Ciencia Medio Ambiente SOCIEDAD

ENTREVISTA. Wolfredo Wildpret de la Torre, catedrático emérito de Botánica

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“Reducir el dinero destinado para la cultura y la educación afectará al progreso de Canarias”

Por Dolores Hernández/Fotografía: Natale Sandoli.-

En el período de 1980 a 1983, compaginó la docencia en la ULL con la dirección del Museo de Ciencias Naturales de Santa Cruz – hoy de la Naturaleza y El Hombre- y fomentó la investigación entre ambos organismos…

El Museo de Ciencias Naturales del Cabildo Insular de Tenerife se hallaba instalado precariamente desde sus inicios en un edificio destinado a Insectario Provincial situado en la Avenida de Bélgica. Su actividad científica inicial impulsada por el entomólogo José María Fernández y un grupo de colaboradores se desarrolló principalmente en el estudio de la Entomología Canaria y en confeccionar una serie de colecciones entomológicas del material estudiado. Al ponerse en marcha, en los años setenta del siglo pasado, el proyecto de construcción del actual Parque de la Granja el Insectario tuvo que desaparecer de su emplazamiento con lo que la desaparición del Museo que por aquellas fechas había acogido a una serie de jóvenes estudiantes e investigadores de la recién creada Facultad de Biología, parecía inminente. Por aquellas fechas el director profesor Telesforo Bravo y el geólogo y paleontólogo Francisco García Talavera becario del Cabildo contribuyeron a incrementar la actividad científica y museística de forma notable. Cuando me fue planteada la inminencia del desalojo del Museo puse en conocimiento del Cabildo esta situación y gracias a la rápida y efectiva gestión del entonces vicepresidente Leoncio Oramas Tolosa el pleno de la Corporación dispuso que el Museo ocupara una de las dependencias del desalojado Hospital de los Desamparados. A partir de ese momento el Cabildo comenzó a dotar de medios al Museo, se convocaron becas de investigadores se ordenaron las colecciones e incluso se adquirió una importante colección de aves etc. Cuando el profesor  Bravo renunció a la dirección me fue ofrecido dicho puesto que acepté con mucho gusto y durante los años que Vd. ha señalado procuré seguir incrementando la labor del Museo. Tuve la suerte de contar con dos excelentes colaboradores funcionarios del Cabildo que se ocuparon de la administración de los fondos económicos. Al ser elegido Decano de la Facultad de Biología renuncié del cargo de director y fue nombrado para ese puesto mi gran amigo Juan José Bacallado. El Museo desde aquel momento inició una etapa ascendente. Instalado en una espléndida sede totalmente reformada dotado de los materiales indispensables realiza una labor investigadora y divulgadora encomiable, algo impensable en aquellas remotas fechas. Es de lamentar que esta institución, como muchas de Canarias tanto culturales como científicas, tengan que sufrir en sus presupuestos los recortes que la crisis actual está ocasionando a las administraciones públicas y a sus funcionarios. Reducir el dinero destinado para la cultura y la educación es desde mi punto de vista una miopía política. Las consecuencias de estas decisiones equivocadas me temo que a corto plazo afectarán al progreso de Canarias.

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Wildpret ha dedidado 46 años a la docencia e investigación en la ULL
Foto: Natale Sandoli

E. Beltrán afirma que: “El profesor Wildpret siempre se ha preocupado por la comunicación fluida entre la Universidad y la sociedad que le rodea”. A. Alarcó escribe: “Es sólo desde el empeño en que la ciencia sea accesible a todos desde el único prisma en el que se comprende la labor de Wildpret”. Sin embargo, no siempre el conocimiento científico llega al gran público, por su difusión en medios especializados.

En algunas ocasiones he publicado en la prensa algunos artículos divulgativos o simplemente reflexiones sobre cuestiones ambientales. En la radio he sido entrevistado decenas de veces. El record de estas lo ostenta el recientemente fallecido periodista César Fernández Trujillo que desde la tristemente desparecida Radio Isla me llamaba con frecuencia a primera hora de la mañana para pedirme  opinión sobre una variada temática. En la televisión, he sido invitado a participar en numerosas ocasiones en los distintos medios que operan en Canarias. Sabe usted por qué, porque desgraciadamente no existen compañeros suyos especializados en la comunicación científica. No hay en estos momentos en la ULL, al menos que yo conozca, profesionales que se dediquen a difundir a los distintos medios de comunicación la realidad de la inmensa producción científica que se genera en la Universidad de La Laguna. Le voy a poner un ejemplo muy cercano. Si hubiera una persona que se dedicara exclusivamente a escribir lo que ocurre en las Facultades de Ciencias tendría temas para publicar por lo menos durante un año Tesis doctorales, conferencias, actos culturales, estudiantes Erasmus que vienen etc. son temas que dan para mucha información. Hace más de treinta años que de forma ininterrumpida se vienen celebrando en la Facultad de Biología unas Jornadas Micológicas que desde mi punto de vista son las más importantes de Canarias pues yo no he visto nunca un reportaje en la prensa sobre estas Jornadas donde se pone a disposición del gran público la posibilidad de contemplar de forma muy variada un recurso  que anualmente se desarrolla durante el otoño-invierno principalmente en los bosque canarios. Como testimonio de lo que le estoy diciendo pongo a su disposición el libro de visitas de la Unidad de Botánica del Departamento. Ahí podrá usted comprobar la cantidad de personas que nos han visitado desde los años 70 del siglo pasado hasta el presente. Dadas mis excelentes relaciones con algunas universidades alemanas  he tenido la satisfacción de atender a más de quinientos alumnos procedentes de esas universidades que junto a sus profesores vienen a Canarias en viajes de prácticas.  Unos doce de ellos han realizado sus tesinas y cinco tesis doctorales sobre temas relacionados con la biodiversidad canaria. La jornadas de puertas abiertas en que se invita a la sociedad a visitar los distintos centros universitarios es una iniciativa positiva pero desde mi punto de vista insuficiente. Hay que promocionar más la imagen de la Universidad y no desacreditarla tanto. Todos tenemos defectos y virtudes y en este sentido la Universidad los tiene. Pero por encima de todo hay que valorar lo que ha supuesto para la sociedad canaria y su pueblo el que miles de habitantes del archipiélago hayan podido disfrutar por un coste relativamente bajo de unas instalaciones universitarias donde han podido desarrollar su formación y recibir una preparación básica para su ejercicio profesional.

A lo largo de su trayectoria profesional, ha visitado más de una quincena de jardines botánicos de España y de otros países para el estudio de herbarios y colecciones de plantas. ¿En qué estado se encuentran nuestros jardines Botánicos de La Orotava (del que su abuelo fue jardinero y usted director), El Teide (del que usted es miembro fundador) y, el Viera y Clavijo?

El Viera y Clavijo es hoy en día el mejor de Canarias, sin duda, es la perla del Cabildo Insular de Gran Canaria. El de La Orotava ha pasado por diversas crisis, a pesar de ser el más visitado. Su  ampliación es una obra inacabada. Fíjese que casi el ochenta por ciento de los gastos que tiene el jardín se amortizan con el importe que pagan los visitantes por las entradas. Si el jardín estuviese  mejor gestionado daría beneficios. El problema del jardín del Teide, proyecto que se realizó a partir de una propuesta mía, es que hay una restricción enorme de personal en la gestión del parque que de paso afecta al jardín. Personalmente creo que está bien estructurado pero necesita  una remodelación, y la elaboración de un catálogo.

NAF9979-198x300En las últimas décadas, han surgido, una serie de plataformas en defensa del medioambiente insular con campañas mediáticas y manifestaciones, entre otras actuaciones. Como hombre de profundas convicciones, que ha asumido un compromiso con la Naturaleza de nuestro entorno. En calidad de ecologista, fundador y presidente de ATAN (Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza), ¿qué papel han jugado estas organizaciones en el ámbito territorial?

En primer lugar debo manifestarle que a mi no me gustan los  “ismos”. Mi compromiso está basado a través del estudio y la defensa del medio natural, agrícola y urbano en la búsqueda de una armonía entre estos tres conceptos. La presencia de estas asociaciones de amigos de la Naturaleza o las manifiestamente ecologistas minoritarias y altruistas han sido fundamentales en defensa del patrimonio insular.  No quiero pensar lo que hubieran sido estas islas en manos de especuladores, en ocasiones con apoyo político, sin ningún tipo de control. Con escasos medios pero con un gran espíritu combativo y con una justicia lenta muchas denuncias han trascendido a los medios de comunicación otras han sido censuradas y bastantes se han ganado en los tribunales. Si no hubieran existido estas asociaciones o grupos, los paisajes insulares a estas alturas podrían ofrecer un aspecto terrorífico. Por ponerle un ejemplo lejano le menciono la isla de Juan Fernández en el Océano Pacífico, un ejemplo clásico de lo que ha supuesto la degradación de un territorio insular como consecuencia de la voracidad destructora humana.

Usted ha descrito, “El tomillo de Juan Bay” (Micromeria rivas-martinezii W.) y “La Jarilla de Las Cañadas” (Helianthemun juliae Wildpret), entre otros. ¿Qué sensaciones experimenta un botánico cuando descubre alguna especie y, además, algunas de las descubiertas por otros colegas llevan su nombre?

En esos momentos se le abre a uno un universo mental indescriptible.  Pasada la sorpresa viene la duda. ¿Se trata de una planta desconocida para mí o puede ser una nueva especie?  Trato de recoger material de la misma lo más completo posible. Anoto con precisión los datos ecológicos del lugar. En el Laboratorio procedo a su determinación. Si la clasificación es infructuosa hay que recurrir a la bibliografía específica. Si a pesar del rastreo bibliográfico  no hay éxito en la determinación es cuando procedo a describirla y publicarla con arreglo a unas normas taxonómicas internacionales. En ese momento la especie queda a disposición de los especialistas para confirmarla o rebatirla. Este largo proceso produce una íntima satisfacción sin embargo en taxonomía muchas veces se sufre un proceso de continuo cambio de nombres a especies conflictivas que enriquecen las sinonimias, un fenómeno muy frecuente en la ciencias descriptivas.

Para leer más:

http://doloreshernandezperiodista.com

Canarias de las Ciencias y las Letras

 

 

 

 

 

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