La entrega de llaves a más de un centenar de vecinos de lo que serán sus nuevas viviendas en Cuesta Piedra es la culminación de un largo proceso que comenzó hace más de quince años, con el objetivo de reponer edificaciones del barrio que habían sido construidas en la década de los años 50 para cubrir la demanda de vivienda urbana de bajo coste en la capital santacrucera tras la Guerra Civil española. El mal estado de las construcciones, con la utilización de materiales de baja calidad que se han ido deteriorando, cayó como una losa sobre las ya modestas vidas de esos vecinos y de alguna manera llegó incluso a estigmatizar socialmente de forma muy injusta al barrio, y por eso se generó la necesidad de esta reposición, que ha requerido mucho tiempo y esfuerzo, pero que hoy podemos decir que ha valido la pena.
Ciento ocho viviendas, ciento ocho llaves, ciento ocho sueños y esperanzas de familias que, de esta manera, podrán contar con un hogar diferente al que hasta ahora ocupaban, adaptado a sus necesidades y acorde con los tiempos actuales. Cierto es que el tiempo transcurrido desde que se inició el proceso para la reposición de todas las viviendas del barrio ha sido tan largo como complejo, con la intervención de distintas administraciones públicas. Pero nadie mejor que los propios vecinos que acceden ahora y en las próximas semanas a este último grupo de viviendas, para dar fe de ello, porque quienes más lo han sufrido. Y nos consta porque, a pesar de todo ello, hemos estado en contacto permanente con todos, a través de la Comisión de Reposición, que ha jugado un papel fundamental en la relación con el Ayuntamiento para la consecución del fin que perseguíamos: la culminación de este proyecto de revitalización del espacio urbano de nuestra ciudad y la mejora de la calidad de vida de tantas familias.
Esta misma semana hemos tenido la oportunidad de compartir con muchos de ellos un acto lleno de simbolismo, como ha sido la inauguración de una muestra fotográfica en la que se incluyen muchas instantáneas de enorme valor sentimental para los habitantes de la Cuesta Piedra. Porque en ellas se trasluce, a modo de gotas, muchos instantes de la historia de este barrio que están relacionados con sus habitantes, con las personas que le han dado vida durante décadas, algunas de ellas ya desaparecidas, y que hoy refuerzan el orgullo de sentirse miembros de una comunidad que se siente renacida.
Confío en que de esta actuación extraigamos conclusiones sobre la línea a seguir en otros barrios y pueblos del municipio. Deseo fervientemente que lo realizado en la Cuesta Piedra sirva de modelo para Santa Cruz en su conjunto, corrigiendo los errores cometidos y repitiendo todo lo bueno que conlleva el desarrollo de esta operación transformadora de la ciudad, que culminará con la demolición de las antiguas viviendas y el uso del suelo resultante para la creación de nuevas dotaciones sociales.
Sin embargo, para que esto sea posible, para que esta “nueva” Cuesta Piedra sea de verdad un modelo imitable en otras zonas del municipio –por ejemplo, en la zona de La Candelaria, o en La Salud–, vamos a requerir del apoyo firme y decidido de las administraciones que por ley están encargadas de aportar la financiación necesaria, a pesar del escenario restrictivo que caracteriza los últimos tiempos. Sólo si hay una actitud de cooperación real y comprometida, tangible en términos presupuestarios, esta capital cuenta con proyectos suficientes para continuar adelante con la labor que quiere llevar a cabo de transformación de la ciudad, que deseamos hacer de manera participativa, en contacto permanente con los vecinos.
Pocos momentos son tan gratificantes en el intenso y ajetreado acontecer de cualquier responsable público, y muy especialmente de un alcalde, como un acto de entrega de llaves de una vivienda. En ese llavero cuelgan familias, recuerdos, vivencias, sueños, esperanzas… vidas que encuentran así una de las palabras más hermosas por todo lo que es y significa: encuentran un hogar, y eso es mucho más que paredes, edificios y calles. Gracias a todos, a quienes han planificado y ejecutado el proyecto, a las distintas administraciones que han participado, a quienes nos han precedido en el desempeño de responsabilidades políticas y técnicas. Pero gracias, sobre todo, a los propios vecinos de Cuesta Piedra por su tenacidad, por su colaboración, por su paciencia, por su constancia: por perseguir un sueño y no desfallecer ante las dificultades. Todos son artífices de la consecución de este viejo proyecto, que tan felices hace hoy a tantas personas de este entrañable rincón de Santa Cruz de Tenerife.
José Manuel Bermúdez Esparza
Alcalde de Santa Cruz de Tenerife
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