiones, también se evitarían los costes fijos por los postes emisores de FM (alquileres terrenos, material, mantenimiento, personal, sedes locales, etc.), la inversión inicial descendería mucho. El capítulo de personal sería otro asunto, más complejo. Pero, simplemente, pensando en todos los profesionales de la radio española que han sido víctimas de un ERE, ya habría materia prima suficiente, de excelente calidad, y experiencia, por otra parte, como para acometer una aventura como ésta, asumiendo unos riesgos controlados, tal vez en régimen de cooperativa. La organización de unos Servicios Informativos complica mucho cualquier proyecto y la competencia, no nos engañemos, está consolidada. Pero también es cierto que en un año como éste, 2015, año doblemente electoral, es más que previsible que aumente considerablemente el consumo de radio. En cualquier caso, con sus pros y sus contras, si hay algún momento para intentar la aventura, es éste.

La sokatira entre el poder y los medios de información es proverbial. Ya en tiempos de Julio César, en la Roma clásica, hace dos mil años, el político, militar y escritor intentaba controlar las tablas enceradas que se exponían en público para que los romanos supieran en qué trabajaba el Senado. La invención de los tipos móviles de Gutemberg, en torno a 1440, supuso el auténtico aldabonazo para los primeros tabloides y, en consecuencia, para las primeras guerras entre el poder y los medios. De las presiones no se libró ni “La Gazette”, de Théophraste Renaudot (Francia, 1631), a la que se atribuye el honor de ser el primer diario del mundo (aunque lo hizo de manera irregular) y a la que Luis XIII también intentó reconducir en torno al conflicto que mantenía con España, que desembocó en una declaración de guerra en 1635.

Javier Gallego recogiendo su Premio Ondas en 2012, 
cuando la SER le recibió para luego despedirle

De alguna manera, el objetivo de cualquier apegado al poder es perdurarse en el cargo. La metodología para lograr este objetivo varía, según la naturaleza de los intereses que inspiran este deseo, o necesidad. Si realmente existe, por detrás, un convencimiento de servicio público, se trata de un deseo honesto de seguir trabajando por las ideas en que se cree. Si lo único que hay por detrás es el simple hecho de permanecer en el cargo para seguir lucrándose, estaremos ante el peor de los ejemplos de un político prostituido por la codicia. La prensa, nos guste o no, es una herramienta para lograr ese deseo o necesidad. Y los métodos para controlarla abarcan muchos factores, pero los sibilinos han funcionado con mayor eficacia a lo largo de la historia.

El ejemplo de “Carne Cruda”, de Javier Gallego, es uno de los más recientes. Nacida en la radio pública, Radio 3, Gallego fue expulsado del templo en cuanto empezó a hacer ruido y a molestar a los poderosos. La SER le recogió, y hasta le concedió un Premio Ondas para echar en cara al PP su osadía, pero también se lo tuvo que quitar de en medio, cuando quienes mandan le conminaron a repetir la hazaña que ellos cometieron antes en RNE. Hoy, Javier Gallego, vive en internet, y sus oyentes le financian, mediante el crowdfunding, o micromecenazgo. Hace, y dice, lo que realmente quiere decir y el único límite que tiene es el que marca la ley. Es lo que debe ser en un estado de derecho.

Una buena App para móviles es el primer 
gran paso para una nueva radio online, 
y el producto claro!

Mientras que internet sí ha acogido numerosos diarios digitales, con diferentes inspiraciones ideológicas, la radio no se ha resituado todavía en este escenario de competencia abierta con las grandes cadenas generalistas, que son –de momento- las que cortan el bacalao. La tendencia del escenario online camina hacia la especialización, y no hacia contenidos generalistas. Ofertar una radio informativa entraría dentro de la especialización. Pero es cierto –no podemos obviarlo- que la puesta en marcha de una redacción de periodistas que acometan una programación basada en la información como columna vertebral resulta muy costosa. Nadie pretende ocultar esta circunstancia. Pero quién sabe si esos mismos diarios, aprovechando las tan mal aplicadas sinergias de las que todos hemos oído hablar, pueden ser los que promuevan, desde dentro, esa radio informativa online, con una estructura mucho más adaptada a los nuevos tiempos, con los costes mucho más ajustados, y basada, en gran parte, en los podcast y sus posibilidades. El camino sigue abierto, expectante. Y todavía encierra muchas oportunidades para quien sepa olfatearlas y tenga la valentía de superar el miedo al emprendimiento. Pero lo que está claro es que, como me decía Carlos Herrera, en un entrevista en este blog, “la publicidad, paradójicamente, nos hace más libres de lo que somos”, en referencia a los ingresos económicos que proporciona y a la independencia del poder que garantiza. Internet está llena de oportunidades, no lo olvidemos…

FE DE ERRATAS

Iñaki Gabilondo le hizo a José María Aznar, presidente el Gobierno español durante dos Legislaturas, veintitrés entrevistas y creía que no había concedido ninguna a la SER como ‘presidente del Gobierno’. Pero estaba equivocado. Peter Fallow me ha hecho ver, en Twitter, mi error, sacando del archivo, al parecer, la única entrevista que le concedió como primer ministro, en septiembre de 1996, poco después de llegar a La Moncloa. La relación entre el político y el periodista se tensó sobre todo en la segunda Legislatura (2000-2004), a raíz de la Guerra de Irak (2003) y la participación española en este conflicto.

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