Impacto. Para explicar qué es un impacto ambiental se recurre al huevo frito: representa la irreversibilidad de las acciones humanas, cualquiera, aquella que se pretende evaluar. Afirman los teóricos que una vez roto el huevo resulta imposible retornar a su estado anterior. La idea se fundamenta en que un huevo no se puede reconstruir como ejemplo incontestable de un proceso irreversible. Una conclusión que el evaluador ambiental castiga porque la doctrina interpreta que una de las condiciones que debe cumplir aquello que el hombre maligno realice sobre el territorio debe ser la posibilidad de darle marcha atrás.
Inasumible. Con la emergencia volcánica de La Palma circula la opinión respecto a lo estupendo que nos hubiera venido disponer de una carretera por la costa que uniera el sur del Valle de Aridane con Fuencaliente, salvación del turismo y la agricultura de La Bombilla, Puerto Naos y El Remo. Y es verdad. Y estuvo proyectada. Alguien con el poder suficiente –personas de carne hueso que podríamos identificar– pensó en 1987 que no, que aquella obra supondría un impacto ambiental inasumible. Atravesar esos tres kilómetros de ladera con su falso túnel produciría un impacto ambiental irreversible (como al huevo frito) y la manera más simple de impedirlo fue incluir la fajana de El Remo y los riscos de Tamanca como espacios naturales en la ley que aquel año fijó los límites de todas esas figuras de protección por toda Canarias. Si no se puede, no se puede.
Planeta. Si en la ladera de la playa de Los Guirres se hubiera construido una carretera de características similares a esa hacia el sur que ahora nos vendría tan bien, habría sido engullida por la colada del volcán, sin piedad, sin preguntar si el impacto ambiental de su ejecución resultó ser significativo. El observador avispado sabrá que por allí pasaba una carretera porque sus extremos libres la delatarían, solo por eso, porque bajo el manto de fuego el asfalto se habría fundido con la roca magmática hasta la eternidad. Cuando pasa el volcán, el huevo y el huevo frito corren la misma suerte. La irreversibilidad y la magnitud de un impacto ambiental a escala del humano individual tienen sentido distinto que para el planeta Tierra que gira inexorable sobre su eje por esta galaxia de segunda clase, al cual nuestras tribulaciones no le importan nada de nada.
Mareas. Una lección de humildad para la que no hacía falta tanto castigo. El volcán enseña a los humanos individuales –expertos teóricos, legisladores y otras personas influyentes– nuestra posición en el universo, la condición efímera de la actividad humana y la irrelevancia de nuestra existencia. Quienes como a mí nos gusta la playa, sabemos que da igual lo grande que te afanes con la estructura de arena cuando baja la marea: resistirá a las primeras olas pero al día siguiente será imposible detectar vestigio alguno.
–Explícate, Zurita, ¿a dónde quieres llegar?, entonces, ¿que valga todo?
Prioridad. Las decisiones de la ordenación del territorio en un estado de derecho que protege la propiedad del suelo tienen interés económico. Que sobre mi propiedad permitan construir viviendas me hace más rico con independencia de si finalmente se construyen o me la expropian para pasar una calle. Que mis antepasados permitieran ciertos usos condiciona su valor actual, si mantuvieron la actividad agrícola vale menos que si facilitaron asentamientos urbanos. Que yo sea cuñado del redactor del plan puede ser bendición o maldición, según sus propias dudas morales. Quiero decir que cuando haya que repensar La Palma tengamos en cuenta el bienestar de las personas como fin último de todo aquello que se proponga.
Añade un comentario