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RNE recupera su brillo, le queda el esplendor (II). Por Gorka Zumeta

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¡El García! En su momento, tuve la oportunidad de comentar qué impresión me merecía “Esto me suena”, cuando se emitía por las tardes, de 15:00 a 16:00 horas, contraprogramando el omnipresente deporte (sobre todo fútbol) del resto de cadenas de radio. Manuel Ventero relegó a Ciudadano García a las madrugadas, para encajar en su horario “Los Clásicos”, con Carlos Santos y Mikaela Vergara, a la que se ha instalado en esta nueva temporada en “Radio Clásica”. Con su paso a las madrugadas dejé de escucharles, salvo en alguna ocasión, muy esporádica, a través de podcast.
José Antonio «Ciudadano» García se sienta cada tarde
en el locutorio de RNE para dejarse sorprender  por lo
que le cuentan su equipo y los colaboradores
También en su momento, comenté en este mismo blog que José Antonio García me parecía un gran valor de la radio pública y que, por sus especiales características, y maneras de hacer radio, debería ser un candidato que aspirara a mayores responsabilidades dentro de la cadena. Lo comenté en un recuadro incluido en la entrevista que tuve la suerte de realizar a Ignacio Elguero, entonces director de RNE (antigua Radio 1) y hoy director de Programas de RNE.  No voy a ser tan presuntuoso como para pensar que Elguero leyó mis palabras, siguió mi consejo y potenció a Ciudadano García, pero sí al menos puedo subrayar la evidente coincidencia en la apreciación.
García, ante el reto de asumir las tardes de RNE, tenía dos opciones: una, la continuidad del formato de “Esto me suena”, por la que ha optado y dos, la ruptura radical con lo hecho hasta entonces y el replanteamiento de la estructura y los contenidos. Desconozco las circunstancias del encargo, pero pienso que en la decisión pesaría la estructura del anterior programa, aunque la responsabilidad se cuadruplicaba. Partiendo de un sentido puramente pragmático y atendiendo también al poco tiempo con que se comunicó la decisión de cesar a los profesionales elegidos por Ventero –Manolo HH y Yolanda Flores– lo lógico, parecía ser, era la continuidad de la fórmula.
«Ciudadano García» no es un personaje de ficción,
es José Antonio García ejerciendo de ciudadano

Sin embargo, cuatro horas de duración de un programa no tienen nada que ver con los 60 minutos que ocupaban originalmente en la parrilla de RNE. Y el planteamiento para abordar este tiempo de antena podría haber cambiado. Pero García prefirió obviar los cambios radicales, y apostar por la prolongación del modelo. “Esto me suena” era, y me refiero en pasado a la etapa anterior a su puesta de largo en las tardes de RNE, un programa “alternativo”. ¿A qué me refiero cuando utilizo este término, tan inconcreto? Al intento, logrado por otra parte, de servir de plataforma a contenidos que no tenían cabida en los grandes programas ómnibus de la radio española. Así, García podía entrevistar una tarde al ganador de un torneo de mus de un pueblo perdido en el mapa castellano-leonés y al día siguiente a un niño violinista que iba a ofrecer su primer concierto como solista con una orquesta infantil en su pueblo. La pericia de José Antonio García conseguía entresacar de ambos entrevistados (a veces no) respuestas atractivas a sus curiosidades. Su estilo campechano, cercano, cómplice, espontáneo, facilitaba la empatía entre entrevistador y entrevistado y el resultado era, ciertamente, atractivo.

Las tardes de RNE no pueden ser alternativas. O, cuando menos, tan alternativas. Deben aspirar a reunir al mayor número de oyentes posible. Desde ese planteamiento no generalista está automutilando su línea de enganche con la audiencia. Entrevistar a la directora de operaciones del hotel “La Reconquista”, de Oviedo, como ocurrió hace unos días, quedó simpático, sobre todo si la invitada se extendía en las descripciones que le pedía David Sierra, el segundo de a bordo que presentaba el programa ese viernes (25.10.2013). Pero, aun admitiendo que esta entrevista podía reunir interés para la audiencia (en realidad se estaban buscando chascarrillos sobre la estancia de los Príncipes de Asturias en la capital del Principado, con ocasión de la entrega de los Premios Príncipes de Asturias), lo cierto es que el programa de las tardes de RNE debe aspirar también, por qué no, a entrevistar a algunos de los premiados. Me hubiera gustado escuchar a Antonio Muñoz Molina con García, ¿por qué no? (Ya sé que se ‘lo llevó’ Alfredo Menéndez a la mañana…). Me encantó, por ejemplo, y no hace mucho, la entrevista a mi paisano y chef Andoni Luis Aduriz. Hay otra forma de charlar en la radio…
«Esto me suena», de RNE, es un programa más coral que
«Las Mañanas», aquí el núcleo duro del equipo de García

Reducir, en las tardes de RNE, los Premios Príncipes de Asturias, a una entrevista con la directora de operaciones del hotel donde se alojan los Príncipes y el “séquito”, me parece incompleto, aunque coincido con el propio García en destacar estos otros temas, de segundo ‘nivel’, que se quedarían olvidados en grandes programas y que, en definitiva, no dejan de ser intentos por abordar los temas de una manera más original que la competencia. “Esto me suena” es un programa de gente corriente para gente corriente. Y esto me gusta, pero ya no se emite en un horario marginal, sino estelar, les guste o no.

Lo que distingue al comunicador es su forma de hacer, y de decir. Carlos Herrera podrá gustar más o menos a los oyentes, pero quienes deciden acercarse a él, millones, saben qué se van a encontrar. En el caso de García ocurre lo mismo. Esta ‘aparente antiestrella radiofónica’ tiene, sin duda, un estilo, muy personal, que queda retratado en la antena, y que condiciona no solo a su equipo, que participa de su filosofía, e incluso a los invitados (y, sobre todo, oyentes que le llaman para responder a las propuestas del programa).
Ciudadano García ha logrado crear un núcleo de oyentes que participa activamente en sus encuestas telefónicas. En su momento ya comenté la excesiva “subcontratación” de los contenidos de la radio española encargada a la audiencia, que en algunos casos me parece exagerada. Pero entiendo la necesidad de hacerlo, y de utilizar también, como canal, las modernas redes sociales. Cuando abre el teléfono este programa en su sección “29 segundos” (la mitad de “59 segundos”) para recabar la opinión de los oyentes acerca de los temas planteados, García habla con ellos como si estuvieran fuera de micrófono, tal es la naturalidad que imprime al micrófono. Tanta, tan sorprendente, y fresca, agradecida, que algún que otro invitado le ha llegado a comentar en antena si la entrevista que había hecho con él “era grabada, o era directo, porque como hablabas así, tan natural…”. Y éste, sin duda, es un gran valor de su manera de hacer radio.
García es un tipo corriente, que ejerce como tal. Pocos como
él son capaces de trasladar a la antena tanta naturalidad

 

Esa misma naturalidad, y aparente facilidad para hacer el programa de García, circula a veces por caminos comprometidos en su trato con los oyentes. Lógicamente, la premura de tiempo (esos 29 segundos…) impone ir al grano, pero no todos los oyentes conocen estas técnicas apremiantes, lo que se nota que irrita a García. En la radio de siempre, la voz –aunque delata- puede controlarse; pero las imágenes, muy fieles, que proporcionan las cámaras del locutorio ponen en evidencia a García por su enfado o contrariedad, con muecas y gestos siempre inoportunos, y descalificantes. No puede decirse que llegue, en absoluto, al nivel de Carlos Pumares en su relación con los oyentes, pero transitar por ese camino implica riesgos que hay que saber controlar, como algunas veces le ha recriminado su propio equipo (“¡García, que hay cámaras…!”).

Este programa mosaico, subdividido en decenas de secciones y subsecciones, que los propios oyentes amplían y proponen, comienza todas las tardes con una “persona feliz”, que llama, con aires algo exhibicionistas, para proclamar a los cuatro vientos las razones de su inmejorable estado de ánimo. Resulta contagioso, y éste es, sin duda, el principal objetivo que se persigue incluyendo este contenido. Es una muy buena manera de comenzar un programa como éste, vocacionalmente amable, en el que hasta los temas más sesudos de la actualidad informativa del día se someten al juicio o, mejor dicho, al sentido común, de García y su equipo que, adoptando el rol de un ciudadano más, emite sentencias, en ocasiones demoledoras, con un par de palabras. Ingenioso ejercicio de síntesis crítica.
David, Marta, «El García» y Toño, voces  familiares de las tardes de RNE
En definitiva, Ciudadano García hace de “Esto me suena” un programa sencillo en sus mimbres, que debería autoafirmar y alimentar  más su autoestima, más allá de la anécdota y la gracieta, sometiendo bajo este tamiz de la gente corriente, a políticos, actores, cantantes, y demás personajes públicos, de primera fila, a los que antes no quería prestar atención. Pero el interés, ahora que puede –y, creo, debe- reside en ver a estos nombres populares (por diferentes razones) responder a una situación comprometida como la que puede plantear un cuestionario, en fondo y forma, suscrito por el ‘corriente’ José Antonio García. Me apetece mucho comprobar cómo se desenvuelven en estas aguas…
Continúa…

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