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El mundo en miniatura de Oti. Por Mónica Ledesma

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Elblogoferoz / Mónica Ledesma.- El olor a café recién hecho se coló por la ventana huyendo del frío lagunero y envolvió con su especial aroma el lento despertar de toda la casa. Pequeñas gotas de agua sonaban como graciosas campanitas al chocar contra los cristales, mientras que el perezoso sol intentaba hacerse paso entre grises nubes de algodón.

En la calle comenzaba un nuevo día, pero ella empezaba a construir con sueños y fantasía el suyo propio. Sentada ante su pequeño mundo, Oti era feliz. Cogió un pincel entre sus dedos y suavemente acarició con las finas crines las tacitas que reposaban sobre la mesa del comedor. Luego, con la ayuda de unas pinzas puso en orden los cojines del sofá del salón y después colocó sobre la estantería los jabones y perfumes que llenaban de colorido el baño. Por último, abrió las cortinas de la habitación para que la luz llenara de vida su recién acabada casita de muñecas.

Otilia Alonso nació con el don de convertir en miniatura cualquier objeto de la vida cotidiana que se cruzara en su camino, pequeñas ilusiones a escala 1/12 que la han llevado, junto a su hija Yurena, a ser consideradas unas de las mejores miniaturistas artesanas de Europa bajo las firmas Alonso&Alonso y El Mundo de Oti.

Oti posa junto a algunas de sus creaciones artesanales. / Foto: David Domínguez.

Oti y su hija Yurena son el alma de la firma AlonsoyAlonso, un referente europeo para los coleccionistas apasionados por el mundo artesano de las miniaturas

Recuerda que su afición por el trabajo artesanal comenzó desde que era muy pequeña, atraída siempre por la curiosidad y el reto de aprender a hacer lo que le gustaba y con lo que se divertía en sus largas tardes de infancia. “Soy hiperactiva y una de las maneras que encontré para canalizar esta energía y no llevarme en cambio cogotazos de mis padres fue la de empezar a bordar y a hacer trabajos manuales”, comenta entre risas.

“Llevo toda mi vida haciendo cosas. Todo me atrae y con todo quiero experimentar y este mundo de las miniaturas forma parte de esa inquietud propia por descubrir nuevas experiencias. Empecé siendo muy niña como coleccionista con una Ruperta –más risas- y a raíz de ahí me empezaron a regalar cositas que ayudaron a crecer mi interés por lo pequeño, hasta que un día decidí crearlo yo”, añade Oti.

Casas de muñecas

Así fue como esta artesana empezó a construir sus peculiares casas de muñecas a las que acompañan muebles y objetos de decoración. “Es algo fascinante si te gusta la arquitectura y la decoración. Además, el hecho de ir montando cada habitación de la casita es como un juego en el que la imaginación de cada persona se desborda. En realidad las casas de muñecas son como la vida misma. Es una forma de ver el mundo pero a una escala que puedes controlar”, explica.

Las casas de muñecas han sido el aval de la firma./ Foto: D. Domínguez.

Su buen gusto, unido a su forma meticulosa de trabajar estas piezas de coleccionista, ayudaron a Oti a ganarse poco a poco un nombre en este sector casi desconocido por muchos pero que, por el contrario, también tiene sus seguidores incondicionales. “El boca a boca de gente que veía mi trabajo hizo que empezaran a llegarme pedidos de otras partes del mundo, sobre todo de Centroeuropa, y fue hace más de diez años cuando decidí, junto a mi hija a la que también le atraen las miniaturas, constituirme como empresa”, apunta.

Tal fue la demanda de casas de muñecas y complementos de decoración que esta firma tinerfeña empezó a recibir, que madre e hija decidieron hace unos cinco años ampliar sus miras y darse a conocer en importantes ferias de coleccionistas, como las de Madrid y Milán, esta última en la que el pasado año ganaron el primer premio al mejor montaje. Recintos dedicados al arte a pequeña escala para profesionales y en el que las únicas canarias representadas han sido Oti y Yurena. “Nunca hemos pedido subvenciones a nadie para poder dar a conocer nuestro trabajo. Todo nos lo costeamos nosotras, porque si te acostumbras a vivir de las ayudas, el día que no te las den ya no sabrás qué hacer. Por eso preferimos caminar solas”, añade.

Estilos

Imaginación, arte y horas de delicado trabajo del que nacen auténticas maravillas para la vista a tamaño reducido. Un mundo minúsculo en el que además “amplías conocimientos en Historia y en estilos de decoración para las casas de muñecas, pues puedes transformarlas con muebles de la época Victoriana, Tudor o Luis XV”, señala la creadora.

Una fábrica artesanal de coqueto y divertido lujo que, además, ha llevado a estas dos mujeres a ser portada de diferentes revistas especializadas. Un mágico escenario en el que mente y manos van unidas para dar vida a pequeñas fantasías con las que ayudar a no perder esa candidez infantil que todos llevamos dentro y cuyo resultado no depende sólo de la belleza que se transpira al contemplar estas obras, sino del trabajo y dedicación que llevan aparejadas cada una de estas piezas.

Un mundo de muebles y decoración a escala reducida formado por piezas únicas. / Foto: David Domínguez.

“Puedo pasarme hasta diez o doce horas trabajando en varias miniaturas a la vez, pues por ejemplo para hacer un cojín hay que darle un tratamiento previo a la tela para que no se deshilache y luego coserla a mano o bordarla a punto de cruz. Si en cambio la pieza necesita cola, hay que ponerla con un palillo de dientes y dejarla secar, para lo que se necesita mucha paciencia. Los jabones también llevan un largo proceso, pues aparte de hacerlos a escala 1/12 tienes que dejarlos reposar y luego añadirles el envoltorio y la etiqueta con la ayuda de unas pinzas”, explica Oti.

Un hecho curioso es que Otilia Alonso nunca estudió Diseño ni Arquitectura, ya que se decantó por Derecho e Historia. Todo lo que sabe de este nuevo mundo lo ha aprendido de manera autodidacta y a base de empeño hasta conseguir su objetivo. “Soy una persona muy observadora y, además, me encanta viajar. Por tanto, me paso horas y horas en museos disgregando los colores y visualizando las técnicas empleadas por los grandes artistas para poder aprender más”, destaca.

Decoradora

Constancia, dedicación y pasión por lo que hace que, además, la han llevado a plasmar su creatividad en otras facetas laborales a lo largo de su vida, pues ha sido decoradora de habitaciones infantiles, ha hecho murales a gran escala, ha trabajado como ilustradora de cuentos e incluso a colaborado con un estudio de arquitectura haciendo planos acuarelados.

Asimismo, ha sido formadora cultural, ha impartido talleres a alumnos de institutos de la Isla sobre la realización de murales e incluso ha protagonizado una muestra en el Museo de la Naturaleza y el Hombre. “También presenté un proyecto al Gobierno regional que se denominaba Artesanas del siglo XXI para enseñar a mujeres en la reutilización artística, pero finalmente no me lo aceptaron”, subraya.

Pequeños broches y pendientes hechos a mano por la diseñadora. / Foto: David Domínguez.

La firma tinerfeña ha participado en las principales ferias de coleccionistas del mundo, como la de Milán, donde obtuvo el primer premio al mejor montaje

“Siempre me pongo retos y hasta que los consigo no desisto. Me encanta plasmar el arte en cualquier objeto cotidiano que se cruce en mi camino como pueden ser telas, cajas o ropa. También hago jabones, colonias, loza pintada a mano y hasta galletas y licores. Mi base para trabajar es que todo el material que utilzo tiene que ser respetuoso con el medio ambiente. Además, busco en la basura muchos de los materiales a emplear y que luego reciclo, como cartones, con los que hice hace unos años el mobiliario de un comedor a escala real que se expuso en el Recinto Ferial y en la Universidad como ejemplo de la reutilización artística”, comenta Oti.

Producción 

Una mujer que arropa en su corazón todo un apasionante mundo de arte y experiencias en mutuo respeto con la naturaleza. Creaciones únicas y exclusivas que se transforman en hermosas piezas cuando llega el frío, pues “en verano no puedo trabajar porque los acrílicos se secan muy rápido. Por eso cuando empieza el otoño es cuando hago toda la producción de esa temporada, la cual trabajo directamente, no boceto, por lo que mis creaciones son todas diferentes y no hay dos iguales”, matiza.

Cuestionada sobre si la crisis ha afectado a su producción de miniaturas, Oti asegura que “el mundo del coleccionismo está básicamente centrado en un sector de la alta sociedad que se puede permitir pagar hasta 6.000 euros por una pieza en concreto. No es mi caso, pues no tengo precios tan elevados, aunque la verdad que para el trabajo que implica cada creación no cobramos muy caro y, además, solemos hacer cosas asequibles para todo tipo de clientela”.

Ventas online

Oti se está especializando en porcelana pintada a mano. / Foto: David Domínguez.

Respecto a si tiene en mente abrir tienda propia, la artesana es clara y afirma que “si me dedico a vender detrás de un mostrador no puedo crear. Por ello, nuestra firma ha optado por negociar con determinadas tiendas la venta de los productos, así como aprovechar las redes sociales y la web (www.alonsominiaturas.com) para promocionarnos por Internet”. Igualmente, la empresa se ha unido al colectivo Espacio Efímera, un nuevo concepto que aglutina a diseñadores y artesanos que quieran mostrar sus creaciones por tiempo limitado en diferentes rincones de la Isla.

“Mi objetivo es poder vivir de lo que hago y seguir centrada en el mundo de las miniaturas y de la reutilización artística, aunque sinceramente el trabajo artesano muchas veces no se valora lo suficiente y se nos reconoce más fuera que en nuestra propia tierra. No obstante acabo de presentarme al examen para obtener el carné de artesana que otorga el Cabildo de Tenerife para poder ofrecer mis productos con más garantía”, apunta Oti.

Algunas de las piezas creadas por Oti expuestas a la venta en el reciente Espacio Efímera celebrado en La Laguna. / Foto: David Domínguez.

Un pequeño gran mundo digno de ver y de admirar que esta mujer ha sabido construir con su particular estilo, un mundo en el que mantiene depositadas sus mayores ilusiones para poder seguir haciendo lo que verdaderamente la apasiona: sus minúsculas creaciones. Esta es su mayor ilusión y su anhelo y de momento va dando frutos.

Mientras en la calle la fina lluvia va cubriendo de invierno el gris asfalto, el gélido viento pasa de largo por las ventanas de la casa de muñecas de Oti, quien se acurruca al calor de sus sueños para seguir transformando el mundo real en dulces miniaturas.

 

 

 

 

 

 

 

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