Dedicado a mi mejor amigo desconocido
El 18 de octubre de 2014, se cumplieron treinta años de uno de los días más importantes de mi vida. Treinta años de aquel día que cambió mi vida y la de los míos. Aquel día en el que unos padres tuvieron la desgracia de perder a un hijo de nueve años (mi Mejor Amigo Desconocido) y a pesar de eso, fueron lo suficientemente generosos como para regalarle vida a otro niño, a ese niño era yo. Siempre he estado agradecido a esa familia, nunca los conocí, pero desde el primer momento, han ocupado un lugar importante en mi corazón.
Alejandro con su madre en la clínica
Gracias a ese gesto de absoluta y desinteresada generosidad, yo pude “escapar” durante seis años de esas duras sesiones de diálisis, que en esos años y con un cuerpito que apenas alcanzaba los 35 kilos, eran una autentica tortura, sesiones de diálisis que no me permitían desarrollarme físicamente, que no me permitían llevar una vida como cualquier chiquillo de esa edad, no podía jugar como cualquier niño, no podía comer lo mismo que cualquier niño, no me dejaban bañarme en la playa como cualquier niño, no podía avanzar en el colegio como cualquier niño.
Afortunadamente, ese día todo cambió, crecí, no mucho, pero crecí, creo que alcancé la altura del españolito medio de mi época. Empecé a hacer cosas que antes ni soñaba que podría algún día hacer.
Ese día en el que mis incansables luchadores y ejemplo de padres, dijeron, “ya está”.
Ese día, mi familia y yo, conocimos el significado de la palabra felicidad.
Ese día supe que mis amigos del barrio también sufrían por mí, y que ellos, quizás, también conocieron ahi la palabra felicidad.
Ese día en el que el mejor Maestro que tuve en toda mi etapa escolar, mi querido y siempre recordado Don Felipe, me confesó en una entrañable carta, carta que aún conservo, que yo era un ejemplo para él, que con mi actitud yo le había enseñado a valorar las cosas importantes de la vida.
Ese día fue el principio de muchas cosas buenas, por supuesto, algunas no tanto, pero siempre quedará en mi memoria como el día en que un pobre chiquillo, sin conocerme, me regaló su vida y así, sin saberlo, se convirtió en mi Mejor Amigo Desconocido.
En el audio que les adjuntamos a continuación, pueden escuchar la entrevista que mantuve con Marisol Ayala el pasado lunes en el programa Crónicas en Blanco y Negro de la cadena SER:
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