“La radio es el oficio más entretenido”
Continúa…
-Eres profeta en tu tierra, San Cebrián de Castro (Zamora), con homenaje incluido. La radio local también está herida. Cada vez se cierran más y se reduce su horario de emisión, en beneficio de la cadena. Es otro de los ‘regalos’ de la crisis. Decía Ernesto Sábato que ‘de lo local se llega a lo universal’. Yo creo que la radio local es la base de la radio, el primer estadio. ¿Qué reflexión te merece esta afirmación previa? ¿Y qué programa pondrías en marcha en Radio San Cebrián de Castro?
-San Cebrián es el pueblo donde nací, porque pasó mi padre unos años trabajando; de pequeño me llevaron para Almería, donde mi familia echó raíces. Cuando volví a San Cebrián al cabo de medio siglo, me recibieron con afecto, sin echarme la bronca, como pensaba, por ser tan descastado y haber pasado tanto tiempo sin pisar el pueblo. Resulta que estaban acostumbrados. ¡son tantos los que se marcharon hace décadas (casi todos al País Vasco) para no volver!. Pero San Cebrián, con sus doscientos y pico habitantes actuales, no necesita radio: para eso tiene ya “La esquina el balcón”, que es un lugar de encuentro entre el ayuntamiento y la iglesia, en el edificio donde estaba la escuela cuando yo iba a la escuela. La Esquina el Balcón es una radio viva que se complementa con “las visitas” diarias a los parientes o allegados que no están ya para salir de casa. Si yo tuviera un programa de radio en mi pueblo sería para animar a los vecinos a escuchar menos la radio, a salir más a la calle o a recibir y hacer más visitas: a mejorar la vida social.
Carlos Santos en el corazón de Madrid, la Gran Vía, calle de radio
– ¿”Los Clásicos”, que compartes con Mikaela Vergara ante el micrófono, son un regalo que te han hecho en RNE?
-‘Los Clásicos’ son una gran ocasión de hacer la mejor radio posible con el mejor material sonoro que ha creado en toda su Historia el ser humano. En eso estamos y parece que no va mal. Ya somos el auditorio más popular y bullanguero del continente.
– Me encanta la naturalidad con que mezcláis en el programa lo poético –la música- con lo prosaico –la gastronomía-. Habéis demostrado que son perfectamente compatibles. ¿Esa precisión en tus recomendaciones por el tapeo nacional es fruto de un intenso trabajo de campo desarrollado en primera persona?
-Es que todo es lo mismo. En la vida real todo va mezclado: periodismo, cocina, románico, montaña. vino, amor, sexo… Una va por ahí mirando, escuchando, apuntando y, cuando el oficio te da ocasión, contándolo. Pobre de aquel que diga “a mí como me gusta la música (o el vino, o el sexo o el románico) paso de todo lo demás”. La música siempre ha estado relacionada con otras actividades vitales, empezando por actividades sustanciales como la bebida o la comida… en buena compañía. Los bares y los auditorios tienen una cosa en común: son lugares de encuentro. La cocina y la música tienen una cosa en común: son actos de creación con sabrosos resultados. Yo en mi vida no hago distinción entre unas cosas y otras y los músicos que conozco, tampoco: lo que más le gusta a todos de los conciertos es..: “las cañitas de después”. Excepto a aquellos que entienden su trabajo como una penosa obligación y después concierto se van corriendo, como si trabajaran en una oficina siniestra. Pero son los menos.
¿Quiénes son los que están debajo del sombrero?
-Eres periodista, filólogo, y tienes también formación musical. Este amplio abanico de formación ¿te ha permitido afrontar el programa con un tono mucho más divulgativo, mucho más, permíteme (hablando de radio) cálido, cercano, incluso cómplice?
Presentación de la nueva temporada de RNE, con Manuel Ventero, director, y Jesús Hermida
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