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Fuenterrabía – Hondarribia
Mi viaje comienza realmente un día antes.
473 kilómetros separan Madrid de Hondarribia.
Luego de algunos pequeños problemas de orientación debidos a la afición de algunas gentes a cambiar los nombres a todos sus pueblos y ciudades, llego a Hondarribia.
Si esperas encontrar algún cartel indicando Fuenterrabía, la cosa se complica. Los nombres en castellano y en euskera no parecen ser lo mismo. (Vitoria – Gasteiz, Pamplona – Iruña, San Sebastián – Donostia…)
Mención especial merecen las indicaciones en las autopistas.
Adivinas los peajes porque están en medio de tu trazada natural, como si los hubieran puesto a propósito.
Las áreas de servicio son otra historia.
“Zerbitzungunea”.
Cuando consigues pronunciar (dentro del casco) semejante palabro, te has pasado de largo la cafetería, la gasolina, el pitillo y el retrete si encarta.
De modo que te toca esperar a la siguiente Zerbintzungunea y rezar para no volver a confundirla con algún pueblo de Álava y llegues a Guipúzcoa sin tomar café, en reserva, con el síndrome de abstinencia amenazándote y con serios problemas de próstata…

Hojas de reclamaciones
Ya es tarde para comer.
No lo acabo de entender, son las tres y cuarto.
Por lo visto en Euskadi se manejan con horarios distintos a los del resto de la península.
(Una hora menos en mis Islas).
Recalo en el Parador de Turismo próximo al hotel, seguro que allí, por lo menos, me dan un bocadillo de chistorra… O así.
Me recibe en recepción una señorita amabilísima y muy compungida, me cuenta que el restaurante ya está cerrado pero que puedo pasar a la cafetería y que allí me atenderán encantados.
Antes de sentarme en una de las mesas de la cafetería ya he desechado la idea de la chistorra. Con que me hagan un sandwich mixto me conformo. (Y mira que me dan asco esos inventos…)
Toda la simpatía y amabilidad que tenía la recepcionista le falta al camarero de la cafetería.
Al cerril camarero que pareciera estar pegado con buena cola a una banqueta tras la barra.
No tiene la más mínima intención de levantarse de su asiento y atendernos a una pareja de ingleses entrados en años y a un servidor.

Pasada media hora, la citada pareja viendo la profesionalidad del pollo, decide pedirle las temidas Hojas de Reclamaciones.
Pues ni así.
No sólo no se las dio, sino que lo que les trajo es aquel papel que informa de que el establecimiento en cuestión está obligado a presentar las cochinas hojas a quien las solicite.
Por supuesto el papel está escrito en un euskera precioso.
Les entrega lo siguiente:
“Nahi duenak euskaragarri ditu erreklamzio-orriak”
(Después de mucho esfuerzo y con la inestimable ayuda de la señorita de recepción, me enteré de que traducido a lo que hablamos todos, es:
“Existen hojas de reclamaciones a disposición de quienes las soliciten”.)
Los ingleses, con un ojo para Londres y el otro para Bristol, se quedaron tan blancos que se fueron sin almorzar.
Bastante tuve yo ayer con las Zerbitzunguneas de las autopistas como para darle importancia a este pequeño problema idiomático.
Las Bellezas de Lekeitio
Es de sobra conocida la belleza de algunas mujeres del País Vasco.
Quizá por la dureza en sus rasgos, quizá por lo afilado de sus mentones y narices. En definitiva, tan bellas como otras tantas mujeres que pululan por el resto de España.
Vengo observando de un tiempo a esta parte cómo se ha extendido entre algunas vascas, una curiosísima moda que empieza por un corte de pelo imposible y acaba en unos calcetines con colores balísticamente improbables.
En el Faro de Santa Catalina, Lekeitio, hay una pequeña taberna regentada por dos de estas bellezas.
Lo primero que te choca es lo asimétrico de sus peinados.
A la derecha de sus cabezas (ambas mozas deben compartir estilista), les nace y les cae una mata de pelo lacio y perfectamente planchado hasta, más o menos, la mitad de la distancia que separa el cuello de la oreja de estribor, tapándola completamente. Se quiere parecer al famoso peinado del no menos famoso Oneto.
La oreja de babor en cambio, queda completamente al aire, sobre una zona rasurada al efecto y donde no es difícil ver el cartílago que une el belfo a la susodicha oreja.
La combinación de ambos lados produce no pocas sensaciones.
Desazón, pasmo, curiosidad, espanto… y por qué no decirlo, aquel sentimiento primario y común a todos los mortales que es el desprecio.
Desprecio no a ellas, sino al sinvergüenza del peluquero que les ha hecho semejante apaño.
En otra época, no muy lejana, por bastante menos, le hubieran puesto unos grilletes para acto seguido, exponerlo en cualquier plaza pública para solaz de zagales y escarnio de él mismo y de su familia.
Hacia abajo y mucho antes de llegar a los zapatos, observas que todas utilizan el color negro como base. Jersey y pantalón, la falda no la trabajan, no pueden ser más tristes.

Todo se arregla, deben pensar, con la llegada a los calcetines, medias o “pelotardos”.
¡Qué explosión de color!
Siempre a rayas horizontales, tantas como los colores del espectro.
El resultado es descorazonador. Y es que con semejante presencia llegan a conseguir todo lo contrario a lo deseado:
No inspirar un mal pensamiento, o lo que es peor, ser la misma antítesis de la lujuria.
… Aunque sean de Lekeitio.
Algunas traducciones
Dicen que el Euskera tiene unas ciertas similitudes con otro idioma que se habla allá por los Urales.
No lo sé…
Lo que sí sé, es que con un poco de imaginación, algunas traducciones no resultan tan exóticas.
Pongo algún ejemplo y que cada cual opine lo que crea conveniente.
Frontón – Frontoia
Auditorio – Auditoriuma
Turismo – Turismoa
Aeropuerto – Aireportua
Parking – Aparkalekua
Duchas – Dutxak
Taxi – Taxi
Baños públicos – WC publikoak
Museo – Museoa
Policía – Polizia
Gasolinera – Gasolindegia
Correos – Poste
Información turística – Informazio turistikoa
Parque ecológico – Parke ekologikoa
Parque natural – Parke naturala
Parque a secas – Parke a sekoa
Centro comercial – Merkatal centrua
Biblioteca – Liburutegia
Al final no parece tan compleja la cosa…
Finalegia no paretxe ans completxitxac la ojetotxoak…
Continuará, como no puede ser de otra forma o “maneralegia”…
Willy Sloe Gin – @entremapasycandiles
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