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VÉRTIGO. Concretamente, Zerolo. Por José Carlos Alberto Pérez-Andreu

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Pablo Matos, hace unos días, mostraba a los cuatro vientos su satisfacción ante el levantamiento del delito por cohecho (en el llamado caso Las Teresitas) a Miguel Zerolo. Mientras, Santiago Pérez refunfuñaba y juraba en hebreo. Uno y otro han tenido una oportunidad fenomenal para demostrar su catadura moral, y vaya si lo han hecho. Pablo, que a caballero y buena persona no hay quien le gane (y visto lo visto, en la urnas tampoco), jamás ha deseado ningún mal ni a Zerolo, ni a nadie. Santiago, por desconocidos lazos del destino, se embarcó en la nonagésimo cuarta histriónica batalla legal contra el mundo conocido, implicándose hasta el corvejón en la redacción de la querella de esta triste causa. Aprecio a Santiago Pérez y así lo he reconocido hasta por escrito, pero nunca he comprendido el odio visceral y la mala baba que le tiene, concretamente, al ex alcalde santacrucero Zerolo.

Buenos funcionarios, políticos y empresarios fueron zarandeados desde hace años por Santiago Pérez y sus secuaces, en un juicio público, además del jurídico, que ha dañado la dignidad personal de cada uno de ellos y de sus familias. Eso, sin nombrar al pleno de la corporación capitalina, presidida entonces por Miguel Zerolo. Santiago no tuvo piedad ni de sus propios correligionarios de partido (entonces el PSOE), como pudieron ser el bueno de Emilio Fresco o José Luís Martín, igualmente absueltos del delito de cohecho. Azuzado por su gurú, el entonces desquiciado Juan Fernando López Aguilar, el socialista Pérez orquestó toda una suerte de conspiración judeo masónica, en la que no enmarañó a los bedeles del ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife de puro milagro. Y ahora resulta que no hay cohecho. Los empresarios Ignacio González y Antonio Plasencia han sido absueltos de este delito. Es decir, no han pagado a cambio de favores en el caso Las Teresitas. Obviamente, esto implica que nadie recibió dádivas.

Me temo que la finalidad de todo este entramado urdido por terroristas ideológicos de la izquierda más estalinista y cruel, no ha sido otra que destruir política y personalmente a Miguel Zerolo, última célula viva y referente incuestionable de ATI en Coalición Canaria. Con ese propósito, se querían llevar por delante, además, a Manolo Parejo o a José Emilio García Gómez, absueltos de la misma forma del delito de cohecho. Parece que nos encontramos en la antesala del desmantelamiento de un caso que lleva vigente creo que ocho años, y que ha socavado la vida pública y privada de un número injusto de lo que ya hoy son inocentes. E incluyo a todos los vecinos de Santa Cruz. Si definitivamente, todo esto queda en nada o casi nada, amén de echarme las manos a la cabeza, solo se me ocurre una pregunta: ¿Y ahora qué Santiago, de rositas?

josecarlosalberto@gmail.com

@jc_alberto 

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