Manuel E. Díaz Noda.-
Hay películas que, independientemente de su calidad, acaban cayendo simpáticas al público simplemente por su falta de
ambiciones. “Destino Final” es uno de estos títulos. Lo modesto de su propuesta, junto con un reparto de actores jóvenes en alza y ciertas dosis de humor negro la convirtieron en un éxito comercial, y abrió la puerta para lo que hasta la fecha han sido cuatro secuelas, todas ellas marcadas por el mismo patrón de la primera.
ANTECEDENTES MORTALES
“Destino Final” se estrenó en el año 2000. Con un presupuesto modesto de 23 millones de dólares, se presentaba como una variación del típico slasher, con un grupo de adolescentes protagonistas siendo exterminados de manera sádica por un asesino sobrenatural. La peculiaridad era que, en esta ocasión, en lugar de optar por un Freddy Kruegger o un Michael Myers al uso, los guionistas Jeffrey Reddick, James Wong y Glen Morgan, se recurría a la Muerte en persona. Los protagonistas eran un grupo de supervivientes de un accidente de avión que se salvaban de morir gracias a la premonición de uno de ellos para posteriormente ver como su vida era reclamada por la parca uno a uno. Al público esta propuesta le resultó novedosa y fresca, y la película recaudó más de 50 millones de dólares sólo en Estados Unidos. A pesar del éxito de la cinta sus secuelas han optado por seguir manteniendo un presupuesto austero siendo la cuarta parte la más cara de las cuatro películas con un coste de 43 millones (curiosamente, tres más que la quinta, actualmente en cartelera), una inversión que, hasta ahora, no ha sido difícil de recuperar en taquilla. Esta viabilidad económica sigue manteniendo a la franquicia no como una de las más taquilleras, por supuesto, pero sí como una apuesta segura por parte de los productores, quienes con una inversión moderada para los parámetros de Hollywood consiguen unos nada despreciables beneficios.
La primera película de la serie estaba dirigida de manera eficiente y sin pretensiones por James Wong, guionista de amplia experiencia televisiva, cuya única experiencia previa tras la cámara había sido un episodio de “Expediente X”. Wong supo generar una curiosa cinta de suspense, apoyada en algunas sangrientas secuencias que llamaron la atención por la originalidad de su planteamiento. Cuando el estudio quiso continuar la serie en vista de los notables ingresos económicos en taquilla, el cineasta se encontraba enfrascado en la realización de “El Único”, cinta de artes marciales a mayor gloria de Jet Li, por lo que tuvo que rechazar la dirección de la segunda parte, desvinculándose por completo del proyecto. Su sustituto fue David R. Ellis, un veterano director de segunda unidad y experto en escenas de riesgo, que tuvo aquí su gran oportunidad. Ellis llevó a la serie por caminos más exagerados y humorísticos que la primera parte, enfatizando el tono de comedia
negra de la anterior e hiperbolizando las escenas de las muertes. “Destino Final 2” terminó de asentar las características de la franquicia y, con un
presupuesto de 26 millones de dólares, consiguió recaudar en todo el mundo cerca de 90 millones. A partir de aquí los dos directores se fueron alternando, regresando Wong para la tercera entrega y realizando Ellis la cuarta.
El aspecto más llamativo de la franquicia ha sido principalmente las elaboradas escenas violentas, donde se recrea con todo lujo de detalles las complejas secuencias de muerte de los personajes. Aquí podemos encontrar dos apartados diferenciados. Por un lado las explosivas escenas iniciales, y por otro las protagonizadas a nivel particular por cada uno de los supervivientes. Las primeras marcan el tono de cada secuela, al mismo tiempo que suponen el reto de los guionistas por encontrar nuevos escenarios en los que desarrollar un aparatoso accidente. Lo chocante es que nada más empezar la película vemos morir a todos los protagonistas, para a continuación retroceder en el tiempo y escenificar una variante de la misma escena, repetida paso a paso, pero donde, gracias al aviso de uno de los personajes, todos van a conseguir sobrevivir milagrosamente.
Tras ese impactante momento coral del arranque de cada cinta, la historia pasa a continuación a fijar su mirada en las secuencias particulares, cediendo así el protagonismo a cada personaje secundario a medida que el abrazo de la muerte va llegando a los verdaderos protagonistas de la historia, generalmente el receptáculo de la premonición, su novia/o y su mejor amigo/a. Ya en la primera película James Wong apostó por dar
toda la relevancia de la cinta a estas secuencias, donde se combinaban al mismo tiempo situaciones cotidianas y asesinatos sangrientos. Posteriormente, en “Destino Final 2” Ellis optó por inflarlas hasta convertirlas casi en exagerados anuncios de seguridad laboral y doméstica. Lo desproporcionado y alambicado de las secuencias de Ellis hizo que a partir de la primera secuela se perdiera ese cierto realismo que Wong quiso aportar en la cinta original, pero el cambio acabó gustando al público de la película, quien aplaudió su desprejuiciado humor negro. En “Destino Final 3”, Wong intentó regresar a la pauta marcada por él mismo en la primera entrega, con un mayor uso del suspense y suavizando el tono paródico de la anterior, aunque con resultados mediocres. Tampoco Ellis supo aportar nada nuevo en la cuarta entrega, la más floja y plana de toda la serie, donde si bien se echaba mano de la moda del 3D para ofrecer escenas más juguetonas, la enésima reiteración de la fórmula resultaba ya rancia y desgastada.
Otro de los aspectos en los que más énfasis se ha querido hacer película tras película ha sido en el reparto de actores. En la primera cinta, se procuró contar con una hornada de jóvenes actores, rostros frescos y desconocidos por el público, con los que se quería presentar la siguiente generación de estrellas de cine. Demon Sawa, el protagonista de esta historia gozó de un cierto periodo de bonanza gracias a este éxito y al de
su película inmediatamente anterior, “La Mano del Diablo”, sin embargo su estrella se esfumó sin apenas darle tiempo a disfrutar de la fama. Más suerte tuvo su partenaire, Ali Larter, quien no sólo es la única intérprete con un papel protagonista en participar en dos películas de la serie, sino que además ha sabido alternar el éxito en el cine con la televisión, gracias a títulos como “Un Rubia muy Legal”, “American Outlaws”, “Resident Evil Extinction” o, especialmente, la serie “Héroes”. Algo similar sucedió con Sean William Scott. Antes de participar en “Destino Final” saltó a la fama con su papel de Steve Stifler en “American Pie”. Posteriormente se le ha visto repitiendo el mismo modelos de personaje en títulos como “Colega, ¿Dónde Está mi Coche?”, “Dos Chalados y Muchas Curvas” y “Mal Ejemplo”.
En la segunda parte la apuesta fue por A.J. Cook, actriz con cierta experiencia en películas de terror de serie B (“Wishmaster 3. La Piedra del Diablo”, “Ripper. Llamada desde el Infierno”), quien posteriormente ha dirigido sus pasos hacia la televisión, siendo una de las protagonistas de la serie “Mentes Criminales”. Más experimentado era Michael Landes, con una amplia trayectoria televisiva que había comenzado con 17 años en 1989 con la serie “Treintaytantos” y a la que siguieron “Aquellos Maravillosos Años” o “Lois y Clark. Las Nuevas Aventuras de Superman”. Otros
nombres de esta segunda entrega fueron la actriz Keegan Connor Tracy, también abonada a multitud de series televisivas, o Terence Carson, quien se ha convertido en el encargado de sustituir a Samuel L. Jackson en el papel de Mace Windu de “La Guerra de las Galaxias”, en los diferentes videojuegos y los episodios de la serie de Animación “Las Guerras Clon”, en los que ha aparecido este personaje.
Para la tercera entrega se contó como protagonista con Mary Elisabeth Winstead, actriz que ya había aparecido en “The Ring 2”, participando posteriormente en “Death Proof” a las órdenes de Quentin Tarantino y en “La Jungla 4” donde interpretó a la hija de John McClane y a la
que, próximamente, podremos ver como protagonista en la precuela del clásico de John Carpenter “La Cosa”. A su lado encontrábamos Ryan Merriman, un joven actor de notable parecido físico con un joven Tom Cruise y que nuevamente llevaba ya una larga trayectoria en televisión, donde empezó su carrera a la edad de 10 años, pasando por episodios de series como “El Cliente” o “Smallville”.
El reparto de la cuarta entrega seguía apostando por jóvenes y atractivos rostros llegados principalmente de la televisión. Con apenas experiencia delante de la cámara, el papel protagonista fue para Bobby Campo, visto previamente de manera fugaz en series como “Greek” o “Mental” y cuya carrera posterior tampoco ha sido especialmente destacable. Le acompañaban Shantel VanSanten (de la serie “One Tree Hill”), Nick Zano
(visto también en la pequeña pantalla en “Siete en el Paraíso”, y que sí ha tenido mayor trayectoria posterior gracias a las series “Cougar Town” y la nueva versión de “Melrose Place”) y Haley Webb, en los papeles principales.
En cualquier caso la presencia más siniestra de toda la franquicia ha sido la del actor Tony Todd, quien en la primera entrega hizo una fugaz aparición como Mr. Bludworth, el forense que da pistas a los protagonistas sobre los métodos de la muerte, un papel que ha repetido en Destino Final 2, 4 y 5, además de ponerle la voz a la Muerte en tercera entrega de la saga. Todd se ha convertido en todo un actor de culto en el género fantástico desde que en 1990 Tom Savini le diera uno de los papeles protagonistas de su remake de “La Noche de los Muertos Vivientes”. Posteriormente, le hemos podido ver como “Candyman”, y en breves apariciones en múltiples series de televisión, como “Star Trel. La Nueva Generación”, “Hercules”, “Xena.La Princesa Guerrera”, “Chuck” o “24”.
Curiosamente, “Destino Final 4” se presentaba como la última de la serie (de hecho el título original de la película prescindía de numeración para apostar directamente por un “The Final Destination”), sin embargo, y a pesar de los pobres resultados artísticos, la cinta acabó siendo la más
taquillera de la serie, de ahí que la productora enseguida reactivara los motores para poner en marcha una quinta parte, aunque eso sí, con un nuevo realizador y un ligero recorte de presupuesto con respecto a la anterior.
“DESTINO FINAL 5”
El encargado de dirigir la nueva película ha sido el debutante Steven Quale, hasta ahora conocido principalmente por su labor asistente de producción, director de segunda unidad y supervisor de efectos especiales en cintas de James Cameron como “Abyss”, “Terminator 2”, “Titanic” o “Avatar”. Ambos también habían codirigido el documental “Aliens from the Deep”. Quale ha optado por acercarse más a la línea marcada por James Wong, el creador original de la serie y director también de la tercera entrega, potenciando el suspense por encima del humor negro y desproporcionado que utilizó David Ellis, el autor de la segunda y cuarta entrega.
En lo referente al reparto, se mantienen también las pautas de las cintas anteriores, es decir, un casting de jóvenes rostros. Los roles protagonistas son para Nicholas D’Agosto, visto en la segunda temporada de la serie “Héroes”, y Emma Bell, de cierto éxito en
televisión gracias a su papel en la serie “The Walking Dead”, ambos interpretan a una pareja en crisis para los que el accidente puede suponer una segunda oportunidad en más de un sentido. Les acompañan Miles Fisher (segundo actor en la franquicia en imitar al Tom Cruise de la década de los 80 tras el Ryan Merriman de la tercera entrega, aunque en el caso de Fisher se trata de una constante, como ya demostrara en “Superhero Movie”), Ellen Wroe, Jacqueline McInnes Wood (una joven actriz de atractivo muy similar al de Megan Fox, conocida por su rol de Steffy Forrester en el veterano culebrón televisivo “Belleza y Poder”), P.J. Byrne (recurrente secundario en cine y televisión, al que este año podremos ver también en un cómico papel en “Cómo Acabar con tu Jefe”) y Arlen Escarpeta (quien cubre la cuota racial de la película y se enfrenta nuevamente a una muerte violenta después de haber sido una de las víctimas de Jason en el remake de “Viernes 13” de Marcus Nispel). Las incorporaciones más veteranas al reparto son David Koechner (humorista surgido de la cantera del “Saturday Night Live” y visto en películas y series como “Superagente 86 de Película”, “The Office”) y Courtney B. Vance (“Ley y Orden: Acción Criminal”, “Flashforward”). Eso sí, el actor con mayor presencia de toda la película sigue siendo el magnífico Tonny Todd, que repite breve aparición como el forense William Bludworth para advertir de manera muy siniestra a los protagonistas.
Por supuesto, el mayor interés de la puesta en escena de Quale se centra una vez más en la escenificación de las escenas violentas, desde el impactante derrumbe del puente colgante que abre la cinta, una de las secuencias más logradas de toda la serie, hasta las muertes individuales de cada uno de los personajes supervivientes a la catástrofe inicial. De estas últimas destaca por su elaboración las tres primeras, donde la tradición de esta franquicia de aunar múltiples factores de manera intrincada para llegar a la muerte del personaje ofrece algunos momentos realmente chocantes, como el aterrizaje forzoso de la atleta Candice (Ellen Wroe) o los primerísimos planos de la cirugía ocular de Olivia (Jacqueline McInnes Wood). Aunque, como hemos comentado, se apuesta más por el suspense que por la comedia macabra, la cinta no está carente de humor negro, especialmente en lo referente a los personajes de Issac (P.J. Byrnes) y su bochornosa muerte en una camilla de masaje, y Dennis (David Koechner), el patético jefe de todos ellos. Por otro lado, el uso del 3D suma elementos de interés a la película. Nada especialmente innovador, pero sí lo suficientemente juguetón y morboso como para aportar un mayor atractivo a las secuencias violentas y, sobre todo,
a unos títulos de crédito iniciales que sólo se pueden disfrutar en su justa medida con las gafas estereoscópicas.
“Destino Final 5” sufre de los mismos hándicaps de las secuelas anteriores, la repetición de la misma fórmula hace que se pierda originalidad y suspense. Todo resulta muy previsible para el espectador que ya conoce la franquicia y, en lo referente a los personajes, estos apenas tienen suficiente desarrollo como para que nos preocupemos por si viven o mueren. Sobre todo en lo referente a los altibajos romántico de la pareja protagonista o el supuesto conflicto moral de Peter (Miles Fisher) tras la muerte de su novia y ver la suya cercana. El guión simplemente se encarga de darnos un esbozo de cada uno de ellos, con un par de características que luego van a formar parte del juego de la muerte, pero poco más. Por otro lado, esta quinta entrega, si bien se ve favorecida por la puesta en escena de Steven Quale, también muestra un progresivo desinterés a medida que avanza la historia. Una vez eliminados todos los personajes “carne de cañón” de la trama, el desenlace resulta apagado y carente de atractivo. El resultado final es superior a la tercera y cuarta entrega, pero sin poder ocultar el cansancio de una fórmula que empezó siendo original e innovadora, pero que a base de sobreexplotación ya ha perdido aquello que la hacía fresca y diferente.
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