FIRMAS Joaquín 'Quino' Hernández

El bar de Pepe | Ser y sentir socialismo | Joaquín Hernández

Cuando en los albores de la década de los años 70 del pasado siglo, los socialistas españoles nos preguntábamos cuando terminaría la pesadilla de la dictadura, no suponíamos que 43 años después de su muerte Francisco Franco aun estaría siendo protagonista de la vida e historia de los españoles.

Todo parece que ha cambiado, pero todo sigue igual, incluso en aquellos socialistas, hechos a partir del año 1982, cuando Alfonso Guerra, al ganar las primeras elecciones el Psoe,  dijo la ya famosa frase “a este país no lo va a conocer ni Dios”, se supone querría referirse a un nuevo sentido de la vida de los españoles, anteponiendo, ante todo, el sentimiento solidario que los socialistas habíamos demostrado en la clandestinidad.

Los logros sociales fueron evidentes, lo mejor la universalización de la sanidad pública, la reforma laboral y las mejoras de los convenios colectivos, la educación pública haciendo llegar a los colectivos menos favorecidos la cultura y la posibilidad de alcanzar la universidad para todos, con las mismas oportunidades, con becas que posibilitaban, a las clases con menos recursos, estudiar cualquier carrera, algo insólito en la España de la dictadura.

Si, algo cambió y también se produjo la sorpresa, el asombroso hecho de empezar la corrupción partidista, el enchufismo, el amiguismo, el cohecho, la estafa y la malversación de fondos, el Psoe fue pionero en demostrarnos que había otra clase de socialistas infiltrados entre las mallas legales de nuestra carta fundacional. Por aquel entonces, el dossier de Juan Guerra, hermanisimo de Alfonso Guerra, con su despacho en la Junta de Andalucía, cobrando comisiones por “tramitar papeleos” entre “amigotes y empresarios” acabó con la vicepresidencia del honesto socialista del Congreso de Suresnes, luego llegaron nuevo “dossieres” con el caso Gal, la financiación irregular de lo casos Filesa y Time Sport, la disposición de dineros de fondos reservados para regalos entre amigotes (Corcuera), Luis Roldan,  etc. etc. etc.

Alfonso Guerra empezaba a tener razón : “A España no la conocía ni Dios!”, sobre todo a los “nuevos tecnocratas” disfrazados de socialistas de “toda la vida” como Boyer, Bono, Enrique Barón y media docena más, entre los que se encontraba Luis Carlos Croisier, Manuel Chavez y José Antonio Giñan, ambos con el mismo ministerio, Trabajo y Seguridad Social.

No, los antiguos socialistas, los verdaderos que corrieron delante de los “grises” a excepción de Javier Solana, muy pocos, de los que estaban en la poltrona del gobierno socialista de Felipe Gozález y posterior de José Luis Zapatero, lo hicieron.

«Cuando un joven te dice que con Franco se vivía en una cárcel, tiene razón, pero no pagábamos hacienda, el gobierno construía viviendas sociales, los alcaldes y concejales no cobraban, el paro no llegaba al 5%, la seguridad social del trabajador estaba cubierta, así como la de su jubilación, la corrupción existía, pero a unos niveles muy bajos y el que la hacía la pagaba con la cárcel, la justicia franquista funcionaba con juicios sumarísimos y consejos de guerra en el caso de terrorismo. O sea, Franco era un cabrón, pero con él se comía más y mejor.»

Estás palabras dichas por un comunista de toda la vida con 80 años y 60 de militancia en el partido comunista, te deja pensando ¿cómo es posible que esta gentuza de mierda haya llegado a tal nivel, para que los comunistas de toda la vida añoren a Franco? es increíble.

Con Franco vivían mejor los fascistas, los falangistas, las mujeres de la sección femenina, algunas de ellas se camuflaban entre el entramado de la JONS (Junta Ofensiva Nacional Sindicalista) y juraban en arameo por tal de llevar a su familia el sustento necesario.

Ser de izquierda, homosexual, masón, o judío en la España franquista, significaba, en el mejor de los casos, la cárcel o el paredón.

¿Qué es lo que ocurre? ¿por qué un histórico, o los históricos socialistas, comunistas, de izquierda, la gente que vivieron la España “negra”, comparan la España del siglo XXI con la España de la mitad del siglo XX con un dictador en poder?

La respuesta la tenemos en la corrupción, en la lentitud de la justicia, en los agravios sufridos y que siguen sufriendo el mundo obrero español, en la penuria en la que viven nuestros mayores, que ven como han trabajado y luchando toda su vida con la ilusión de crear una patria para todos.

Porque esta gente, (que ahora está manifestando su descontento por unas pensiones ridículas, que apenas les llega para poder comer y que, además, sirven para paliar las penurias de hijos y nietos) son los que lucharon para lograr una democracia, son los que arriesgaron sus vidas y la de sus familiares en pro de una España mejor que la que a ellos les tocó vivir más de la mitad de sus vidas.

Los políticos y la corona son los culpables directos de desencanto, de tanta añoranza a tiempos pasados que esperamos no vuelvan jamás.

Ser y sentir socialismo no significa tener cerrados los ojos, ni siquiera la obediencia plena, si así fuera estaríamos repitiendo la historia de la dictadura. Ser y sentir socialismo es ser critico con  todo lo que creas que va en contra de la solidaridad obrera, en expresar tu opinión libremente. Ser y sentir socialismo no es apesebrarse, no es ir en manada borreguil, es trabajar, disentir, aprobar, todos a una pero sin uniformidad, que las palabras no sean huecas.

“Sois socialistas no para amar en silencio vuestras ideas ni para recrearos con su grandeza y con el espíritu de justicia que las anima, sino para llevarlas a todas partes”.

Pablo Iglesias Posse.

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