Vivimos en la cultura de la queja, asumimos el fracaso que nos toca sin dar valor a los éxitos que también se han producido en los últimos años. Hace tan sólo diez, había 160 millones más de personas que pasaban hambre de las que hay ahora. Y hace treinta, eran 250 millones más. Las cifras de personas subalimentadas en el mundo se redujeron casi a la mitad en el periodo de 35 años que va de 1990 a 2015, según los datos de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
Uno de los grandes éxitos de este siglo XXI ha sido la práctica desaparición del hambre como causa de mortandad en América Latina, en las regiones oriental y sudoriental de Asia, en el Cáucaso y Asia central, y en el África septentrional y occidental. Las lagunas de ese éxito, están en algunos territorios de Asia meridional, la parte norte de Oceanía, el Caribe y el África austral y oriental, donde la subalimentación sigue siendo endémica.
La revolución verde en los cultivos, una mejor logística de distribución y el crecimiento de la economía resultaron determinantes para acabar con las hambrunas cíclicas en los países en vías de desarrollo, pero en las zonas donde la agricultura minifundista sigue siendo la principal actividad, el progreso ha sido más lento.
Catástrofes naturales, guerras y crisis, con su correlato de migraciones y abandono de los plantíos, agravan la situación y mantienen la cuenta fatídica del hambre en el planeta en torno a 700 millones de personas subalimentadas. Una de cada diez. Entran en la cuenta millones de ciudadanos de naciones antaño ricas, como Venezuela, y millones de vecinos de las ciudades del tercer mundo.
El presumir el respeto incondicional https://sinmordaza.com.co/el-presumir-el-respeto-incondicional/
SOLO SE PUEDE RESPETAR CON CONDICIONES ÉTICAS, PUES OTRA COSA YA ES ERROR CONSCIENTE O INCONSCIENTEMENTE.