Ciencia SOCIEDAD

Los vómitos y las heces, lo que da más asco a los españoles

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AGENCIAS.- Investigadores de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) han hecho una encuesta para conocer qué es lo que despierta más asco entre la población española y han visto que lo más citado son los desechos corporales, como los vómitos o las heces.

El asco es una emoción básica, como el miedo, la tristeza o la ira, pero «ha recibido mucha menos atención por parte de la comunidad científica» que las demás emociones negativas, según reconocen los autores de este hallazgo, que publica la ‘Revista Argentina de Clínica Psicológica’.

De hecho, hasta ahora no existían estudios que evaluaran qué despierta asco en la población española. «Ésta es la primera investigación que se ha llevado a cabo en España para analizar las situaciones que producen reacciones de asco en las personas», explica Bonifacio Sandín, investigador de Psicología de la UNED y autor principal del trabajo.

El estudio contó con la participación de 73 voluntarios (51 mujeres y 22 varones) y es el más amplio en la materia a nivel internacional. Los participantes tenían que contestar tres preguntas sobre situaciones que suelen producir asco, sobre sus propias experiencias y sobre las reacciones experimentadas durante esas situaciones.

«Claramente los productos corporales constituyen estímulos que parecen asociarse de forma elevada a las reacciones de asco y, entre las más frecuentes se encontraban las relativas a vómito, heces, mucosidad y sangre», apunta Sandín.

En concreto, el 87,3 por ciento de las descripciones de la población se referían a las siguientes cinco categorías de asco: hacia productos corporales, animales (como cucarachas, reptiles, insectos, roedores o arañas), alimentos (comida en descomposición o casquería), transgresión de la envoltura corporal (heridas con sangre u operaciones) e higiene (basura, falta de higiene o pelo graso).

El resto de las descripciones hacía alusión a situaciones de descomposición o muerte, socio-morales (prostitución, violencia, abuso infantil o violación), sexo, marginación y enfermedad.

Sexo

Los investigadores destacan que muy pocas experiencias asociadas al sexo fueron molestas para los participantes. Pese a ello, entre ellas se encuadraron respuestas como ver un vídeo pornográfico, el masoquismo sexual e incluso, aunque «en menor medida», ver besarse a homosexuales.

Junto a las reacciones de asco más o menos comunes, algunos participantes confesaron responder con asco a situaciones atípicas como observar trozos de lana frotándose, ver a alguien comer un ajo crudo, mirar muchos ojos juntos, el ruido de una dentadura postiza al comer o imaginar a los progenitores haciendo el acto sexual.

En cuanto a las reacciones fisiológicas experimentadas por los encuestados ante estas situaciones, la mayoría fueron náuseas, seguidas de palidez, sudoración, escalofríos o malestar en el estómago.

Aunque este estudio sea pionero en la cultura española, existen dos trabajos norteamericanos que también han analizado las dimensiones del asco. Teniendo en cuenta que sus muestras de población eran inferiores (de 20 y 14 voluntarios), lo que dificulta realizar comparaciones entre estos estudios y el español, Sandín destaca una diferencia fundamental, referida al contenido sexual.

«Las reacciones de asco de tipo sexual eran mucho menos relevantes en la población española (3,4% del total), mientras que se encontraba entre las tres primeras categorías en la población norteamericana, tras la comida y los productos corporales», comenta el investigador.

En su opinión, las diferencias podrían deberse «a que la cultura norteamericana percibe la sexualidad con mayor grado de moralidad que la española».

Sistemas fóbicos

En otro estudio sobre la misma materia, publicado en la ‘Revista de Psicopatología y Psicología Clínica’, el equipo de investigadores demuestra que el asco predice síntomas fóbicos, como el miedo a las inyecciones o a determinados animales, síntomas típicos de determinados trastornos de ansiedad.

De hecho, pacientes con fobias de este tipo dicen que «en realidad le producen más asco que miedo», puntualiza Sandín. «Esto quiere decir que las respuestas fóbicas también se asocian al asco, no solo al miedo como se creía hasta ahora», añade.

Para llegar a esta conclusión los investigadores utilizaron un nuevo instrumento multidimensional de evaluación del asco (la escala EMA) desarrollado por ellos mismos, a partir de una muestra de casi 2.000 participantes de todas las regiones españolas.

El hallazgo será útil desde el punto de vista clínico, para que el tratamiento de estas fobias se aborde incluyendo estrategias que traten el nivel de asco asociado, indican los autores en el estudio.

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