Agoniza el peor año que al menos yo he vivido y no dudo que también el peor para millones de españoles. El peor; el que le hundió la vida a tantos, el que nos ha dejado plomos en las alas. Se va 2013 y a pocas horas de decirle adiós –cosa que no pienso celebrar porque me temo que el que viene tampoco será mucho mejor, perdonen la negatividad- recuerdo episodios personales y menos personales que me han marcado los doce últimos meses. Ha habido una muerte cercana, muy cercana, y he visto, como todos, la desolación de quienes han perdido su trabajo, su casa, sus ilusiones…la mirada de quien extiende la mano en busca de ayuda. Y de pronto, sin saber por qué, me viene a la memoria la hija de Fabra (PP) que este año agitando su rubia melena un día gritó “¡qué se jodan!”. Y tanto que nos hemos jodido con corruptos como su padre y tantos más; si su grito fue una consigna ha sido cumplida a rajatabla. Pero no es día de contar corruptos porque se nos echan las uvas encima. En el 2013 he recuperado amigos y he apartado de mi vida a otros; he cuidado de la gente que quiero y eso en el saldo final me hace feliz, me anima para seguir en ese camino, el camino de la satisfacción personal, el que de verdad me gratifica.
Hace unos días me preguntaba ¿qué hará la vida con ellos?, con los que nos han puesto plomos en las alas. Esos. No sé qué hará la vida con los políticos y banqueros que han arruinado nuestro país, le han mutilado la ilusión a millones de personas y han aplastado el futuro de otros millones de jóvenes. No sé qué hará la vida con ellos pero siendo hoy el último día del año no me parece mala fecha para que recordemos que gracias a ellos, los que nos gobiernan y nos gobernaron, vivimos rodeados de pobreza, de gente que se alimenta en los contenedores, de hambre, de miseria, de enfermos y de miserables que crecen y se multiplican. Y sin futuro. Todo gracias a ellos. A los que levitan, a los que han despreciado a los ciudadanos, a los que han robado, despilfarrado, utilizado España como su propiedad, sembrado el país de miedo…a esos. Estos desalmados han sido tan eficaces en su devastación que hemos retrocedido 30 años. Y se ríen. El listado de culpables es largo, mucho, pero los conocemos a todos. Están en nuestra memoria.
Termino. A los amigos que me siguen en el deseo de que remontemos, que el año que toca en la puerta se porte mejor, que nos quiera un poco más y que nos permita volver a ilusionarnos. No entiendo la vida sin ilusión. Por eso.
Un abrazo.
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