«Es evidente que si César Manrique estuviera vivo ya nos hubiera comunicado todo lo que tenemos que hacer y sentir, pero no existen voces que sean capaces de transmitir lo que es necesario, lo que tiene que ser verdadero. Si a Lanzarote le causamos algún daño sería horroroso porque es nada menos que Reserva de la Biosfera”.
Estas palabras, pronunciadas la semana pasada por el genial escultor Martín Chirino al ser interpelado por las prospecciones petrolíferas en aguas canarias, nos invitan a seguir reflexionando sobre la Canarias que queremos; las palabras de Chirino nos recuerdan la deuda que mantenemos aún con quienes apostaron en el pasado por la naturaleza o el medio ambiente, y nos estimulan a continuar en la defensa de un modelo sostenible en el que la inmensa mayoría de los canarios creemos firmemente.
En la defensa de un modelo que conviva inteligente y responsablemente con nuestros valores naturales, no vamos a bajar los brazos en nuestro rechazo a las prospecciones petrolíferas. No vamos a tirar la toalla. No vamos a hacerlo aunque el PP active mecanismos de todo tipo para mandar a callar a los canarios. No vamos a dejar de exigir que el PP explique por qué defiende sin sonrojarse el interés de una multinacional.
No vamos a bajar los brazos a pesar de los constantes intentos del Gobierno del PP de frenar la consulta ciudadana, de silenciar a los canarios, de mandarnos a callar porque no quieren que nos pronunciemos sobre nuestro presente y futuro.
Hace tan solo unas horas se ha admitido a trámite por parte del Tribunal Constitucional el recurso promovido por el Estado contra los decretos que regulan la convocatoria y la pregunta, un acto meramente formal que lleva implícita la suspensión de los preceptos impugnados.
Así las cosas, no nos engañemos; que no nos confundan. No es el TC el que frena la consulta ciudadana. Tampoco la frena el Gobierno de Canarias. Es el Gobierno del PP el que ha puesto freno a la consulta, el que quiere poner un esparadrapo en la boca a todos los canarios para que no nos expresemos.
La consulta se frena a raíz de una decisión política. El Gobierno del PP no quiere escuchar la voz de los canarios en un asunto de vital importancia para nuestro futuro, y ha sido su decisión, una decisión de claro carácter político, la que llena el camino de obstáculos para impedir la consulta.
El PP frena la consulta, pero convencidos de la legalidad de la misma confiamos en que en unos meses el propio TC avalará su celebración.
Al PP se le llena la boca hablando de regeneración, transparencia y participación; dicen una cosa y hacen la contraria, así les va y así están perdiendo masiva e imparablemente la confianza de la ciudadanía. Ni regeneración, ni transparencia. Tampoco participación.
Ni la convocatoria de consulta ni la misma autorización a la petrolera para realizar prospecciones en nuestras aguas debieron entrar nunca en el ámbito judicial, porque en ambos casos se trata de asuntos que se dirimen en el ámbito político.
El Gobierno del PP quiere escudarse ahora en los tribunales para justificar su oposición a un procedimiento estrictamente democrático y para respaldar su posición original: entregar las aguas canarias a Repsol.
A la unanimidad del Consejo Consultivo de Canarias sobre la legalidad de la actuación del Gobierno canario, cabe añadir –porque así me consta- que respecto al informe del Consejo de Estado hubo serias discrepancias entre algunos de sus más destacados y significados miembros.
En todo caso, el Gobierno de Canarias, la mayor parte de las instituciones del Archipiélago y una aplastante mayoría social seguiremos combatiendo a todos los niveles lo que consideramos una agresión en toda regla por parte del Gobierno del Estado a uno de sus territorios; una actuación que remite a actitudes caciquiles y a abusos que los canarios nunca hemos tolerado.
Volviendo a las palabras de Chirino, sabemos lo que tenemos que hacer y, entre todos, seguiremos haciendo los esfuerzos precisos para transmitir lo que es necesario. Aunque nuestros receptores estén a más de mil kilómetros y nuestro futuro no les importe lo más mínimo.
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