Les diré de qué se trata la noticia de la que les hablé hace unas horas. No mencionaré nombres por respeto a los afectados pero si desarrollaré la noticia porque es importante que se sepa. En el Hospital Insular de Las Palmas GC., un enfermo mental que permanecía ingresado en el centro médico se agravó y lo trasladaron al servicio de urgencias.
El paciente, 73 años, permaneció en urgencias unas horas mientras que su hermana le aguardaba en la sala de espera para conocer su evolución. Como pasaba el tiempo la señora (que había advertido al personal sobre las tendencias suicidas de su familiar para que no lo dejaran solo) se interesó por su salud de manera insistente. Lo cierto es que a las cuatro o cinco horas -desconozco con exactitud el tiempo- se presentó en urgencias la Policía Municipal para decirle a la mujer que su hermano se había fugado y lo había atropellado un coche en Hoya de la Plata. Que estaba muerto, vamos.
Es evidente que el enfermo no era una persona para permanecer sin control alguno en el centro y es evidente, asimismo, que ese control no existió de tal manera que en un descuido se escapó y perdió la vida. He animado a la familia del fallecido, con quien he comunicado por medio de una amiga, para que denuncien el caso y exijan una investigación y de momento no quieren. Se están reponiendo del disgusto por la pérdida del anciano ocurrido la madrugada de miércoles. Ojalá se animen para que quienes tienen responsabilidades sanitarias en el Hospital Insular y en la Consejería de Sanidad del gobierno canario le expliquen a la sociedad qué ha pasado.
Fuentes del servicio médico de urgencias me explicaron hace un rato que el caos en urgencias es terrible, con falta de personal y sin posibilidad material de prestar una atención sociosanitaria, como fue el caso, con todas las garantías.
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