A este Gobierno se le han fundido definitivamente los plomos, y nunca mejor dicho en esta ocasión. Fruto de la enésima improvisación de este Ejecutivo, la nueva ocurrencia es la de anunciar una subida del recibo de la luz para, días después, desdecirse casi por completo. Esto es similar a lo acontecido con el impuesto del Patrimonio. Hace un año no se podía hacer en un plis plas (Rubalcaba dixit) y ahora resulta que el que negaba la evidencia se torna en el padre de la criatura.
Evidentemente, tampoco podemos olvidar que dentro de 53 días tenemos unas elecciones generales y que no está el horno para bollos o, concretamente, para que nos toquen más el bolsillo. Habrá pensado el PSOE que ahora toca subir los escaños, no así el coste de los vatios .
El Gobierno, lo que equivale a decir Rubalcaba, sabe que tiene por delante un tortuoso camino hacia las urnas y un incremento de casi el 6% en el recibo de la luz hubiese sido impopular.
Ahora bien, que nadie se haga ilusiones. Esta medida, como las pensiones, se congela, pero la idea es recuperar el nuevo tarifazo a principios de 2012 y entonces igual estamos en peores condiciones de afrontarlo.
Y además existe otro problema, que el déficit eléctrico se incremente aun más y el próximo Ejecutivo sufra una subida de tensión descomunal cuando tenga que hacer frente a una pella económica de muy complicada solución. Ahí veremos cómo nos ajustarán el cinturón o si ya el cinto no da más de sí y nos reventamos como pitas.
La imprevisión ha sido la bandera de los dos mandatos de Zapatero, pero desde luego no se le podrá culpar de despilfarrar mucha luz. Más bien al contrario. Muchas de sus ocurrencias han surgido al amparo del oscurantismo. Y así nos ha ido a los españoles, pero con la diferencia de que las facturas, incluida la de la luz, las hemos pagado nosotros, no él. Y claro, cuando a uno le sale la fiesta gratis es más sencillo despilfarrar esa pólvora ajena.
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