Vayan desde estas líneas mis más sinceras felicitaciones a Jordi Evolé, conocido más popularmente como ’El Follonero’ y que cada domingo nos sorprende con alguna entrevista de culto, sacando declaraciones que, siendo sinceros, sería incapaz de sacar en el caso de tener la ocasión de tener al personaje de turno delante de la cámara y del micrófono. Pero la de Jaume Matas, ex presidente del Gobierno de Baleares, es para nota, de cum laude con diploma y bandita de honor. Lo que ha conseguido que confiese a la audiencia de laSexta en ’Salvados’ es para reconocer la profesionalidad del comunicador, a la par que refleja la nulidad del político del PP.
Y es que sólo a un personaje como Matas, político de natural poco cuidadoso (véase lo de las famosas facturas que eran de un burdel ruso), se le puede ocurrir la gran desfachatez de reconocer que no tuvo problemas en plegarse a Iñaki Urdangarín porque era el Duque de Palma, que si hubiese sido cualquier otra persona (puso como ejemplo Juan García) seguramente no hubiese tenido ni tiempo de revisar la petición, que hubiese descartado recibirle, pero por el simple hecho de que no todos somos iguales (¡toma patada a la Constitución!).
A ver, está claro que no podemos ir de hipócritas por la vida y que todos sabemos que funciona el tanto tienes, tanto vales, pero eso está genial de cara a la empresa privada. Pero un representante público no puede salir a un medio de comunicación a reconocer tácitamente que se hacen esos distingos entre ciudadanos. Ya es mala la práctica, pero mucho peor es su reconocimiento, sobre todo porque además parece una burla a la inteligencia de las personas, salvo que te importe poco o nada el qué dirán, que es lo que ha pasado en esta entrevista, donde hay declaraciones que vienen sobrando, pero que hay que reconocer que Evolé logra ese clima de confianza para que suelte la bomba.
En fin, así es Matas, un político con demasiadas pocas luces para determinados aspectos, no sé si por falta de capacidad o porque se rodeaba de unos asesores que parecían puestos por el enemigo. Normal que en el PP celebrasen su marcha de la política, sobre todo porque con manifestaciones en esa línea viene a demostrar que el respaldo del votante le venía importando un comino, es decir, nada de nada, que los problemas que le plantease cualquier ciudadano anónimo iban directamente al cajón de la miscelánea, es decir, al cubo de la basura, pero si a Urdangarín se le metía entre ceja y ceja montar un chiringuito, ahí estaba Matas para plegarse al Duque.
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