FIRMAS Marisol Ayala

Veinte años a la basura. Por Marisol Ayala

Quiero compartirlo en redes

No daba crédito y aún hoy sigo sin creerlo aunque ya sea una evidencia. El cierre de la Unidad de Conductas Adictivas del Hospital Insular me parece tal paso atrás en la asistencia sanitaria de Gran Canaria que me cuesta creer que los recortes hayan afectado a una franja tan importante y sensible de la sociedad como es la que sufre con sus adicciones y que de no ser tratados como hasta ahora, la peligrosidad social puede elevarse mucho. No es un secreto que a los toxicómanos o se les controla con medicación o son una bomba de relojería. Son enfermos especiales que precisan de atención médica personalizada, mucha dedicación y mano izquierda.

¿Dejarán que se vuelva a esto?

Escucho decir a la gerente del área Sur del Servicio Canario de Salud, que incluye el Hospital Materno e Insular, con un desconocimiento que asombra, que en el Insular jamás ha existido una unidad de Desintoxicación, es decir, que jamás han tratado toxicómanos hospitalizados en ese centro. Miente y sabe que lo hace. Miente o hace mal su trabajo, porque lo menos que le pedimos a una gestora pública es que conozca los entresijos del área de la que es responsable. Tener años y memoria me faculta para refrescar la de quienes no la tienen y carecen de interés para informarse. Sanidad en su política de ahorro se trazó el camino de cerrar la unidad del Insular y cualquier argumento, aunque erróneo, no dudó en usarlo. A los lectores les diré que la Unidad de Adicciones del Hospital Insular nació hace veinte años para responder a la demanda brutal que las drogas tenían entonces en la calles de nuestra ciudad. Antes de abrir esa unidad, hace 20 años, la rehabilitación de los enfermos estaba en manos de una estrafalaria Plataforma contra la Droga de San José que aprovechó el vacío asistencial para hacerse fuerte en un área que no conocía y con la que chantajeó al gobierno de entonces. De tal manera que el desespero de las madres de jóvenes adictos les catapultó socialmente hasta acabar creyendo que eran la gran esperanza blanca cuando no eran nada.

Y fue justo para frenar ese movimiento ciudadano, cuando se pensó en abrir la Unidad del Insular que inauguró el socialista Julio Pérez siendo Consejero de Sanidad de Gobierno Canario; su primer director médico fue Juan Hernández quien con el tiempo pagó caro un caos personal que le llevó a cumplir una condena. Juan es amigo, buen amigo, pero no hizo las cosas bien y eso se paga. Volviendo a la unidad ya cerrada del Insular diré que desde el primer instante realizó una fantástica labor que conozco bien porque muchos chicos que entonces recibían tratamiento en los que se llamaban CAT (Centros de Atención a las Toxicomanías) pasaron a ser controlados en el Hospital Insular y salieron del pozo de la droga. Cuando ya esa unidad, creo que nueve camas, comenzó a funcionar a pleno rendimiento pasé muchas horas en ella realizando reportajes sobre los avances que experimentaban los muchachos. Y sí; se quedaban ingresados; no mucho tiempo pero si uno o dos días hasta que recibían el tratamiento de choque. Luego esos mismos muchachos pasaban a ser atendidos en las Consultas Externas del centro, es decir, en la de Toxicomanías que ya han cerrado. No es por presumir pero sí por ajustarme a la verdad; conocí bien el nacimiento del servicio y sus logros, por eso mismo puedo decir que nunca le gustó a los directivos del Hospital Insular que los chicos con problemas de drogadicción entraran y salieran del centro; no les gustó nada y mil amagos hicieron para erradicarlos. No les gustaba porque se les metió en la cabeza que los chicos y chicas en tratamiento para vencer la droga eran personas conflictivas, peligrosas. Y no. Peligrosos son los que gestionan así nuestra sanidad pública; peligrosa es la gerente del área y peligrosos tantos otros que no han movido un dedo para impedirlo. Esta semana se han puesto en contacto conmigo madres de jóvenes que estaban sacando la cabeza de la droga y que con el cierre de la unidad tienen miedo; no saben en que puertas tocar, no saben a donde ir.

Alguien se ha vuelto loco; primero lo intentaron con la Cirugía Pediátrica, pero no pudieron porque el clamor popular se plasmó con miles y miles de firmas demandando la permanencia del servicio. No pudieron porque los políticos no se chupan el dedo y saben que esos miles votan, vociferan y saben donde hacer daño. En el caso de los toxicómanos, bastante tienen sus familias con atender a sus hijos enfermos, porque enfermos son los adictos, y sus protestan apenas tienen altavoz. ¿Alguien ha pensado lo que puede suponer que un porcentaje de toxicómanos no reciban el tratamiento adecuado, bien porque no se les dispensa, bien porque lo abandonan, bien porque no se les facilita la atención? Pues que lo piensen.

Añade un comentario

Clic aquí para publicar un comentario

Publicidad

Consejería Bienestar Social

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

La Gente del Medio

Página Web Corporativa

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Programa de radio

Objetivo La Luna (Programa Radio)

Publicidad

EBFNoticias en:

EBFNoticias en:

EBFNoticias en:

Compras

El Mundo que conocimos (Radio)

Donaccion (Programa de Televisión)

Sentir Canario Radio

Webserie Laguneros (Youtube)

Webserie Laguneros Emprendedores

Prensa Digital

Publicidad

Homenaje al Grupo XDC

Publicidad