En el siglo XVI la flota pesquera de Santa Cruz estaba formada por 40 barquitos que llegaban hasta la costa africana. Las lanchas desembarcaban sus capturas por La Caleta de Blas Díaz, con el fin de pasar la inspección, y el pescado había que venderlo en La Laguna, pues sólo estaba permitida la quinta parte de las capturas para Santa Cruz. Ante este panorama los pescadores prefieren desembarcar por otras ensenadas y el Cabildo se ve obligado a ordenar mayor control.
A los pescadores se les conocía popularmente como «chicharreros», mote que luego pasaría a designar, con cierto matiz peyorativo, a todos los habitantes de Santa Cruz.
La pesca costera se practicaba con el chinchorro, y el pescado salado y el jareado formaban parte de la dieta de los ciudadanos, a la vez que el pescado fresco -chicharros y sardinas- posibilitaban un aporte de proteínas sustitutivo a la escasa ganadería y a las bajas rentas de la población.
En la centuria siguiente, la principal actividad económica del Puerto y Lugar siguió siendo la pesca, sobre todo la artesanal, aunque apenas daba para abastecer el mercado local, aunque entre los años 1695 y 1697, debido al estado levantisco de los moros, se prohibió pescar en la costa de Berbería.
Hasta finales del siglo XVIII, las embarcaciones a su salida y regreso continuaban pasando el control del Cabildo, que era el responsable de abastos.
En 1772, Bartolomé Antonio Montañez y Matías Rodríguez Carta crearon en un edificio del barrio del Cabo -que luego se convertiría en Lazareto- la primera industria relacionada con la mar, la de salazón de pescado.
En el siglo XIX la pesca fue el segundo producto de exportación, pues Santa Cruz llegó a contar con 68 barquitos y 300 hombres dedicados a esta actividad artesanal y costera. Debido a la protección institucional, se funda (1883) en Valleseco la Sociedad Pesquerías y Salazones de Tenerife para la pesca del salpreso (sama, cherne, pargo,…) en el área de Berbería; para ello, se fabrican dos navíos: Teide y Tinguaro, que faenaban desde Dakar al Golfo de Biafra; luego los paquetes de la Elder Dempster y los liners de la Compañía Trasatlántica Española, en la ruta a Guinea y Fernando Poo, eran los encargados de transportar los fardos de pescado salado que se obtenían en la citada fábrica y que eran la dieta habitual entre los habitantes africanos.
En 1903, con el fin de industrializar este recurso tan abundante en nuestras aguas, se crea la sociedad Pesquerías de Tenerife, con 40 barcos viveros dedicados a la pesca costera de una manera artesanal.
Vivero eran las goletas y balandras que en un tanque central, perfectamente estanco y comunicado con la mar, traían sus capturas vivas desde los caladeros del banco canario-sahariano. Y vivero, eran también aquellas grandes jaulas, embreadas y negras que, fondeadas cerca de la orilla, mantenían la pesca viva y siempre a punto para su venta y consumo. Los últimos viveros estuvieron situados en la explanada de entrada al barrio de La Alegría -junto al Muelle Norte- en cuya vera del barranco de Tahodio se llevaban a cabo las faenas de reparación y conservación de aquellas grandes jaulas.
En 1930, comenzó sus actividades la factoría Pesquerías y Salazones de Tenerife, con centro de actividad en los caladeros saharianos y amplios secaderos de pescado en Jagua. La flota pesquera la formaban 22 barcos arrastreros que lucían en sus chimeneas, de color negro y rojo, la silueta de un camello pintada de amarillo. En 1934 compraron el Armandito, que sería destinado como buque nodriza-pontón en la costa africana de Río de Oro, en cuyo litoral embarrancó; luego, dicho barco estaría tres años fondeado en el puerto tinerfeño, hasta que en 1945 sería utilizado como buque mercante para traer cereales desde Argentina hacia donde partió (1945) con 400 toneladas de piedra como lastre. Años más tarde, en otros barrios de Santa Cruz se instalarían otras factorías: Pelarre, en Los Llanos; Emilio Delgado en Valleseco, Bernardo Barrera en Jauga y Francisco Herrera en el Barrio de la Alegría.
La crisis sufrida por el sector, en la segunda mitad del siglo XX, provocó una drástica reducción del número de factorías dedicadas a la producción de harinas, aceites y conservas de pescado, debido a la enorme competencia ejercida por las modernas fábricas marroquíes con mano de obra más barata y un banco pesquero próximo y propio.
En estos momentos, el tráfico pesquero no se limita a los barcos de pesca y a los buques factoría, sino que incluye a los grandes transportes frigoríficos que llevan las capturas hasta los principales mercados mundiales. En la dársena pesquera se descargan miles de toneladas de pescado congelado, en cajas y a granel, que son almacenados en cámaras frigoríficas o transbordadas directamente al trailer de frío para su envío al puerto de destino. Las flotas pesqueras industriales que nos visitan no sólo requieren línea de atraque, sino que además necesitan efectuar operaciones de suministro, pertrechos y reparación, a la vez que repatrían y enrolan a sus tripulaciones.
En Santa Cruz de Tenerife la flota está formada por barcos de pesca de litoral o de bajura y barcos de pesca de altura.
La pesca de litoral o de bajura es la que realizan pequeñas embarcaciones de 6/8 tripulantes, no superiores a los 12 metros de eslora y 30 T.R.B. Suelen pescar de noche ayudándose de potentes focos para atraer el pescado (caballa, sardina, chicharro…) que recogen en las redes -traiñas- previamente dispuestas alrededor del barco. Los trasmallos son artes de enmalle que se fijan al fondo de las zonas de paso de los peces. Suelen calarse al atardecer y recogerse por la mañana. El pescado fresco se subasta en la Lonja Pesquera a partir de las 3 de la madrugada.
Los barcos de altura, según los acuerdos de pesca de Bruselas (1995), se dividen en las siguientes categorías: Artesanal, Atuneros y Palangreros.
Los barcos de pesca Artesanal son los que utilizan artes en las que no entra ningún medio mecánico, es decir, la línea de mano, la caña y las nasas. Las artes autorizadas son la caña y la traiña, así como cerco para la pesca con cebo vivo en el que la malla mínima no debe sobrepasar los 8 mm. Las nasas son en realidad trampas de variados diseños y tamaños que se componen de un armazón, en forma de jaula, donde se coloca el «engodo» o carnada, recubierto por una malla metálica que tiene una abertura en forma de embudo, quedando hacia el interior la parte más estrecha, denominada «matadero», que permite la entrada de los peces pero no la salida. La flota está formada por buques de 12/20 metros de eslora y 50/60 T.R.B., que pescan (samas, chopas, burros, sargos, besugos, congrios, morenas,…) durante una semana en el banco canario-sahariano, pudiendo llegar hasta una milla marina de la costa africana.
Los Atuneros son barcos tipo Bermeano, con caña y cebo vivo, están autorizados a pescar hasta las 2 millas de la costa africana, conservando las capturas en hielo durante los 8/10 días de faena. La flota está compuesta por barcos de 25 metros de eslora y 100 T.R.B. que llevan 14/15 tripulantes. Dado las nuevas tecnologías aplicadas en la detección de túnidos, el Gobierno de Canarias ha adquirido (1995) dos pontonas o barcos frigoríficos, con una capacidad de congelación de 50 toneladas de atunes cada una, con el fin de que los pescadores puedan comercializar mejor las capturas.
Los barcos Palangreros del Atlántico tienen su zona de pesca hasta las 12 millas marinas de la costa. Su nombre proviene de la utilización del palangre o arte selectivo, dado que saca del mar sólo lo que pretende (merluza, congrio, mero, abade, cherne, …). Los palangres constan de una línea madre, con una serie de boyas y plomos distribuidos según la modalidad de estos (superficial, vertical o de fondo) a la cual van unidos unos ramales separados entre si, que portan un anzuelo cada uno. Aparte del palangre, suelen utilizar el trasmallo y la red de enmalle fija -confeccionada con filamentos de origen natural o sintético- mientras que tienen prohibido las redes de enmalle de deriva y las redes de enredo.
Durante dos meses, 15 de marzo al 15 de mayo, tiempo que coincide con la época de puesta de cada especie, se le exige el descanso biológico, con el fin de llevar a cabo una racional explotación y recuperar los recursos que son muy limitados.
El 80 por ciento del pescado fresco que consume nuestra ciudad proviene de la Lonja Pesquera. Hasta ahora, la venta del pescado (samas, chopas, burros, sargos, besugos, congrios,…) que suministran los barcos, la realizaban diariamente los armadores, de 3 a 7 de la mañana, por contratación directa con los asentadores, quienes a su vez procedían a su distribución entre otros mayoristas.
A partir de la entrada en vigor del Real Decreto de 20 de diciembre de 1995, se hace obligatorio que la primera venta del pescado se realice por medio de puja entre todos los compradores. Esta modalidad, que se recupera después de 10 años, abrirá nuevos canales de comercialización, pues permite a cualquier asentador concurrir a la subasta, así como a otros compradores de fuera. Gracias a este sistema surgirán en la plantilla de la Lonja nuevos puestos de trabajo, pues aparte de que los armadores designen a sus subastadores, también existirán los subastadores oficiales.
Los únicos ingresos con que cuenta la citada Lonja son los obtenidos por esta venta, es decir, el arbitrio correspondiente a la entrada del pescado, o lo que es lo mismo, el 2 por ciento sobre los precios autorizados por la Autoridad Portuaria.
Esperemos que con las obras del refugio pesquero que se van a realizar en San Andrés (1996-1998) para dar varada y servicios a las embarcaciones pesqueras que fondean actualmente en la playa de las Teresitas, se cumpla una demanda histórica por parte de los pescadores del barrio capitalino. El futuro puerto estará formado por un muelle de 13.358 metros cuadrados de plano de agua, donde podrán varar entre 120 y 150 embarcaciones en mar y 60 plazas en tierra, además del buque-escuela de la Consejería de Agricultura, Pesca y Alimentación. El abrigo a las embarcaciones se efectuará mediante la construcción de un dique de dos alineaciones, de 150 y 100 metros cada una, y perpendicularmente a la segunda alineación se construirá un contradique y se apoyará en el espigón Sur de la playa de Las Teresitas.
Instituto Oceanográfico
Las tareas de investigación de la fauna y medio marino en Santa Cruz de Tenerife las inició (1978) el ilustre profesor Carmelo García Cabrera en un edificio, ya derruido, de la Avenida Marítima. El Instituto Oceanográfico de Canarias está situado, desde 1983, en un edificio de 4.000 metros cuadrados en el margen izquierdo de la autovía Santa Cruz-San Andrés y cuenta con laboratorios, despachos, biblioteca, salón de actos, sala de exposiciones, talleres, etc…
Desde su creación viene realizando multitud de proyectos de investigación, desarrollando programas en las áreas de: recursos pesqueros, acuicultura, medio marino y protección ambiental.
Las funciones del Centro son: la investigación oceanográfica interdisciplinar del medio marino, los recursos pesqueros y la acuicultura; el asesoramiento a la Administración sobre asuntos oceanográficos y de recursos pesqueros; ostentar la representación de España en organismos internacionales de Oceanografía y Pesca; el fomento de la investigación oceanográfica y la colaboración institucional a nivel internacional, nacional, autonómico y local; y la formación de oceanógrafos y técnicos.
Anexa al Centro y próximo al mar, en un solar de 7.000 metros cuadrados, se inauguró (15 de mayo de 1995) la Planta de Cultivos Marinos donde se encuentran los laboratorios y las instalaciones de reproducción, cría, engorde y selección de reproductores. Está formada por una nave industrial o recinto cerrado de 980 metros cuadrados, donde se encuentran los laboratorios y las instalaciones de reproducción y cría; en el resto del solar existen un conjunto de tanques exteriores que configuran el área de engorde y selección de reproductores.
El espacio interior de la nave se divide en zona húmeda y zona seca. La zona húmeda o instalación de cultivos, se encuentra dividida en: área de reproducción, con 10 tanques de 8 metros cúbicos diseñados para la recogida y estudio de la puesta en época de freza; área de incubación de huevos donde se estudia y controla el desarrollo embrionario hasta la eclosión de la larva; área de cultivo de fitoplancton, donde se realiza el crecimiento de las poblaciones de microalgas destinadas a la alimentación del zooplancton; área de cultivos de rotíferos, utilizados como primer alimento de las larvas por sus características biológicas y adecuado tamaño; área de cultivo de Artemia, utilizada como segundo alimento vivo de las larvas por su riqueza nutricional; y, el área de experiencias larvarias, de producción larvaria y de engorde y selección de reproductores.
Otras dependencias específicas de que consta la planta de cultivos son: la sala de preparación de alimentos, área de filtración de aguas y desinfección de material de trabajo y el laboratorio húmedo o de recuentos.
La zona seca está formada por los laboratorios de fitoplancton, sala de microscopía, archivos y biblioteca; despachos y dependencias del personal.
La Acuicultura se puede definir como la cría de organismos acuáticos en cautividad con fines comerciales, pero nunca como sustituto de la pesca sino como un complemento. Desde la celebración del Congreso de Cultivos Marinos celebrado en Lanzarote en 1980, su implantación se ha considerado de gran importancia, ya que el Archipiélago presenta unas condiciones ambientales óptimas para el desarrollo del cultivo intensivo -granjas marinas- de diversas especies de peces; es decir, aguas limpias, temperaturas entre 17 y 25 ºC., salinidad entre 36,5, y 37 g/l., elevada tasa de radiación solar (3.000 horas/año) y la constancia de los vientos alisios, que permiten disponer de energía renovable barata.
El Instituto Oceanográfico de Canarias, en colaboración con otros centros que investigan la acuicultura en las islas, fomenta el desarrollo de esta incipiente industria apoyando y asesorando a través de las siguientes líneas de estudio: mejora de la nutrición y alimentación de peces; desarrollo de técnicas de cultivo de nuevas especies: breca, sargo, medregal y bocinegro; estudio de prototipo/s de jaulas y anclajes en mar abierto; y aspectos de interés en las áreas de patología y genética.
Hola, hay algún medio de contactar al autor del artículo?
Muy buenas tardes.
Vamos a localizar el correo del Sr. Ledesma.
Un abrazo.