¿Qué podemos esperar a estas alturas del Gobierno de España? Nada, absolutamente nada, a no ser una vacuidad en sus propuestas y una burla constante y permanente a la inteligencia de los españoles. Las dos legislaturas de Rodríguez Zapatero se han caracterizado justamente por eso, por la tomadura de pelo a los ciudadanos y a los grupos parlamentarios, incluso al propio PSOE, donde en más de una ocasión el presidente del Ejecutivo ha dado la puñalada trapera a sus propios compañeros, lo que dice mucho de este mediocre funcional, intelectual y moral.
Lo que ha hecho ZParo con lo de poner un techo constitucional del déficit es una muestra más de la nulidad de ideas de un gabinete de arribistas, de personas sin la más mínima cualificación, verdaderos sectarios del sistema, miembros (y miembras) con menos luces que las bombillas chinas del ministro Sebastián y que, cuando se ven ya totalmente a la deriva, no tienen empacho ni vergüenza en hacer suyas iniciativas que no sólo no lo fueron, sino que además se cachondearon de ellas durante un tiempo. Lo malo para estos parásitos es que la hemeroteca, la fonoteca y la videoteca dejan mucho más que un leve rastro y han puesto en su lugar al inquilino monclovita y al candidato del PSOE, el singular Rubalcaba.
Estos dos personajes trataron poco menos que de chiflado a Mariano Rajoy cuando hace más de un año propuso que se hiciera por mandato constitucional lo de poner un límite al déficit. El inútil de Zapatero tuvo su momento de gloria para mofarse de la propuesta del líder conservador al tildarla de ‘original’, en un sentido peyorativo, claro, y de que no habría tiempo para esa reforma en la Carta Magna. Días después era el entonces vicepresidente primero y ministro del Interior quien hacía su chanza peculiar diciendo que el presidente de los conservadores se creía que esto se hacía en un plis plas. Pues bien, un año y pico después los hechos dan la razón a uno y se la quitan a ese peculiar dúo Calatrava o los hermanos Sacapuntas (más bien Sacacuartos).
De todas maneras, no nos vamos a alarmar a estas alturas de la película de los bandazos y de las contradicciones supinas de este Gobierno. Quien no iba a hacer recortes sociales, así se lo dijeran todos los expertos económicos españoles, acaba cogiendo no una tijera, sino una podadora para acabar con prestaciones a los parados, congelación de las pensiones, reducción de un 5% de los salarios a los funcionarios, fin del cheque bebé, etcétera. O qué decir de su radical anticlericalismo y luego, en cambio, pierde la dignidad con tal de estar en el desayuno de oración de Obama o hacerse la foto con Benedicto XVI. Así funciona este Ejecutivo, lástima que las gracietas no acabarán hasta el 20 de noviembre.
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