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Un año más, la convocatoria de Psicólogos Internos Residentes (PIR) en Canarias no se ajusta a las necesidades de psicólogos en las islas, ni el examen al temario propio de la especialidad.
Por una parte, los 4.073 aspirantes para 208 plazas en todo el país, pone en evidencia la dificultad de optar a una plaza de formación para la especialidad de psicólogo clínico, mientras que en Canarias la realidad aún es peor, puesto que se viene repitiendo en los últimos años que solo se convocan cuatro plazas PIR, dos en hospitales de Tenerife y dos en Gran Canaria.
La Comisión de Docencia de Tenerife lleva años solicitando al Ministerio más plazas PIR, porque consideran que tendrían que salir cuatro para Tenerife y cuatro para Gran Canaria. Pero, una vez más, se ha denegado el aumento.
En cuanto al examen PIR celebrado este sábado, 21 de enero, la sensación de los psicólogos y psicólogas aspirantes fue de injusticia porque valoran que cada vez hay menos preguntas puramente clínicas y hay una mayor presencia del modelo biomédico. Además, se hicieron preguntas de manuales que no son de referencia en la preparación del PIR.
A esta queja se unen los decanos y decanas de los colegios de psicología de todo el país, que consideran injusto tanto el número de plazas como que el examen no responda a un programa claro sobre aspectos psicológicos.
En el caso de las islas, según información facilitada a este Colegio, se está incorporando la atención psicológica en Atención Primaria con psicólogos con habilitación sanitaria porque no hay psicólogos clínicos disponibles. Los especialistas PIR en la red primaria son minoría. Cabe añadir que los psicólogos clínicos en formación rotan dos meses en los centros de salud como parte de su formación de cuatro años.
Los psicólogos sanitarios bien pueden atender la mayoría de malestares que suelen llegar a las consultas de Atención Primaria, como ansiedad, estrés o depresión, dependiendo del caso, y para derivar al profesional en la atención especializada, pero hay que advertir de que se necesitan más psicólogos clínicos para atender a una población con problemas crecientes de salud mental, en un contexto de crisis postpandemia, de incremento de determinados trastornos (conducta alimentaria, ideación suicida…), sin obviar que cada vez son más jóvenes, niños y niñas quienes requieren de esta atención psicológica especializada pública, a tiempo y sin largas esperas.
Recordamos que impulsar la atención psicológica universal y gratuita en el sistema público de salud no solo es una urgencia en cuanto a la salud integral de las personas, sino que además supone un ahorro de costes para el propio sistema y evita la sobremedicación de pacientes que acuden a Atención Primaria.
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