Una vez más Domingo González Arroyo exalcalde de La Oliva y presidente del Partido Progresista Majorero ha escapado de una denuncia judicial. En esta ocasión el asunto tiene que ver un supuesto delito de violencia de género por el que hace unos días fue detenido y puesto en libertad por ausencia de pruebas. La juez, ya lo saben, decretó el sobreseimiento de la denuncia presentada por quien fue su expareja durante 21 años, Mariola Martínez, madre de seis de sus numerosos hijos.
La denuncia se sustentó mal, es decir, ni un parte de lesiones, ni testigos, ni siquiera un informe psicológico que avalara el denunciado maltrato que en éste caso tuvo como figura central la amenaza de “te corto la cabeza”, pronunciada por Arroyo así como usar las claves de su correo y redes sociales. “21 años de maltrato psicológico continuado”, alegó la denunciante. Es decir desde que se conocieron. Y es una lástima. Es una lástima, digo, porque debía saber Mariola, que no debe chuparse el dedo si ha vivido 21 años al lado de este personaje de tan oscuro pasado, que hay cosas con las que no se pueden jugar y una de ellas es acusar sin pruebas, aun siendo a un ser tan detestable, maltratador verbal de las mujeres, como González Arroyo. Este fulano posee un historial de atropellos sustentado por un poder político en Fuerteventura que atesora historias que pasan por insultar, vejar y denigrar a las mujeres. Por hablar solo de su actitud en éste ámbito. Recuerden cuando en unas elecciones le dijo a la socialista Olivia Estévez que “ninguna hembra desfondada le iba a quitar la alcaldía de la Oliva”. No creo que haya en Canarias una sola persona que no le tenga ganas a este sujeto, incluidos sus compañeros de filas, pero debía saber Mariola que denunciar algo tan grave como una violencia de género es tan serio que no basta presentarse en un juzgado y decir “me quiere matar”. No basta y es poco serio, señora. Mayormente porque en estas islas mueren mujeres asesinadas por quienes tanto las quería y que no tuvieron, ni el coraje, ni la ayuda ni la oportunidad ni los medios para hacerlo y que al final pagaron con su vida. Lo de Mariola ha sido una payasada escenificada por una estúpida.
En fin… ya es jodido tener que darle por esta vez la razón a un edil desfondado, desprestigiado, analfabeto y soez como él macho de la Oliva. Qué rabia!. Hay más: a la política Cristina Almeida éste tipejo y su marquesado le dedicó también piropos: “hubiera optado por el celibato si todas las mujeres hubieran sido como ella…”. Este no se ha mirado jamás al espejo. A ver cuándo vamos a poner fin al uso pinturero de falsas denuncias a sabiendas de que no pueden prosperar. La violencia de género y en especial sus víctimas merecen más respeto, especialmente por parte de otras mujeres que usan ese proceso como arma arrojadiza. No me gusta la imagen de Mariola llegando al juzgado de Violencia de Género de Puerto del Rosario, acosada por la prensa, amparada por su nueva pareja e impostando un rictus de dolor que tiene más de interés patrimonial que la huella del daño que dice haber sufrido causado durante 21 años. A otro perro con ese hueso.
«El testimonio de una mujer vale la mitad del de un hombre». El Corán. Para los hombres víctimas de una falsa denuncia, este video les resultará inspirador. http://www.youtube.com/watch?v=8Tz4bbqgge8