La ermita de San Pedro presenta una imagen del titular del siglo XVII. Se trata de un tipo de talla completa, con un retablo que imita formas marmóreas. Durante mucho tiempo abandonada y hoy, afortunadamente, restaurada.
Las haciendas de las Chozas, Siña Benita, La Torre y la de Ruiz, son edificaciones del siglo XVIII, conservando esta última la ermita de San Antonio de Padua. No ocurrió lo mismo con la ermita dedicada al mismo Santo que se encontraba en la hacienda del Cuchillo, una fundación de finales del siglo XVII.
En cuanto a la hacienda del Socorro podemos observar como la misma se trata de una edificación del siglo XVII ligada al devenir religioso de Los Realejos, destacando la presencia de tres interesantes lienzos que representan a San Jerónimo y San Esteban Mártir, siendo importante además la escena de la Familia de la Virgen, óleo del siglo XVIII.
Otra de las edificaciones a destacar sería la hacienda de la Coronela, que muestra un notable deterioro en su estructura, pero conserva aún su génesis primitiva.
La ermita de San Sebastián data de 1730. La misma se encuentra realizada a base de gruesos muros en mampostería en cuya fachada se abre la puerta de cantería gris. Tal espacio sufrió un terrible incendio en la madrugada del 26 de julio de 1885, destruyendo el mismo la mayor parte del recinto religioso. La imagen titular pudo salvarse trasladándose la misma con posterioridad a la iglesia de la Concepción.
Sobresale la hacienda de Poggio. Levantada sobre una planta en forma de L, con balcón y ventanas simétricas. Aunque ha sufrido notables reformas, en fechas posteriores se puede apreciar todavía su configuración del siglo XVIII.
La hacienda de la Gorvorana ubicada en el barrio del Toscal-Longuera tiene unos orígenes que se remontan a la propia conquista, siendo su fundador Francisco Garvolán, que acompañó en la conquista a Fernández de Lugo, sufriendo una transformación en los siglos XIX y XX, perviviendo de su trazado original así como su amplio portalón que da paso al patio. El estado actual es lamentable y su deterioro amenaza con destruir una hacienda que tanta importancia en los siglos pasados, llegando a ser la de mayor extensión en el Realejo de Abajo.
En Tigaiga, resultan llamativos los diferentes testimonios de la arquitectura tradicional que podemos llegar a observar, con toda una serie de escaleras exteriores, cubiertas con tejado con forma de alero en su tramo final. Entre ellas sobresale la Hacienda de La Era, con sus amplias galerías voladas sobre pilares de tea y La Coronela, que era, a fines del XVII, de Francisco Machado Jaén. A pesar de su deterioro, conserva su traza primitiva, con un corredor interior y un oratorio cubierto por una armadura mudéjar.
En definitiva, se trata de toda una serie de edificaciones que merecen ser conservadas y puestas en uso para el disfrute de todos aquellos que deseen aproximarse a elementos que aún conservan Los Realejos de su patrimonio. En algunos casos, se han realizado reformas (Rambla de Castro, ermita de San Pedro, etcétera) Otros testigos del pasado como la hacienda de la Gorvorana no han merecido ningún atención por parte de las autoridades competentes y desgraciadamente terminarán por caer, como testigo de un pasado que se pierde y con ello, una parte de nuestra identidad.
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