FIRMAS Marisol Ayala

Y nadie pide perdón. Por Marisol Ayala

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Los noticias su suceden a tal velocidad que en menos que canta un gallo nos olvidamos de ellas, las sustituimos por otras y no nos da tiempo ni a reparar en la evidencia de que algunas causan un inmenso dolor; noticias detrás de las cuales hay seres humanos a los que una breve nota, cierta o no, les sacude la vida. Pero nosotros, todos, pasamos página y a veces dejamos en la cuneta a los protagonistas. Son víctimas de nuestras prisas, de la presión en la que se trabaja pero a las que nunca pedimos perdón y no estaría mal que alguna vez reconociéramos que en esta profesión ha habido errores clamorosos que casi nunca se reparan.

Ha ocurrido estos días con el “Caso Pastrana”, ¿no lo recuerdan?, seguro que no y me lo temía. Hablo de la muerte de una niña de 7 años en Arona, Tenerife, en el 2009 del que fue acusado sin pruebas el compañero sentimental de su madre con el cual algunos medios se ensañaron sin piedad. Dos años y pico después, hace apenas una semana, se ha sabido que la pequeña murió como consecuencia del golpe que recibió tres días antes de su fallecimiento jugando en un columpio.

Así lo entienden los forenses del Instituto de Medicina Legal de Las Palmas de Gran Canaria, al igual que sus colegas de Tenerife cuando llevaron a cabo la autopsia de la pequeña. Es decir que ha quedado demostrado que Sergio Pastrana el acusado mediático, ni golpeó, ni violó, ni maltrató a Aitana pero hasta llegar a esta verdad el joven ha sido víctima de un linchamiento sin precedentes en Canarias con imágenes que nos devolvía a un chico desolado, esposado, mirando al suelo, tapándose el rostro con un jersey mientras era increpado por una ciudadanía indignada porque “es el asesino de la niña”. Lo habían leído, la habían escuchado, lo habían visto.

Era inocente y fue linchado. ¿Y ahora…?

Una de las fotos que recuerdo especialmente de aquellos días estaba documentada con el siguiente texto: “La mirada de un asesino” o en ese tono. Espero fervientemente que quienes colaboraron en el linchamiento público del chico que, por cierto, continúa en tratamiento médico psiquiátrico para superar el daño que le han causado, tengan la gallardía de pedir perdón y preparar en algunos casos una importante cantidad de dinero para indemnizarle.

Su abogado anuncia querellas contra esos medios y contra cuatro médicos del Servicio Canario de Salud que filtraron a la prensa datos clínicos sobre el estado de la niña lo que reforzó la tesis de la agresión y la muerte violenta. Ya ven con qué facilidad se puede hundir la vida de un joven. Una noticia no contrastada y el efecto dominó bastaron para que Sergio haya vivido dos años y pico en el infierno. Nunca entendí como algún periodista se atrevió a acusar a Sergio nada menos que de un asesinato sin tener ante sí un informe médico que avalara de manera rotunda esa acusación. Los médicos hablaron, es verdad, del aspecto que presentaba el cuerpo de la criatura pero desde que le vieron las orejas al lobo, lo negaron. Se habían confundido, es cierto, pero el error de publicarlo no es de ellos, es de quienes difundieron una noticia inexacta.

Conste que en esta profesión nadie está libre de meter la pata y yo soy la primera en reconocer errores sin embargo todavía algunos informadores carecen de la humildad para reconocer un patinazo como si equivocarse fuera patrimonio de otros y no de la prensa. No me sirve el alegato de “las prisas” cuando hablamos de un caso como este cuya resonancia nacional llegó a tal extremo que un hermano de Sergio se vio obligado a sentarse en el plató de una cadena nacional para pregonar su inocencia. He leído estos días artículos sobre el caso y parece como si de pronto se hubiera cursado la orden divina de descuartizar al muchacho. Poco a poco fue subiendo el listón de la acusación mediática hasta el punto de que nadie daba un duro por su inocencia. Pero se equivocaron; era y es inocente de manera que yo, que no recuerdo haber escrito una palabra sobre el “caso Pastrana”, le pido perdón en nombre de una profesión que demasiadas veces pierde el tino.

Artículo semanal para Canarias7

 

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