«Nos sentimos superados y enfadados por la situación»
Ahora que he redescubierto, con placer, la docencia, y me he impregnado de las siempre inteligentes reflexiones, ahora también angustiadas, de los jóvenes que, a pesar de todos los pesares, siguen sintiéndose atraídos por esta apasionante profesión de contar y explicar a nuestros semejantes lo que ocurre en su barrio y en el mundo, ahora –digo- siento una especial preocupación por el primer gran período formativo de un periodista: la carrera universitaria. Sin entrar en la polémica de si realmente nuestro oficio posee naturaleza universitaria o no –éste es otro debate- me ha parecido muy oportuno recurrir a uno de los profesores universitarios más competentes que yo conozco, porque “fue cocinero antes que fraile”. Conoció la profesión de cerca y, a pesar de que, me consta, le cautivó, decidió sin embargo dedicar su vida a enseñar a los demás. Fernando Peinado es doctor en Ciencias de la Información y profesor titular del departamento de Periodismo IV (Empresa informativa) en la Universidad Complutense de Madrid. Éste ha sido el diálogo que he mantenido con él:
La situación actual está poniendo a prueba la vocación docente de muchos profesores-Aunque has trabajado en la radio, y conoces el oficio, Fernando, ¿por qué te decidiste por la docencia?
-Porque tras unos años duros en los que se me iba la vida entre la práctica profesional y mis primeros acercamientos a la docencia como colaborador en un departamento universitario, un día el director del departamento y catedrático Pedro Farias García me planteó que iba a necesitar ser doctor si quería seguir en el mundo universitario y concursar a una plaza. Mi decisión fue dedicarme por entero a la Tesis doctoral dado que me gustaba la relación con el mundo académico en el que siempre me he sentido muy cómodo.
-¿Qué es lo que más te atrae de tu profesión?
-Primero la libertad de cátedra. Puede parecer un mito, pero solo somos libres cuando podemos expresar lo que sabemos, como queremos y, en mi caso, a quienes lo necesitan y buscan ayuda. Me gusta la actualidad y aplicarla a la investigación tanto como a la docencia e incluso en estos momentos también participo de la gestión como director de departamento. Pero lo que más me atrae es dar clase, contar lo poco que sé a los alumnos y ayudarles a ordenar sus ideas para que puedan pensar y ser útiles a la sociedad.
-Tu especialidad está en la “Dirección de medios” y en la “Organización y Gestión de Empresas Informativas”, justo uno de los aspectos en los que la crisis se ha cebado más con las empresas periodísticas. ¿Te has replanteado el contenido ante la nueva realidad que viven las empresas informativas?
-Todos los días. Llevo un diario con todos los acontecimientos que el día a día ofrece desde el sector y cómo afecta a la realidad profesional la crisis de las empresas informativas. Y todos los días me doy cuenta de que esto cambia a velocidades huracanadas. No sé dónde está la razón de que todo resulte tan desesperante, pero a los chavales les digo, cada día, que tienen que ser capaces de afrontar la cruda realidad con su única y principal arma: “saber contar las historias que ocurren cada día”. Si lo logran, podrán ofrecer ese servicio a las empresas informativas, a la sociedad, y terminarán formando parte de la industria. Porque lo que nunca nos va a faltar son historias cotidianas que contar.
-Mantengo que, con la crisis, la ‘empresa informativa’ ha muerto para dejar paso a la ‘empresa’. ¿Coincides con esta apreciación, Fernando?
-La empresa informativa es el valedor del medio, que no deja de ser un intermediario entre lo que ocurre en el mundo y los que viven en él. Economía e ideología son los pilares de cuantos aconteceres suceden y se reflejan en nuestro sistema social. La empresa en sí es una idea de actuación sustentada por principios económicos. La evolución de las empresas periodísticas a las informativas fue motivada por los nuevos soportes y medios que la tecnología ha ido aportando. En nuestros días la máxima representación de la industria cultural y exponente de los cambios estructurales económicos y políticos tiende a que las denominemos “Empresas de Comunicación”, donde englobamos tanto la información como el entretenimiento. Pero seguro que el término se verá afectado por la exponencial intervención de Internet en nuestras vidas, y por lo tanto se está produciendo también un cambio en el desarrollo empresarial que afecta al sector.
-En tus líneas de investigación, has analizado el futuro de la profesión, de los Media, en la era digital ¿Va a ser un entorno de nuevas oportunidades o todavía no se ha dibujado claramente este paisaje? ¿Hay muchas interrogantes por despejar…?
-Es evidente que para todos nosotros Internet nos aporta una nueva forma de vida. Cambios en la forma de afrontar el trabajo informativo; nuevos modelos profesionales y por tanto, empresariales, ante la nueva realidad que nos impone la Tecnología; formas híbridas de información y entretenimiento; pasos diferentes en la formación de los periodistas y comunicadores. Hay que tener en cuenta que la próxima década va a estar tomada por los nativos digitales. Los escenarios están variando muy lentamente, para la rapidez con la que están cambiando los hábitos de consumo, espaciales y temporales. Poco a poco se definen los colores con los que dibujar esos paisajes, pero lo que aún no vemos es el horizonte.
Fernando Peinado en su despacho de la Facultad de Comunicación de la Complutense (Madrid)-El manto de las redes sociales y del entorno digital se extiende por momentos, el tiempo se acelera y la realidad se hace cada vez más cambiante y difícil de entender y de asumir. Desde el punto de vista docente, ¿esto obliga a un continuo y permanente reciclado del profesorado? ¿Llegáis a tiempo o la realidad os supera, como a los demás?
-Cuando se nos plantea la aplicación del Plan Bolonia, en Ciencias de la Información de la UCM, hacemos un enorme esfuerzo para afrontarlo y lograr resultados óptimos. Es cierto que la mayoría de los profesores que se acercaban a los sesenta no estaban capacitados para impartir docencia en el nuevo espacio europeo de educación superior (EEES). Pero en general se ha hecho un enorme esfuerzo. La necesidad de incorporar profesores con una mayor capacidad para la adaptación tecnológica, por ejemplo, en un par de años se ha ido al garete, debido a la crisis que nos maltrata. En estos momentos, estamos muy desmoralizados por diferentes circunstancias como tener que impartir clase a grupos de 80-100 alumnos y, supuestamente, aplicar Bolonia. Para que nos hagamos una idea, supone que un profesor en la facultad de Ciencias de la Información de la UCM, es responsable a lo largo del próximo curso académico 2012-2013 sobre 350 – 500 alumnos, distribuidos en cuatro – cinco grupos (mínimos y máximos) si tenemos en cuenta cursos de Licenciatura (grupos de 120 y 140 alumnos) y de Grado (entre 85 y 110 alumnos) Y encima, el profesorado ha perdido, de media, entre un 30 y un 35 por ciento de capacidad económica. Ante esta realidad de la universidad pública, es evidente que nos sentimos superados y enfadados, sobre todo por la infra valoración ante la enorme responsabilidad para con los futuros profesionales y gestores del sector. Pero bueno, por ser como somos, creo somos una sociedad bastante irresponsable en el conjunto de las cosas.
Continúa…
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