Tener un propósito le da sentido a la vida. Un propósito válido siempre concierne a los demás, un propósito en aquello que hacemos a diario, en las aventuras que emprendemos, en nuestros pequeños gestos…
Pilar, mi tía, quiso que explicara lo bien atendida que estuvo sus últimos días en el Hospital de Ofra, con exquisita profesionalidad, que contara la compresión y el cariño recibidos de personas extrañas que dejaron de serlo, quiso que se supiera, que fuera publicado.
Que hablara de esos trabajadores anónimos -no para ella ni para los demás enfermos a su cuidado-, que cumplen, que cumplieron con ella sobradamente el propósito de facilitar los últimos momentos de su enfermedad.
Pilar, mi tía, falleció ayer. Ella también vivió fiel a un propósito: fue un persona buena que repartió amor a todos los que tenía su alrededor, fue muy querida y tuvo una vida plena.
Quiso ofrecer un homenaje de reconocimiento y agradecimiento: muchas gracias de corazón de parte de Pilar.
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