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MODA. Juan Gil, el artesano de sueños en plata. Por Mónica Ledesma

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Elblogoferoz / Mónica Ledesma.- El atardecer cubría de oro el azul del mar, fundiéndose en un abrazo de colores bajo la celosa mirada del Sol, que comenzaba a prepararse para el ocaso. La negra arena de la playa de Igueste de San Andrés se vestía de espuma, mientras a lo lejos el rugir de las olas rompía el mágico silencio. En el interior de una cueva, a los pies de la montaña, un grupo de niños jugaba entre risas a buscar el tesoro que, según contaba la leyenda, dejó allí enterrado durante siglos el pirata Amaro Pargo.

Junto a sus amigos de la infancia, el también soñaba con encontrar un día ese gran cofre lleno de joyas, monedas de plata y piedras preciosas que su mente de niño imaginaba, pero los años fueron pasando y el tesoro perdido nunca apareció. No obstante, esas fantasías quedaron adormitadas en su corazón hasta que, hace quince años, las vueltas de la vida le llevaron por casualidad a ser el dueño de su propio tesoro. Todo un mundo de joyas elaboradas de manera artesana en plata, oro o bronce que, engarzadas con perlas, piedras semipreciosas e incluso madera, caracolas o lapas, ya se reconocen bajo el sello de su nombre: Juan Gil.

Aprendió el oficio de la artesanía por casualidad y gracias a su cuñado, Óscar Fraiz, otro reconocido artesano joyero de Lanzarote con el que compartía los largos veranos en su taller de la isla conejera. “Es mi maestro y le debo mucho de lo que hoy sé”, reconoce Juan Gil. “Empecé a ayudarle en sus piezas, pero nunca sin tener la visión comercial de lo que hacía, sólo por hobby. No obstante, mi cuñado vio que tenía dotes para esto y un día me dijo que elaborara una pieza, un fósil, que aún conservo. A partir de ahí, ya me pidió que hiciera más cosas y sin decirme nada vendió mis primeras piezas en su puesto de artesano y con el dinero que ganó con ellas me compró mi primera herramienta para el oficio: una caladora”, recuerda.

El artesano joyero, Juan Gil.

Juan Gil lleva quince años como joyero artesano. Sus piezas, inspiradas en la cultura canaria, las han lucido la Reina Sofía o la Princesa de Asturias

Hasta entonces, Juan Gil compaginaba su faceta de aprendiz de artesano joyero con su otro trabajo, en el desaparecido periódico La Gaceta de Canarias, donde pasó muchos años al frente de la rotativa. No obstante, el declive de este medio y tres despidos nulos a su favor le llevaron finalmente al paro. Fue ahí cuando decidió centrarse en lo que hasta ahora había sido un pasatiempo: la artesanía.

“Comencé a adquirir libros para formarme y fui haciéndome con todo el material necesario, sumando así a la caladora que ya tenía un soplete, una pulidora y una lijadora. Monté en mi casa un pequeño taller y comencé a pasar horas y horas creando piezas, que empecé a vender entre amigos y conocidos. Así, poco a poco, fui entrando en ese mundo. Cuando me di cuenta de que mis trabajos realmente gustaban, saqué el carné de artesano en el Cabildo de Tenerife y empecé a darme a conocer en ferias. Mis pasos han sido cortos, pero seguros”, matiza.

Los trabajos de Juan Gil siempre han tenido como sustento la cultura tradicional canaria, destacando entre sus piezas más emblemáticas las argollas, pequeñas obras de arte inspiradas en las que lucían las mujeres isleñas de antaño. Glamour circular que, precisamente, fue el que contribuyó a que el nombre de este artesano tinerfeño diera el salto a nivel nacional, tras ser elegidas sus piezas como regalos institucionales para la Familia Real española así como para otras importantes personalidades del mundo político y cultural.

Las argollas canarias son de los trabajos más destacados de Juan Gil y han sido objeto de exposiciones en la Casa Lercaro.

De la mano de una de sus principales clientas y, además madrina, la senadora canaria Ana Oramas, las argollas de Juan Gil fueron entregadas como presente a la Reina Sofía en el año 2006 con motivo de la inauguración del tranvía. Dos años después, también serían el regalo del Gobierno regional para Doña Letizia, con motivo de la reinauguración del teatro Leal de La Laguna. Asimismo, la ex vicepresidenta del Gobierno nacional, María Teresa Fernández de la Vega, recibió como presente las argollas artesanas canarias, una piezas que han paseado la elegancia de las Islas a través de ilustres portadoras.

Pero, pese a contar con importantes clientes entre la clase política insular e incluso nombres reconocidos de la cultura a nivel internacional, como la soprano Nicola Beller, Juan Gil no se vanagloria de esta fama sino que sigue centrado en lo que verdaderamente es su motor, la creación.

Piezas en serie y exclusivas

Curiosamente, el artesano no trabaja con colecciones, sino en serie, pues afirma que sus musas no pueden ceñirse a fechas determinadas. “Cuando me llega la inspiración me pongo a trabajar, sin importar el momento. Siempre llevo conmigo una libreta en la que voy plasmando todo lo que veo y lo que puede aportarme ideas futuras”, comenta el artesano. Hojas blancas cubiertas de tinta azul en forma de espirales, corazones o mariposas que vuelan al suave aire que mecen sus manos mientras acarician la multitud de dibujos aún en proyecto.

Sueños de inspiración que toman forma al llegar a su taller, donde realiza el diseño previo a mano alzada para después plasmarlo en un patrón, si se trata de un modelo en serie. Luego, ayudado de un escariador, el dibujo de su libreta se va marcando sobre una lámina de plata, oro u bronce que posteriormente será calada para terminar en una obra de arte a pequeña escala.

Además de las argollas, también broches, colgantes, pendientes, anillos, brazaletes, pulseras, marcadores de libros, pintaderas, grabados, billeteros y corbateros conforman su producción actual. “Hago todo lo que me encargan y, sobre todo, me gusta innovar tanto en diseños como en materiales. Todo, salvo contadas piezas, está inspirado en las tradiciones canarias, para lo cual me he documentado y tengo muchos libros en casa”, añade Juan.

Diseño de media flor con lava encargado por el Ayuntamiento de Santa Cruz como regalo a la Reina del Carnaval 2010/2012.

Imaginación en su máximo exponente que le ha llevado, después de quince años, a contar con una gama infinita de piezas en serie, pues de sus famosas argollas dispone de más de sesenta modelos, en pendientes su producción ronda los veinte y en pintaderas y grabados los modelos superan la treintena. Piezas únicas, mágicas y delicadas que visten de elegancia exquisita a quien las luce.

Alta joyería

Asimismo, otra rama en la que está centrando su trabajo se basa en la creación de piezas exclusivas. “Cada vez tengo más clientela que demanda diseños particulares y, en estos momentos de crisis, he de decir que es la línea que me está ayudando a continuar con mi producción”, indica. Encargos de alta joyería donde piedras semipreciosas traídas por el propio artesano desde la India se engarzan en sueños de plata u oro.

Argollas canarias para niñas.

Cuestionado sobre sus precios, asegura que hay de todo, piezas que van desde los 5 hasta los 150 euros, todo dependiendo del material en que se realicen. “Con la crisis, el volumen de ventas ha bajado mucho, salvo el de las líneas exclusivas que están teniendo mucha aceptación. Pero, aunque el resto de la producción se vende menos, en cambio el material para realizarlas ha incrementado su precio, pues por ejemplo la plata ha triplicado en dos años su valor y, por contra, yo no he podido triplicar el precio de mis productos. Comprar un kilo de plata manufacturada me supone casi mil euros de inversión, pero si ahora encarezco mis piezas, cuando todo el mundo a tu alrededor está bajando precios, pues no vendería nada. No me ha quedado más remedio que mantener los precios, incluso perdiendo, ya que prácticamente sólo cobro  por los materiales que empleo, la hora de trabajo que me lleva elaborar una pieza casi la regalo”, subraya con lástima.

Tienda propia

Otra espinita de Juan Gil es no poder contar, por el momento, con una tienda propia donde vender sus diseños. “Es algo que siempre he tenido en mente, pero no he tenido la oportunidad de dar este paso. La mayor parte de mis creaciones las vendo en persona, en un trato directo con el cliente. Pero, también se pueden encontrar algunas piezas en el TEA, en los locales de artesanía del Cabildo o en el hotel Mirador del Duque en el Sur de Tenerife. Asimismo, ahora estoy junto al colectivo Crearte acudiendo a ferias insulares y regionales, al igual que los fines de semana en la avenida Anaga, cuando llegan los cruceros de turismo”, destaca.

Anillos realizados por el artesano joyero en ébano y coral.

El joyero tinerfeño fue seleccionado en 2012 para los Premios Excelencia 2.0 del Cabildo Insular por difundir su labor artesanal a través de Internet

Igualmente, y aunque no dispone de venta online, afirma que le llegan muchos pedidos de otros países, como Francia o Alemania, por Internet, al igual que de otras Islas o la Península. Una fama internacional por su trabajo que, incluso, ha llevado a clientes de otros rincones del mundo a aprovechar su estancia en la Isla para ir a buscar a Juan a su casa de Igueste de San Andrés tras conocer sus maravillosas creaciones por amigos que, previamente, habían adquirido una de sus piezas.

Publicidad en la Red

Por otra parte, las redes sociales, su blog personal (www.argollascanarias.blogspot.com) y su futura web en construcción, también le han ayudado a promocionar su firma por el resto del mundo. Sus joyas artesanas navegan así por Internet desde Facebook, Pintered o Twitter, contribuyendo no solo a publicitar sus piezas sino a abrir una ventana a la innovación del sector artesanal. Un hecho que le llevó el pasado año a quedar entre los finalistas de los Premios Excelencia 2.0 que concede el Cabildo Insular.

En este sentido, y con ese gusanillo de innovar, actualmente este artesano realiza, junto a otros compañeros del oficio, un workshop sobre diseño industrial, que impulsado por el Cabildo busca modernizar al sector con nuevas técnicas de comercio y de trabajo.

Anillo en base de plata con perlas teñidas de la colección de piezas exclusivas de Juan Gil.

Cada pieza se elabora a mano sobre plata, oro u bronce. Nobles metales sobre los que engarza piedras semipreciosas, perlas, madera, caracolas o lapas

“He tenido mucha suerte y he logrado hacerme un nombre dentro del sector de la joyería artesanal. Algo que ya no me sorprende solo a mí, sino a clientes que incluso reconocen mis piezas a simple vista. La experiencia y el cuidar mucho mi trabajo ha contribuido a que mi línea sea identificada y aparte le ha dado un valor a la firma. Lo positivo de mi labor y lo que quizás me diferencia de otros artesanos es que mis productos no se quedan en una casa, sino que pasean por las calles a través de la gente que los luce. Este hecho creo que ha servido para que mis diseños tengan más reconocimiento social”, dice el creador.

Otro dato curioso es que aunque las joyas de Juan Gil se engloban en el sector artesano, por otra parte son moda. Y, aunque otras firmas artesanas como Pisaverde si forman parte del colectivo de Artesanía y de Tenerife Moda, en cambio Juan Gil no ha entrado en este otro apartado. “No me lo han propuesto, pero sinceramente prefiero ir por mi camino y así poder seguir llegando con mis diseños a todo tipo de cliente”. Aunque tampoco ha dado el salto a ferias nacionales, la idea de poder hacerlo algún día es algo que le atrae. “He estado en Iberjoya pero no como empresa, sino mirando tendencias. En un futuro me haría ilusión poder acudir con un stand, aunque es cierto que me frena el hecho de la producción, ya que al trabajar solo y pieza a pieza de manera artesana no sé si podría abarcar más cantidad. Pero todo es probar”, apunta.

Conjunto realizado para el II encuentro nacional de Moda, Diseño y Redes Sociales.

En este sentido, y al ser preguntado sobre la posibilidad de formar a más personas en el noble oficio artesanal, es claro. “No he encontrado hasta el momento a ninguna persona que esté interesado en que le enseñe por el mero hecho de aprender el oficio. Todos van mirando la parte económica del mismo y eso me frena a dar clase. Cuando encuentre a alguien que sólo quiera aprender, entonces enseñaré”, recalca el artista.

Juan Gil es arte en estado puro y su corazón es la sabia de la que se alimentan ilusiones sobre nobles metales. Su abuelo era artesano y quizás eso contribuyó a que sus manos decidieran un día cambiar la tinta de una rotativa por la belleza de una joya. Desde su taller, en el tranquilo pueblo de Igueste de San Andrés, este creador de piezas únicas se dedica a construir elegancia envuelta en olor a mar, arena y espuma. Nunca encontró el tesoro del pirata Amaro Pargo, pero en cambio supo llenar de hermosas fantasías su propio cofre de sueños.

Marcadores de libros en plata sobre una de las libretas donde Juan Gil plasma sus inspiraciones,

 

 

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