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Veva Almenara, fotografías con aroma a lavanda. Por Mónica Ledesma

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Elblogoferoz / Mónica Ledesma.-Sus grandes ojos negros invitan a bañarse en un mar de alegría y su preciosa sonrisa transmite, en cuestión de segundos, esa felicidad por los bellos momentos que da la vida y que se han convertido en la base de su gran pasión: la fotografía. Un beso fugaz, una mirada que habla sin palabras, un abrazo furtivo o una tierna caricia son la fuente de inspiración de la que bebe esta artista, que ha sabido pintar de luz, de romanticismo y de coquetería cada instante que osa posar ante su cámara.

Veva Almenara es una joven promesa de la fotografía canaria que, con apenas un año dedicada de lleno al mundo de la imagen, ha comenzado a hacerse un hueco en un sector donde la oferta supera muchas veces a la demanda. Pasitos lentos, pero seguros, hacia un éxito que ha comenzado a saborear con cada dulce momento que se cuela por el objetivo de su cámara, logrando que el amor que siente por su trabajo y por la vida lleguen a transformarse en imágenes de elegancia.

La fotógrafa tinerfeña Veva Almenara.

 Veva Almenara lleva un año dedicada profesionalmente al mundo de la fotografía al que ha aportado un nuevo estilo de romanticismo y feminidad

La primera vez que Veva Almenara cogió una cámara entre sus manos fue cuando aún era una niña y gracias a un regalo que le hizo su padre, también apasionado por el arte. Años más tarde, ya en el instituto, perfeccionó su técnica, pero realmente fue durante un viaje que hizo a Venecia cuando sintió el despertar de la fotógrafa que dormía en su interior. “Cuando visité Italia, el hecho de estar rodeada de tanta belleza y que no podía dejar de hacer fotos fue lo que me llevó a dar el paso y a luchar por lo que realmente me gusta, que no es más que intentar trasmitir con mis fotografías un estilo diferente”, explica.

No obstante, aunque en estos momentos la fotografía se convirtió para ella en algo más que un hobby, ya que hasta logró resultar ganadora del concurso de fotografía de Dorada con una imagen que ha quedado plasmada en los botellines de cerveza, en cambio Veva optó, finalmente, por estudiar Osteopatía “por tener una profesión con salida laboral”, apunta. Pero, aunque comenzó a trabajar en este sector ella sentía que no era del todo feliz y que la cámara era realmente quien la atraía cual imán, robando horas de su sueño y de sus pensamientos. “La fotografía era lo que me apasionaba desde niña, al igual que el diseño y todo aquello que tuviera relación con el arte. Fue por ello por lo que un día tomé la decisión de dejar mi profesión por mi vocación y ser fotógrafa. Así empecé a cumplir mi sueño”, comenta.

Uno de los trabajos de la fotógrafa donde busca captar la esencia del romanticismo.

“Lo que busco es mostrar con mis imágenes lo más bonito de cada momento y que quien vea una foto que yo haya hecho desee hacerlo otras mil veces más, no guardarlas para siempre en un cajón. Quiero que la gente se sienta feliz llenando su casa de fotos y recordando a través de ellas esos momentos bonitos que, al fin y al cabo, son los que perduran en nuestra memoria, en muchas ocasiones, gracias a las fotografías”, comenta la artista.

Luz especial

Instantes bañados de una luz especial que Veva ha sabido perfeccionar gracias a su técnica personal y a los filtros que ella misma elabora para plasmar de romanticismo cada segundo inmortalizado en el tiempo. Horas de trabajo y de edición que le dedica a sus imágenes, a las que mima hasta el mínimo detalle, y en las que ha sabido conjugar con exquisitez millones de píxeles con su “toque femenino y la calidez de los tonos pastel” que impregnan de un cierto estilo vintage cada una de sus fotografías.

Se confiesa una enamorada de la luz natural y es por ello que en su book de trabajo no destacan muchas fotografías en  estudio. “No me siento a gusto trabajando entre paredes y casi siempre opto por espacios abiertos donde pueda nutrirme de luz sin necesidad de focos. Por ello, el atardecer me encanta para realizar mis sesiones, a las que llevo todo el atrezo, desde música a un ayudante de peluquería y maquillaje para que ese momento con cada persona sea el más bonito”, explica la fotógrafa.

Respecto a cuál es el secreto para retratar la felicidad, Veva Almenara añade que “cuando los clientes me contactan para una sesión lo primero que hago es reunirme con ellos para ver qué que quieren reflejar. Después ya me encargo de buscar la localización acorde a su idea y de estar pendiente de cualquier detalle que necesiten, es decir, maquillaje, peluquería y hasta estilismo si hace falta”.

La artista busca espacios abiertos para sus sesiones para captar la luz natural.

En sus sesiones ofrece servicio de peluquería, maquillaje y estilismo porque afirma que le gusta cuidar cualquier detalle que haga especial ese momento

“Cuando comienza la sesión disparo mucho con la cámara e intento ser rápida para poder captar, sobre todo, los momentos más naturales de las personas, ya que por norma cuando no están posando y sin que se den cuenta es cuando suelen hacerse las fotos más bonitas. Una vez acabado el trabajo, que puede durar entre una o dos horas, pues ya empieza todo el trabajo de edición. Y ahí es donde radica la diferencia entre un fotógrafo y una persona con una buena cámara, en esos detalles”, puntualiza Veva.

Y es precisamente en los detalles donde recala, como las olas cuando se mecen en la orilla, la cálida coquetería que la fotógrafa intenta mostrar con su trabajo. Imágenes mimadas con esmero y delicadeza que se nutren de un aura de tonalidades cálidas gracias a su edición en photoshop, una herramienta indispensable para darle su particular toque y que, además, aprendió de manera intuitiva.

Fotografía familiar

Cuestionada sobre qué campo de la fotografía prefiere, Veva destaca sin dudar que por su estilo peculiar se decanta por los reportajes de bodas o por sesiones con parejas o niños. “He probado otras opciones, como la moda y la pasarela, pero sinceramente donde mejor me siento con mi estilo es con la fotografía familiar”.  “La moda me encanta y además he de decir que la modelo Vanesa Cabeza ha sido, en cierta manera, mi madrina como fotógrafa, pues gracias a que ella y la estilista Elena Casas confiaron en mi para un trabajo, que luego salió publicado en la revista QPma, se me han abierto muchas puertas y me he dado a conocer un poco más y a ganar confianza en mí, lo cual les agradezco a ambas”, subraya la fotógrafa.

La modelo Vanesa Cabeza en un reportaje fotográfico de Veva Almenara.

Un mundo de color que Veva Almenara comenzó mostrando a través de la red social Facebook, pero que tras las numerosas visitas que recibía decidió ampliar a Internet a través de su web wwwazullavandaphotography.com, un nombre que no sólo ilustra su corazón romántico sino que es en honor de su abuelo. “Cuando era pequeña, mi abuelito me traía del campo cada día flores de lavanda y me decía que era la única flor que aún marchita seguía conservado su hermosura y su olor y que yo tenía que ser así, como esa flor. Por ello, en su recuerdo decidí ponerle este nombre a mi web”, comenta con una mirada nostálgica.

Narradora de historias

Una página en la que no sólo se hace un recorrido por los principales trabajos de esta artista, sino que quien navega por ella puede adentrarse en el corazón de sus personajes gracias a las breves historias que Veva cuenta de ellos. “Me encanta escribir y en mis ratos libres estoy redactando un libro. Por eso envuelvo de historias cada foto para que así los demás se sumerjan en la imagen y sientan lo que transmite”.

No obstante, aunque Veva tiene fe en un trabajo que le apasiona, aún tiene una espinita clavada dentro, y no es más que el no tener una titulación en Imagen. “He realizado varios cursos y talleres con fotógrafos de la Isla y, además, he colaborado con muchos de ellos en reportajes, pero nunca he hecho un curso especializado. Por ello he decidido irme a Madrid a estudiar para poder tener un título que corrobore lo que soy, fotógrafa. Me voy con mucha ilusión y aparte también porque mi marido vive allí, por cuestiones de trabajo, y así podremos estar los dos juntos”, matiza.

Una formación en un mundo en el que Veva Almenara quiere perfeccionar la perfección, y en el que ya ha ido avanzando a pasos más rápidos de lo que ella cree y por el que, además, se ha visto en la necesidad de tener que ampliar el material con el que trabaja. “Empecé con una cámara semiprofesional y poco a poco he ido ahorrando y me he comprado una cámara profesional con buenos objetivos. Creo que tengo un gran equipo pero quiero seguir mejorando. Si he logrado ser diferente es porque me lo he currado y porque aquí la mayoría de fotógrafos siguen los mismos patrones. Todos hacen las mismas fotos y con las mismas texturas y yo lo que he intentado es crear mi propio estilo y, lo más importante, mantenerlo”, destaca.

El hogar de las fotos

Sesiones de glamour y sensualidad, cuyo precio oscila entre los 160 y 250 euros, en las que la fotógrafa, cual sigilosa cazadora, persigue esos fugaces momentos en los que los sentimientos afloran para poder retratarlos. Una búsqueda casi obsesiva por el detalle que hacen casi únicas y maravillosas a sus imágenes. “Mi casa está llena de fotos y a mí me encanta que me retraten. Entrar a una vivienda y sentir el aroma a hogar a través de una foto creo que es algo indescriptible. Por eso, la imagen tiene que hablar por si sola”, recalca Veva.

Una mujer de enormes ojos que mira al mundo de frente y que ahora deja atrás lo conseguido en su tierra para empezar de cero en otro lugar. “Todo triunfo tiene sus riesgos y, sinceramente, estoy muy emocionada con esta aventura que voy a emprender. Ojalá pueda comenzar a publicar pronto en revistas y a colaborar y aprender de los grandes. Espero que mi experiencia en Madrid convierta en realidad mi sueño”, concluye la fotógrafa.

Veva Almenara pone rumbo así hacia lo que dicta su corazón. A pesar de que deja atrás lo andado para comenzar el mismo camino pero en otra dirección, lo hace con las ideas muy claras, sabiendo lo que quiere y por lo que no dejará de luchar. Su pasión por la fotografía y por saber captar los sentimientos a través de un objetivo hoy la han llevado hasta Madrid. De ahí, quién sabe, cuál será su próximo destino. Pero de momento ella sigue observando con sus enormes ojos negros a que la felicidad no pase de largo para poderla inmortalizar.

El amor es uno de los sentimientos preferidos para la cámara de la artista.

 

 

 

 

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  • Hermoso reportaje, lleno de emoción y amor como las fotografías de Veva, exquisitamente únicas.

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